Distopía del siglo XXIII
La sociedad del siglo XXI tenía la piel putrefacta, el tejido social tenía lepra; la solidaridad se había perdido ya que el egoísmo la había diluido. El que redacta esto es un historiador del siglo XXIII:
La humanidad llegó a esta época gracias a que una clase acaudalada y dominante logró llevar estaciones espaciales a la luna y aún más lejos, la especie logró sobrevivir pero no la humanidad de los que sobrevivieron. El dinero acumulado salvó sólo a los herederos de las más grandes fortunas del planeta únicamente, solo ellos pudieron abandonar la tierra en el momento de la última mutación del virus y la gran pandemia letal. Sólo las clases dominantes tuvieron los recursos suficientes para escapar.
[bctt tweet=»La justicia es un dogma del siglo XXI, los más poderosos sobrevivieron acumulando y sometiendo al resto de la humanidad.» username=»crisolhoy»]
Yo soy uno de los sirvientes académicos o maestro de los amos en esta nueva sociedad distópica. Si este texto es descubierto por los amos me ejecutarían; escribir historia fue prohibido a partir de la gran extinción causada por el virus letal. Una nueva clase de fascismo o concentración de poder surgió a partir de las constantes convulsiones económicas causadas por las distintas mutaciones de distintos virus que afectaban a la raza humana; nuestras mejores mentes iban un paso detrás de la realidad, la técnica científica detrás de las pandemias, la muerte colectiva y la decadencia social vencía a los últimos héroes que buscaban desesperadamente la tan anhelada justicia social y el progreso para todos los humanos.
Las sociedades con más recursos acumulados causaron el colapso y el derrumbe de los pueblos sin la tecnología ni las armas suficientes para defenderse de los depredadores, no fue necesario más que aislarlos en sus respectivos países que nunca dejaron de ser una economía en desarrollo.
Las mercancías comenzaron a escasear, las instituciones colapsaron, al entender ideológicamente como sinónimo de libertad el consumo; no existió un poder capaz de organizar a la humanidad en torno al bien común, no existió un plan en todo el siglo XXI que logrará que la humanidad consumiera de una forma sustentable los recursos del planeta, no existió poder alguno que impidiera que la humanidad se reprodujera sin causar el colapso de cualquier punto de equilibrio posible entre los recursos y el desarrollo. La avaricia y el instinto nunca evolucionaron en el animal racional .
Lo que sucedió fue que sólo la gente con recursos suficientes pudo costearse la servidumbre necesaria y la tecnología para escapar del orbe, lo que aconteció fue que los amos compraron a los esclavos para defenderlos y luego depuraron a sus siervos inservibles asesinándolos de formas que recuerdan el funesto siglo XX. Cuando sólo quedaron los países desarrollados, las naciones más poderosas que aplastaron al resto de la humanidad; sus oligarcas, compraron a una parte de la población con más capacidad, les ideologizaron prometiendo privilegios a un ejército dentro de sus nuevas naciones, volvieron a dividirse en clases y a exterminarse entre ellos mismos. Los sobrevivientes no volvieron a combatir, quedó muy claro quien era el amo, quien el esclavo; para quien servía la ciencia y la técnica, y que el ser humano siempre siente miedo y desea poder a causa de los delirios que le causan sus propios miedos.
La justicia es un dogma del siglo XXI, los más poderosos sobrevivieron acumulando y sometiendo al resto de la humanidad. Hablar del pasado ahora es un crimen.
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