MURAL DEL INJUVE

A principios de la década de los sesentas del siglo pasado, se erigió en Aguascalientes la delegación del Instituto nacional de la juventud mexicana, donde ahora se encuentra el Instituto del deporte, en la avenida Circunvalación oriente. Las instalaciones se hicieron con toda la mano, funcionales, prácticas, amplias, con una alberca y canchas deportivas adecuadas para su función.
Siguiendo la línea de los gobiernos revolucionarios y la corriente del muralismo mexicano, el gobierno Federal y el gobierno del Estado concurrentemente decidieron que en el vestíbulo habría un mural para reconocer y desagraviar a las personas que habrían sido puestos en prisión injustamente, un asunto que, por lo que comento no es nuevo ni exclusivo de la cuarta translocación.
Para el efecto se buscaron pintores de la escuela de Diego Rivera que procedieron a realizar los bocetos del mural revolucionario y de paso dos más que se pintarían en palacio de gobierno.
Colaborando con los pintores contratados originalmente, se incorporó el maestro Osvaldo Barra, que por circunstancias no del todo claras se quedó a cargo de la obra del INJUVE y pintó luego los murales de palacio.

Siendo un adolescente alumno de la secundaria Federal número uno, tuve la oportunidad con mis compañeros de estar presente en la inauguración del edificio y mural del Instituto de la juventud que realizó, según recuerdo, el mismísimo presidente de la República Adolfo López Mateos, muy querido por los mexicanos.
Rompí La valla para acercarme a saludarlo. Me estrechó la mano y me dio una palmada en la cabeza diciéndome: “gracias chamaco”, lo que me lleno de satisfacción.
Este fin de semana a instancias del escultor mi amigo Fernando Villegas, fuimos a echar un vistazo al mencionado mural. Sorpresa desagradable.
Lo que era un vestíbulo más o menos amplio que permitía convivir, es mural y de paso como diría Víctor Sandoval, tener una lección de historia, se convirtió en una apretada sala de espera con un módulo que ocupa la mayor parte y se supone es de información, con un mostrador pegado en ángulo al mural que crea un espacio que, por lo que vi, es una especie de depósito alterno de objetos inútiles o poco usados, algunos recargados en el mural.
Maltratado, rayado, con varias grieta duras, en general falto de mantenimiento y atención.
¡Qué pena que el patrimonio cultural de Aguascalientes sea tan poco estimado y tan poco cuidado!.
Jesús Eduardo Martín Jáuregui
¡Qué pena que el patrimonio cultural de Aguascalientes sea tan poco estimado y tan poco cuidado!. Hoy haré un llamado a las autoridades culturales. Estoy seguro responderán, aunque como dijo Juan Gabriel: pero qué necesidad…
Es todo por hoy, hasta una próxima si la hay.