La tragedia de Teresa: “No he podido decir amén”
La candidata a la gubernatura del estado por la Coalición Va por Aguascalientes, formada por el PRI, PAN y PRD, vive la tragedia de su propia trampa. Su partida a la contienda estuvo marcada por el propósito de crear una amnesia colectiva.
De esta manera, los aguascalentenses perderían contacto con la realidad, con el presente y fundamentalmente con el consecuente ejercicio de que deliberaran sobre la posibilidad de que su futuro tuviera en esta coyuntura la posibilidad de adquirir la edad ciudadana para que la decencia en política gobernara sus destinos.
Ella, consideró que había que abortar la vida del aguascalentense al arrebatarle el derecho a elegir y dejarle en manos de su merolico, José Luis Morales, con el insulto y la descalificación, así como operar con el ruido suficiente para desaparecer su pasado y seguir enriqueciendo al grupúsculo que se ha mantenido con el dinero de los moches y del erario municipal.
No es Macbeth porque no se detiene a dudar de su actuar. Es la escuela política del cinismo, de las complicidades y de la burla a la gente, los que le han llevado a que su circulo haga negocios al amparo del poder.
Escucha Teresa:
BRUJA 1a. ¡Salud a ti, Teresa!
BRUJA 2a. ¡Salud a ti, Teresa!
BRUJA 3a a ¡Salud a ti, Teresa, que serás, que serás!
Ya hoy Teresa Jiménez enfrenta su realidad, que es la realidad de la corrupción y la traición. Sobresaltada, teme porque ha dejado de ser la fantasía que quiso dejar en la memoria colectiva de los aguascalentenses, o sea, de aquellos que van a misa, de aquellos que reciben las tortillas envueltas en su propaganda y que les genera impulsos de rencor, rechazo y daño a su intimidad; como lo fue cuando apareció transformada por el cirujano plástico mientras las profesionistas y trabajadoras de las fábricas, empleadas de mostrador y amas de casa, cansadas, agobiadas, desesperadas o violentadas, acudían a su cita con sus carencias cotidianas.
Los desvíos de recursos públicos que Teresa Jiménez llevó a cabo en la Ciudad de Aguascalientes no solamente dejaron a una ciudad con la guardia abajo, también condujo a jóvenes, niños y familias del campo, de Las Huertas, la López Portillo, la Guadalupe Peralta, Periodistas y otras colonias populares, a que fueran objeto de la pérdida de oportunidades y del deterioro de sus condiciones sociales y económicas.
Teresa Jiménez ya cansó a la sociedad aguascalentense. Los empresarios, por ejemplo, han perdido la confianza en la candidata al conocer a quienes la siguen, a quienes, con voz de hipocresía hablan bien de ella y a quienes, siendo los mismos, serán obstáculos para que participen en el crecimiento económico y en la generación de empresas de cara a la nueva relocalización industrial que se está construyendo en el país, en tanto que el desarrollo inmobiliario está en manos de amigos y cómplices.
La amnesia que intentó crear en la sociedad aguascalentense no prosperó y la rebelión ciudadana se construye rompiendo en el silencio y en la organización para arremeter en las urnas contra esa clase política prianistaperredista, que busca perpetuarse en el aparato gubernamental para mantener el botín en sus manos repartiendo dádivas entre los necesitados mofándose de su condición.
“El viento la toca y al embrujo de uno, dos y tres:…»
“Las Hermanas, de la mano, correos de mar y campo, dan así vueltas y vueltas, tres de éste, tres de ése, y tres de este lado, nueve. ¡Chsss…! El hechizo está presto.”
Le han dicho: muéstrate serena, “mudar de semblante es señal de miedo.”
Ella ha contestado: No tengo espuela que aguije los costados de mi plan, sino solo la ambición del salto que, al lanzarse, sube demasiado y cae del otro.” Y no ha podido decir “Amén” cuando alguien le menciona que hay que luchar por el bienestar de la gente.