La hoja del álamo

La hoja del álamo

[bctt tweet=» Para tí, para los que ahora estamos dejo esto dos versos de La hoja del Álamo del poeta Giorgios Seferis, que hago míos, que quiero sean para tí, que quiero hagan suyos todos los que lo deseen » username=»crisolhoy»]

 

 

 

LA VIDA BREVE

 

                                                            * Para Paloma Alonso Muller (1989-2013).

Paloma, quiero dedicar en tu memoria este poema que aquí debajito dejo. Me encontré de pronto con que todo mi pensamiento hoy este día eras tu y no las cosas de las que me proponía escribir apenas ayer. De cualquier manera las líneas que tenía pergeñadas para la colaboración, iban también tocando de alguna manera esas cosas alrededor de lo que tanto nos preocupaba y lo que tanto amabas de este mundo, de esta vida peregrina qué te dió y a la que diste tanto. –malgretout-, había dicho Contreras.

Vivimos hija mía tiempos de flagelos y precariedades, también de lucha.  En fín, se me fueron los temas de la agenda periodística y la mañana siguió, sigue dando vueltas alrededor de tí: 

Tú en el estanque de la sierra en otoño, sentada en una piedra y mirando la quietud de esos espejos: los pinos, la montaña sagrada o solo mágica, el silencio ocre y ritual de noviembre. O tú en casa esuchando a Metallica mientras sobre la cama te esperaba la biografía de Jim Morrison y dormían en el estante los libros de Harry Potter, de Nietzche, de Warhol, «Las flores del mal».

O tú en las calles nocturnas, luz entre las luces, o en los patios del mediodía, vital, sonriente, con la vida andante, llena de mundo. El alborozo de aquel tieimpo. 

Ahí estas, en la sobremesa preguntando por Mozart o hablando de Matisse, o de la fotografía de Bresson o de Tina Modotti. 

 Para tí, para los que ahora estamos dejo esto dos versos del poeta Giorgios Seferis, que hago míos, que quiero sean para tí, que quiero hagan suyos todos los que lo deseen. Hoy que sigo tendiendo tantas preguntas y tan pocas respuestas,


La hoja del álamo

Temblaba tanto que se la llevó el viento
temblaba tanto cómo no se la iba a llevar el viento
allá lejos
un mar
allá lejos
una isla al sol
y las manos aferradas a los remos
muriendo a la vista del puerto
y los ojos cerrados en anémonas marinas.

Temblaba tanto y tanto
la he buscado tanto y tanto
en la acequia de los eucaliptos
en primavera y en otoño
en todos los bosques desnudos
cuánto la he buscado, Dios mío. 

Epitafio

Los tizones en la niebla
eran rosas enraizadas en tu corazón,
la ceniza velaba tu rostro
cada mañana.

Desbrozando sombras de cipreses
te marchaste el otro verano. 

     *Publicado en el diario “Hidrocálido”. / 18.12.2019

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!