Susan Sontag: nuestra interpretación de esa realidad

Susan Sontag: nuestra interpretación de esa realidad

Susan Sontag

Susan SontagNacida en el vientre familiar de origen judío de New York en 1933, para posteriormente obtener una formación profesional como filósofa en la Universidad de Chicago: Susan Sontag se convirtió en la segunda mitad del siglo XX en una las influyentes ensayistas que estudiaron y reflexionaron sobre sobre la cultura popular de los Estados Unidos: principalmente en lo que hoy podemos llamar <<industrias culturales>>, de las cuales exploraba la distancia que hay entre la realidad humana, cultural, artística y nuestra interpretación de esa realidad. Al mismo tiempo siguió una carrera como cineasta y guionista que articuló con su vocación de novelista y con su pasión de ser madre al criar a su hijo (David Rieff), producto del matrimonio con Philip Rieff (sociólogo de la escuela de Chicago), de quién han corrido rumores de que mucha de su obra, realizada durante el tiempo del noviazgo y matrimonio con Susan, realmente son de autoría de la Sontag; quien prefirió perder los derechos de esa parte de su obra a cambio de poder negociar en el juicio de divorcio (luego de ocho años de matrimonio), quedarse con la guardia y custodia de su hijo. Luego de una vida intelectual que influyó el pensamiento crítico de los Estados Unidos sobre su cultura popular, Susan Sontag falleció por cáncer en el 2004, enfermedad con la que luchó por más de 40 años.

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Contra la interpretación 1966

Contra la interpretación─ de Susan Sontag fue la primera colección de ensayos publicados en 1966, en la que la autora analiza inicialmente los procesos de la interpretación del arte estableciendo dos vertientes: crítica del arte y teoría del arte. En el primer ensayo presenta y analiza las diferencias entre la crítica y la teoría del arte, así como consecuentemente lo que para ella es el estilo y algunos elementos que utiliza como herramientas de análisis.

Para Sontag el arte es una representación mimética de la realidad. En el proceso de la interpretación el sujeto como observador del objeto del arte realiza un proceso de traducción “…ya que la interpretación presupone una discrepancia entre el significado evidente del texto y las exigencias de lectores” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos). Requiriendo del sujeto que observa el objeto, que como sujeto activo del arte desarrolle y se obligue a recorrer diferentes caminos al tiempo que establece diferentes estrategias para interpretar el sentido de los signos que se le presentan.

Por el cúmulo de caminos y estrategias realizadas para la interpretación del objeto; este se ve dotado de contenidos sociales de significación hasta llegar a un punto inadvertido por el objeto, por las propiedades atribuidas a él por el sujeto, “trascendiendo la forma del objeto a su función”. Es decir, es arte cuando el objeto es más valorado semánticamente por sus contenidos simbólicos atribuidos a él por procesos sociales, que la función para la que fue hecho. Es el sujeto el responsable de dotar al objeto de estas características simbólicas, y es ahí cuando los inconscientes colectivos, unidades culturales y paradigmas sociales son introyectados al objeto por los sujetos.

Para Sontag se podría decir que son los <<Estilos>> del arte una forma de expresión de las unidades culturales y paradigmas que estructuran y predisponen inconscientemente al sujeto para dotar al objeto de contenido simbólico que le permita denominar al objeto dentro del campo semántico del arte.

“Para la conciencia moderna, el artista (que reemplaza al santo) es el sufridor ejemplar. Y entre los artistas, el escritor, el hombre de palabras, es la persona a quien consideramos más capaz de expresar su sufrimiento.” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos)

El artista en este camino entre producción y receptor es la nueva representación moderna del mártir. Es su desvelo, pasión y sobretodo capacidad para autoflagelarse es la que lo convierte en un símbolo social capaz de ser considerado y etiquetado por la sociedad como artista. Así en el segundo ensayo nos es presentada la labor del artista como un sujeto que sufre de forma ejemplar.

Autores como Simone Weil, Albert Camus y Michel Leiris por mencionar algunos que fueron sometidos a la crítica de Susan Sontag: son amados y masacrados para el beneplácito del lector con elegancia e inteligente astucia, sin dar concesión a los términos. Clasifica como modas pasajeras a muchos autores como víctimas y producto de los “estilos” de su tiempo.

Simone Weil
Simone Weil

“Los héroes de la cultura, en nuestra civilización liberal burguesa, son antiliberales y antiburgueses; son escritores reiterativos, obsesivos y mal educados, que nos impresionan por la fuerza; no simplemente por su tono de autoridad personal y por su ardor intelectual, sino por su carácter de marcado extremismo personal e intelectual. Los fanáticos, los histéricos, los destructores del yo, son precisamente los autores que aportan su testimonio a esta época espantosamente pulcra en que vivimos. En la mayoría de los casos es un problema de tono: resulta difícil dar crédito a ideas expresadas en los tonos impersonales de la cordura. Hay determinadas eras demasiado complejas, demasiado ensordecidas por experiencias históricas e intelectuales contradictorias como para escuchar la voz de la cordura. La cordura se torna transigencia, evasión, mentira. La nuestra es una era que persigue conscientemente la salud y, sin embargo, sólo cree en la realidad de la enfermedad.” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos)

