La fatiga del gran Sísifo. 

La fatiga del gran Sísifo. 

 

La fatiga del gran Sísifo.

Hay un anciano caminando con su figura cansada y deforme,  en un dispositivo con ruedas llamado diablito; lleva una carga muy pesada, pareciera un milagro ese acto de fuerza.

 Parece un Quijote empolvado caminando en  la 11 Sur; la escena acontece en un desierto de pavimento, calor, cables, y olvido. El tránsito se hace lento  pero ningún auto suena su bocina, como si los ciudadanos entendieran la asombrosa procesión ante sus ojos. 

¿Cargaba esas pesadas mercancías para obtener unos pesos a cambio? Seguramente, los autos no sonaron la bocina porque ese es el destino de cualquier humano, -pensé-. Lo que nadie parecía darse cuenta, era del obsequio surrealista que estaba sucediendo  ante nosotros: el mismo Sísifo, cargaba su pesada roca existencial; y nadie estaba allí para pintarlo, era el único que quería pintarle, pero sólo tengo mis palabras turbulentas y sosas, mis adjetivos desgastados, mis metáforas inservibles. 

El arte debería surgir de lo más roto y cotidiano, yo me sentí un inútil por no poder expresar la sensación de absurdo en un óleo.  Vivir es trabajar sin cansancio, pendiente arriba, mientras; los demás que manejan su automóvil, van detrás de ti sin hacer sonido alguno. 

La humanidad demostrando que para los que no tienen oro y billetes, sólo existe el trabajo incansable; sin descanso hasta la muerte. La fatiga del gran Sísifo, habría llamado a este cuadro imaginario que nunca pude pintar, pero aconteció delante de mis ojos. 

Le ofrecí aliviar su carga al anciano desde mi auto, Sísifo   me contestó:

  • Yo cargo para ganarme unos pesos para mi cerveza, no quiero que nadie me ayude. 

El hombre solo trabajaba y existía por su necesidad de beber y desaparecer. Me dio una lección de orgullo y dignidad, un lección sobre los motivos de los desposeídos para continuar. 

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!