MATAMOROS: CRÓNICA ADEREZADA DE UN SUCESO ACIAGO PERO ANUNCIADO.
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Unas horas más tarde en una mesa redonda en que funge con pulcritud y discreción, pero con aires de madre superiora, la que se hace pasar por Secretaria de Seguridad Pública de la nación y en esta ocasión es moderadora (dicho sea de paso, para ésto si muestra habilidades), se completa la información que en su “chou” anunció el preciso. Tiene la palabra el gobernador de Mataulipas, Américo algo, príista descarriado. Se alcanza a percibir un reproche ligeramente audible – ¿Yo por qué?- (alguna neurona útil, entra tantas inservibles, le hace cavilar en que, dadas las circunstancias, la competencia de la investigación correspondería a la Fiscalía General de la República, aunque, según se sabe, a estas alturas está mas maltrecha que el INE y su titular mas madreado que el Secretario de Salud) – ¿Quién me empujó?- barrunta el gobernador que no desentona con la larga cadena de gobernadores cretinos y corruptos que ha tenido el estado, – Andrés Manuel – le recuerda el Secretario de Marina que al parecer sólo se encuentra en la reunión para recordárselo.
Haciendo de tripas corazón, el gobernador hace un breve recuento de los hechos que se suscitaron en el centro de Matamoros, destaca la labor heroica, la investigación acuciosa, los rápidos resultados y ahora sí, certezas no indicios, de que los muertos están bien muertos y los vivos medio vivos, la colaboración de todas las autoridades de, but of course, los tres niveles de gobierno y le manda la papa caliente al fiscal de Mataulipas. La papa se convierte en camote y el fiscal a tragarlo. Con precisión y asepsia destaca todas las acciones que se practicaron y todas las investigaciones que no sirvieron de nada, elogia la participación de los drones que, tampoco sirvieron pero entretuvieron a los buscadores, muestra fotografías de los lugares que recorrieron sin ningún resultado plausible, todas las casas que reventaron sin hacer referencia a las consecuencias y finalmente el triunfo de encontrar sólo dos muertos cuando podían haber sido cinco. Acepta que la zona en que se les encontró está controlada por el Cartel del Golfo (uno pensaba que las acciones emprendidas hace cuatro años por la 4T, hubieran logrado que el ejército y la guarida nacional controlaran algo de lo que, por lo que se ve, siguen controlando los mañosos). Para terminar, señala que la principal línea de investigación apunta a que los gringos afroamericanos, fueron confundidos con migrantes haitianos que furtivamente pretendían llegar a EE.UU. y en apoyo a los pactos promovidos por Malcerdo fueron abatidos.
La tesis de la confusión hace que la moderadora abra los ojos desmesuradamente, saliendo del apacible sopor en que la habían sumido las intervenciones. -¿ Cómo que todo apunta a la confusión?, tenemos varias líneas de investigación (agregando como se estila en estos casos) no se ha descartado ninguna y agotaremos todas hasta dar con la verdad legal-. El fiscal, pescado en falta se apresura a enmendar -Como atinadamente la moderadora, digo la Secretaria de Seguridad dice, tenemos varias líneas de investigación, no se ha descartado ninguna y agotaremos todas hasta dar con la verdad legal. No es fácil sostener que la confusión durara cinco días.
Aprovechando la presencia del General, que se dio un respiro en sus extenuantes labores del caballero de compañía del presidente, se le confirió el uso de la palabra. El cuatro estrellas ratificó la unidad, ratificó la colaboración, ratificó el patriotismo de las fuerzas armadas, ratificó que secuestraron a los gringos, ratificó que nomás mataron a dos, aunque se ignora quienes los secuestraron, ¿por qué los secuestraron?, ¿qué les provocó la muerte?, aunque se tiene la certeza de que están bien muertos. Al Secretario de Marina que casualmente andaba por allí, se le dio la palabra, que aprovechó para justificar su presencia en las acciones policíacas, porque la Seguridad Pública “está haciendo agua” en todo el país. Siguió luego una desangeladísima sesión de preguntas y evasivas en que los periodistas trataron de no comprometer con sus preguntas y los interpelados trataron de no comprometerse en sus respuestas.
Se terminó la rueda de prensa mientras parecía oirse un eco que repetía intensamente: “Vamos bien, vamos bien, vamos bien…”
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de dolor y de amargura…
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