POR LA DEMOCRACIA Y CONTRA LA DICTADURA

POR LA DEMOCRACIA Y CONTRA LA DICTADURA

La noticia importante no fue la marcha, ni siquiera la integración o desintegración de la selección nacional, menos aún el buen fin, la noticia fue que el HDSP de Vestappen no dejó pasar a Checo Pérez, y que éste justamente dolido afirmó que el holandés era un malagradecido porque gracias al mexicano había ganado dos campeonatos de fórmula uno. Bueno con decirles que hasta dos periódicos españoles muestran la solidaridad mundial con el héroe mexicano, con su figura un tanto opacada no obstante su desplante valentón, porque ¿qué creen? se murió Frida, si la perrita que a falta de héroes humanos, decidieron heroízarla, ahora que está de moda que a los animales muchas personas los humanicen probablemente en reciprocidad a que muchos humanos se animalizan.

Sin duda la ventaja es que las relaciones con los animales no son conflictivas, aunque pueden ser complicadas. En cambio las relaciones humanas siempre se dan limítrofes con el conflicto. Es más cómodo sacar a pasear un perro (creo que les llaman “lomitos”) y en todo caso recoger sus cacas (prefieren llamarles excrecencias) que sentarse a conversar media hora, particularmente en México que somos hipersensibles.

Además siempre es más sencillo tratar de comprender los intríngulis de los campeonatos internacionales de lo que sea, que abordar la realidad nacional.

A fin de cuentas AMLO piensa por sus obnubilados seguidores que creen a pie juntillas las prédicas diarias en que en cadena nacional y con cargo al erario el presidente de la república diz que ironiza (bueno él se siente irónico, mordaz y hasta sarcástico) cuando en rigor lo único que logra es ser chistoso y patético. La claque de periodistas a sueldo, que festejan sus palabras, disimulan su errores, ocultan sus dislates y aplauden sus exabruptos, forman un grupo que festina la actuación de un mimo que termina por creerse que lo que representa es la verdad.

Las mañaneras me recuerdan los últimos días del tocayo presidencial, S.A.S. Antonio López de Santa Anna, cuando decrépito y en extinción su influencia y poder, su última esposa, contrataba personas que fueran a adularle, a pedirle favores o simplemente a cumplir el deseo de conocerle, lo que hacía creer a Santa Anna que conservaba el caudillismo, popularidad y fuerza de sus años mozos. Así me imagino a Jesús Ramírez el director de Comunicación Social de la Presidencia, repartiendo sobres amarillos (menos rellenos por supuesto) entre la cauda de aduladores que por una bicoca están dispuestos a servir de alfombra. Siempre habrá un dictador termina diciendo la película “Él regresó” (sobre el imaginado regreso de Hitler) porque siempre habrá gente dispuesta a creer en ellos y someterse.

Dejando a salvo el buen nombre y la buena fama de que goza Checo Pérez y consciente de que para el pueblo mexicano la mamifestación “El INE no se toca” no tiene la relevancia del altercado comadril de Checo y mucho menos la perspectiva de una epopeya de los “ratoncitos verdes”, han de perdonar los despistados lectores de esta columneja que vuelva sobre los marchosos, ya que, creo firmemente que significó un parte aguas importante en el confuso, contradictorio y desconcertante gobierno de López Obrador.

Dados los comentarios del presidente y de su cohorte de lacayos, merece la pena hacer algunas reflexiones dedicadas a los que no defienden una pitanza, una chambita, un privilegio o la expectativa de uno. Es decir a los aspiracionistas que luchan todos los días para ganarse un peso, con un esfuerzo mayor que estirar la mano. Entiendo que en un país en que más de la mitad de la población vive en pobreza y que ésta se ha aumentado en los últimos años pese a los programas clientelares de dádivas, mostrando una vez más que la limosna no es ni puede ser fuente de riqueza, y que si bien garantiza al populista el aplauso de los favorecidos a corto plazo, a la larga hunde más al país en la pobreza, improductividad, apatía y atenimiento.

La marcha no fue ni los organizadores pretendieron que fuera una competencia de popularidad ni una demostración de fuerza. No es una provocación al gobierno ni tiene la pretensión de marcar diferencias ni ahondar brechas entre los mexicanos, en lo que si se ha especializado AMLO. La marcha no pretendió ser tampoco una encuesta, menos aún un plebiscito ni un referéndum. Los marchosos se sobrepusieron a los obstáculos risibles y ridículos, propios de un oligofrénico preso de un berrinche, tales como inventar una contingencia atmosférica en domingo, para prohibir la circulación de vehículos, accionar las fuentes del Monumento a la Revolución para mojar a los manifestantes, o invitar a que la marcha ocupara el zócalo, cuando se encontraba vallado, medidas infantiles y grotescas. Los manifestantes mostraron la voluntad de ejercer un derecho y a través de una marcha que, resultó un verdadero hito democrático, hacer un llamado de atención al gobierno expresando el desacuerdo con una política de división, de desmantelamiento de las instituciones democráticas, de depredación de los controles al gobierno y de un ataque continuado a la clase media porque el presidente sabe, que es la verdadera clase revolucionaria, que es la que tiene la formación y la información para exigir cuentas y realizar juicios de reproche a un gobernante que ha utilizado el foro presidencial para atacar, mentir, difamar, dividir, encaramado en una política de limosnas que, hasta el momento aparentemente le sostiene.

La marcha no fue un reto, fue un recordatorio, de que en una democracia, las mayorías no siempre son las más numerosas. Woodrow Wilson lo decía en una frase lapidaria: Uno con la ley es mayoría. Una propuesta antidemocrática, confisctoria de la voluntad popular, centralizadora y autocrática, tarde o temprano se enfrentará con el repudio popular. Mao Zedong decía “basta una chispa para incendiar la pradera” y Jesús Reyes Heroles más de una vez advirtió “no despertemos al México bronco”.

El INE ha logrado en los hechos hacerse de un reconocimiento nacional e internacional, con la excepción de AMLO y sus lacayos, por su labor y resultados confiables, transparentes y seguros. Luego ¿cuál es la razón del ataque irracional del presidente y la pretensión de desaparecerlo para sustituirlo por un órgano electoral de control presidencial?. El INE no es un instrumento del ejecutivo y el presidente requiere un cuerpo incondicional que le garantice la continuidad de su persona o de sus lacayos. La lucha no es por el INE o contra AMLO, la lucha es por la democracia y contra la dictadura. Lamentablemente para muchos es más importante una carrera o un gol, que el futuro del país.

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Jesús Eduardo Martín Jáuregui

Abogado, maestro universitario, taurino en retiro, lector compulsivo y escribidor catártico. Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, Notario Público 19 en Aguascalientes México, Ex-presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Ags., Integrante del Comité Técnico del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, maestro de Derecho Romano y de Hermenéutica Jurídica en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, miembro fundador de la Academia Mexicana de Derecho Notarial, miembro correspondiente del Seminario de Cultura Mexicana.

Jesús Eduardo Martín Jáuregui

Abogado, maestro universitario, taurino en retiro, lector compulsivo y escribidor catártico. Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, Notario Público 19 en Aguascalientes México, Ex-presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Ags., Integrante del Comité Técnico del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, maestro de Derecho Romano y de Hermenéutica Jurídica en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, miembro fundador de la Academia Mexicana de Derecho Notarial, miembro correspondiente del Seminario de Cultura Mexicana.

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