El sistema económico global es un enfermo al que cualquier virus puede matar
«Las decisiones tomadas estos días son una nueva patada adelante a un sistema en crisis, a una muerte anunciada, al fin de una era en la que la financiarización de nuestra vidas ha dado como resultado un sistema en coma profundo. Si no es este virus, será el siguiente».
Los rumores, las alertas sanitarias, los estallidos de burbujas o quiebras de pequeños países o conflictos políticos graves siempre habían afectado a los mercados de una manera u otra. Pero que un virus que, de momento, ha matado menos que otras gripes comunes haga tambalear la economía mundial nos indica que quien está grave es ese entramado económico y el sistema que la sustenta
[bctt tweet=»No es posible imaginar ninguna estabilidad política o crecimiento económico sin que el bienestar se extienda a la sociedad en su conjunto,» username=»crisolhoy»]
Y si, el entuerto viene de muy atras y ahora parece que todas las proyecciones que se hicieron en los últimos meses sobre la economía mundial irán a la basura, porque la economía basada en la dictadura del mercado está enferma desde su origen, ese basamento que privilegia sin piedad las ganancias de las empresas y los números macroecónomicos sobre el bienestar y el interes general, sobre la salud y la dignidad del individuo y de la sociedad.
En apretada síntesis resulta ahora que las medidas para revitalizar la economía tras la crisis financiera de hace una década lo único que han conseguido ha sido asistir a la economía como un enfermo al que mantienen en coma a la espera de que alguien encuentre la cura a su enfermedad, pero en tanto, el enfermo es un animal voraz que sigue tragando la sangre y la carne de todo lo que le rodea, sobre todo de aquellos que opongan menos resistencia a sus dentelladas.
Hoy, la FED baja los tipos de interés, el BCE anuncia que está preparado para tomar medidas, pero esta enfermedad parece no tener cura. La economía ya estaba enferma, el coronavirus solo es una prueba, y apenas se extiende por el mundo las élites financieras la adoptan como coartada perfecta para esconder una enfermedad terminal que solo se mantiene a base de un dopaje contínuo.
Seguimos en un mundo maltrecho lleno de acontecimientos preocupantes que nos llevan a pensar que este padece un desajuste de máxima envergadura y, además, en varios ámbitos al mismo tiempo: desajuste climático, desajuste geopolítico, desajuste intelectual, desajuste financiero, desajuste ético,etc.
No es posible imaginar ninguna estabilidad política o crecimiento económico sin que el bienestar se extienda a la sociedad en su conjunto, es decir, sin que las coberturas de salud y las oportunidades sociales sean iguales para todos
Se sabe desde hace años que la pobreza y la salud al estar vinculadas crean un círculo inmisericorde donde la principal evidencia es que los pobres tienen más problemas de salud y por consecuencia serán los primeros en caer en la demencial carrera de los mercados y las ganancias exhorbitantes que demanda el monstruo. No importa la distribución de la riqueza entre la sociedad sino el ingreso absoluto de los bancos y las grandes corporaciones, cueste lo que cueste, caiga quien caiga,
«Al igual que algunas gripes, los enfermos, bajos de defensas y atiborrados de antibióticos, son los que tienen un mayor riesgo de ver como su salud colapsa. Así se encuentra ahora mismo la economía mundial: enferma. Ni todas las recetas del FMI o el Banco Mundial, ni las transfusiones de dinero de Draghi y Lagarde, ni las medicinas alternativas de China son capaces de sanar una economía que ya no encuentra dónde expandirse, dónde extraer nuevas rentas, dónde ganar algo de tiempo. El sistema económico global es un enfermo al que cualquier virus lo puede matar». Yago Alvarez/ https://www.elsaltodiario.com/
Sin desperdicio, me hago eco de esta las reflexiones de Yago Alvarez en un editorial del portal ariba citado, y es que no se puede dejar de coincidir en que al final, el capitalismo encuentra su chivo expiatorio para maquillar sus culpas. El coronavirus se ha convertido en la nueva excusa. «Luego solo hace falta aplicar un poco de la doctrina del shock, que diría Naomi Klein, inundando los noticieros, dando un lugar privilegiado a la psicosis, mostrando la imagen de ese asqueroso virus y, entre vuelos cancelados y farmacias colapsadas, ya tienen carta blanca para redoblar las cantidad de medicamento que se le va a aplicar a una economía que no acaba de morir»
Es cierto, la muerte de esa economía significará que todos los esfuerzos (que hemos hecho mayoritariamente los de abajo), todo su discurso y política liberal, todos los recursos utilizados para “’refundar el capitalismo” en vez de para rescatar a la gente, no habrán servido de nada. «Las decisiones tomadas estos días son una nueva patada adelante a un sistema en crisis, a una muerte anunciada, al fin de una era en la que la financiarización de nuestra vidas ha dado como resultado un sistema en coma profundo. Si no es este virus, será el siguiente».