LA EDUCACIÓN FRENTE A LA RESISTENCIA DE APRENDER
En el recorrer de la catedra a nivel universitario ha sido siempre complejo el preparar una clase para quienes quizá no tengan experiencia de vida. Naturalmente la mayoría de los alumnos no habrá acumulado debido a que se encuentran entre los 18 a los 23 años de edad promedio. El reto está en saber transmitir y dejar herramientas útiles que florezcan en personas con el deseo del conocimiento.
El querer no siempre está ligado con la obra a la que se enfrenta el profesor. El tamaño del grupo, el origen social, la dinámica de la universidad, el tamaño del aula, las condiciones tecnológicas, los conocimientos que anteceden a los alumnos, así como que cada uno de ellos aprende de diferente forma y a distintas velocidades confronta a una realidad incierta, cambiante y llena de altibajos por la misma naturaleza del ejercicio docente de por sí demandante en todos sus aspectos.
Ahora bien, el enfrentarse a un reto de impartir clase a un grupo universitario que nunca ha tomado materia en finanzas – por ejemplo- es un triple esfuerzo. De por si la resistencia al cambio, las carencias de la plasticidad de los conocimientos y la falta de disposición del alumnado arrojan un desencuentro casi siempre desafortunado que debe sortear el líder frente al grupo.
La maniobra de un profesor delante de esta perspectiva – en nuestros días muy vigente- debe estar en la motivación, en el ejercicio práctico y en el diagnóstico de las habilidades que tienen los educandos. Es posible enfrentarse con un pequeño grupo hostil que desee no participar activamente, que como casi todos, busque su evaluación más allá del conocimiento que pueda abrevar.
El uso de la tecnología no lo es todo. Habrá que utilizar técnicas de grupo para la realización de tareas en común, hacer cambio de roles, de aula, de salas, de herramientas y de expositores con el propósito de crear un ambiente de conexión- cambio en el estilo de dar clase a quien no tiene el ímpetu de tomar una materia de “relleno” sin cause o sin gloria aparente.
El emprender, aconsejar y mentorear por parte del profesor hacia los alumnos en esta era post-covid, requiere de inteligencia emocional y de cambios estratégicos en los recursos para la impartición exitosa de la clase y con suerte el aprovechamiento del tiempo para todos.