Albert Camus
Albert Camus

“Pero ¿fue Camus un pensador de importancia? La respuesta es no. Sartre, pese a lo desagradables que algunas de sus simpatías políticas resultan entre su público anglófono, brinda una mentalidad poderosa y original al análisis filosófico, psicológico y literario. Camus, a pesar del atractivo de sus simpatías políticas, no. Los célebres ensayos filosóficos (El mito de Sísifo, El hombre rebelde) son la obra de un epígono extraordinariamente talentoso y culto.” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos)

“En Camus no encontramos arte ni pensamiento de primera calidad. La extraordinaria aceptación de su obra sería explicable por una belleza de otro orden, la belleza moral, cualidad está descuidada por la mayoría de los escritores de este siglo. Otros escritores han estado más comprometidos, han sido más moralistas. Pero ningún otro aparece con más belleza, con más convicción, en su profesión de interés moral. Desgraciadamente, en el arte, la belleza moral —como en la persona la belleza física— es extremadamente perecedera. No tiene en absoluto tanta duración como la belleza artística o intelectual. La belleza moral tiende a decaer muy rápidamente por sentenciosidad o inadecuación a la época.” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos)

Michel Leiris
Michel Leiris

“De la literatura considerada como una tauromaquia», no basta ser escritor, hombre de letras. Resulta aburrido, pálido. Carece de peligro. Leiris debe sentir, cuando escribe, el equivalente a la certeza que tiene el torero de arriesgarse a una cogida. Sólo entonces merece la pena escribir. Pero ¿cómo puede el escritor alcanzar esta estimulante sensación de peligro mortal? La respuesta de Leiris es: exponiéndose, no defendiéndose; no mediante obras de arte, objetivaciones de uno mismo, sino situándose —personalmente— en la línea de fuego.” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos)

Susan Sontag y la antropología

Claude Lévi-Strauss
Claude Lévi-Strauss

Susan Sontag admira la antropología al punto de considerar al antropólogo como un héroe de la modernidad. El antropólogo parafraseando a Sontag es un eslabón que vincula el pasado con el presente, <<lo nuestro>> y el <<otro>>, rescata la diversidad de la cultura de una especie que no se cansa en transformarse y generar nuevas manifestaciones de significados, donde el antropólogo sin su presencia la humanidad perdería la capacidad de historificar su pasado y potencializar su presente. “La antropología conquista la función enajenadora del intelecto, institucionalizando”. (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos). El antropólogo debe ser siempre una voz crítica en discrepancia y custodio de la cultura.

Es Claude Lévi-Strauss para Susan Sontag, un amor platónico que clasifica como “la <<figura>> intelectual más interesante de la Francia de nuestros días” (op. cit). En especial disfruta los libros de Lévi-Strauss de Tristes trópicos (1955), Las estructuras elementales del parentesco (1949), El totemismo en la actualidad (1962) y el Pensamiento Salvaje (1962). Acepta que aunque se debe tener un conocimiento previo en el lenguaje de la antropología para leer al padre del estructuralismo se debe reconocer en él que su trabajo es: “… riguroso, sutil y de pensamiento audaz. … Y, al igual que todos los grandes libros, lleva un sello absolutamente personal; habla con voz humana.” (op. cit)

“El objetivo de Lévi-Strauss es muy semejante al de Lucrecio, aquel romano helenófilo que recomendó el estudio de las ciencias naturales como forma de psicoterapia ética. Lucrecio no se proponía sólo el conocimiento científico independiente, sino también la reducción de la ansiedad emocional. Lucrecio veía al hombre desgarrado entre el placer del sexo y el dolor de la carencia emocional, atormentado por supersticiones inspiradas por la religión, acosado por el miedo a la decadencia corporal y a la muerte. Aconsejaba el conocimiento científico, que enseña el distanciamiento inteligente, la ecuanimidad. Para él, el conocimiento científico es una forma de gracia psicológica, un modo de aprender a desahogarse.” (Sontag, Susan. 1996. Contra la interpretación y otros ensayos)

Filosofía, literatura y cine.

György Lukács, Jean-Paul Sartre, Nathalie Sarraute y Simone de Beauvoir, ejercen influencia y respeto en el pensamiento de Susan Sontag, los admira y utiliza como fuentes primarias para el análisis de otros medios expresivos como el cine. Es este último medio el mayor canal de expresión de comunicación con el que cuenta la modernidad, ya que sintetiza las bellas artes en un solo plano expresivo que muestra la espontaneidad como la planeación del trabajo del autor.

El cine como medio de comunicación adquiere una deuda expresiva en el pensamiento, toma de las demás artes su lenguaje y lo reconstruye en 24 fotogramas por segundo. Como canal de comunicación se ve sometido a las “modas” de los <<estilos>> para configurar su narrativa, lo que dota al cine de una magia única de interpretación y recolector de lo cultural.

La cultura popular

Susan Sontag no puede escapar de su tiempo, que como filósofa crítica de su tiempo, obligada a hablar sobre manifestaciones culturales populares de la cultura norteamericana que escapan los canales tradicionales, no sin antes reparar en la influencia en la modernidad de las relaciones simbólicas del psicoanálisis entre el eros y tanatos, que juegan como agentes estructurantes de la acción y la expresión de la cultura moderna. Una cultura que como movimiento busca su autoafirmación en el tiempo, con un espacio que no deja de jugar y experimentar para crear una nueva sensibilidad y contenidos.

Los trabajos de Susan Sontag son la punta del iceberg para comprender la cultura Norteamericana del siglo XX, y con ello algunas de las consecuencias para el mundo por la dominación de dicha cultura en tanto escaparate de la cultura dominante.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

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