Un año electoral en el más duro presente de nuestras vidas

Un año electoral en el más duro presente de nuestras vidas

En solo un año pocos la pandemia ha trastocado aspectos fundamentales de la vida social del ser humano al restringir su participación en reuniones y encuentros públicos y dificultar el cumplimiento individual y colectivo de los deberes cívicos, sin embargo en el camino vamos y este año hay que elegir. Será asunto de estar más atentos que nunca antes, de escuchar mejor y de valorar a conciencia más allá de las palabras, entre las palabras, y por debajo de las palabras. Son tiempos para no equivocarse, o al menos para intentar en serio el no equivocarnos.

[bctt tweet=»la elección por venir será la más importante, aunque corran días de guardar y la peste, las pestes, hoy y seguro mañana cuando despertemos sigan ahí.» username=»crisolhoy»]

Se inció el año electoral en el calendario oficial, y como viene resultando en los últimos años, la elección por venir será la más importante, aunque corran días de guardar y la peste, las pestes, hoy y seguro mañana cuando despertemos sigan ahí. Es sin duda el más duro presente de nuestras vidas, más allá de las edades y las diversidades, y a la par de exigir seriedad y lucidez a los aspirantes, para afrontar el ciclo de la pandemia y todas sus consecuencias y desolladuras, asimismo habrá que demandar de nosotros mismos y de todos los que habitamos estos páramos, el reflexionar y trabajar para salir bien librados de un reto mayúsculo, casi descomunal, como es el ir saliendo juntos, por más inciertos que sean los caminos, por más hondas que sean las diferencias, más allá de la magnitud de los enconos, y a pesar del horrendo ruido mediático con tan pocas nueces.

El Covid-19 es un fenómeno de desgracias no vistas pero también de relevancia enorme para que la sociedad y las naciones se den la penúltima oportunidad de ir en otro sentido de circulación al desastrosos rumbo impuesto de arriba a abajo con cada vez más filosos raseros por las potencias económico políticas a través de sus monstruosos ejércitos, sus despiadadas corporaciones multinacionales, su alienante imposición de la fe en el mercado y el consumo, y su voracidad asesina dirigida contra la propia humanidad y la casa común, el planeta todavía verde y azul.

[bctt tweet=»Crece la desigualdad, la educación y la salud enfrentan sistemas destartalados,» username=»crisolhoy»]

Nada de ello que no se refleje de alguna manera en la vida de todos los días aquí mismo. Crece la desigualdad, la educación y la salud enfrentan sistemas destartalados, los empleos ya de por si insuficientes para la gran mayoría decrecen, la vida familiar se vuelve en muchísimos hogares un espacio irrespirable, las barriadas se vacían cada vez a horas más tempranas -con o sin pandemia-, y bajo los puentes vehiculares se acaba el glamur y comienza el peligro, para quienes se atreven.

La trastocada vida social y los extraordinarios retos y la incertidumbre que generó el covid implican que los encargados de la toma de decisiones sean objeto de una creciente presión para determinar la forma de gestionar los efectos y consecuencias de la pandemia respecto de los plazos y secuencias de los comicios. Las decisiones que adopten no pueden tomarse a la ligera, dado que podrían comprometer la salud pública y moldear el estado de la democracia en cada entidad, por muchos años.

En épocas de crisis y de vulnerabilidad individual y colectiva es natural que la ciudadanía se dirija a sus gobernantes en búsqueda de acciones, apoyo y protección que se ejecuten de modo expeditivo. El gobierno que no toma medidas adecuadas y oportunas pierde rápidamente su credibilidad, legitimidad y popularidad, además de perder votos.

Las restricciones necesarias para hacer frente a la pandemia constituyen retos para la democracia, ya que pueden limitar las esenciales dimensiones participativas que poseen los comicios. El brote de la enfermedad coarta el simbolismo y la recurrencia del ritual social por el que los votantes de una nación, estado o territorio, armados únicamente con el poder del sufragio individual, determinan quiénes serán sus representantes, como lo han señalado diversas organizaciones sociales, las elecciones, hoy y mañana; “deben cobran las dimensiones de un gran ritual; de un acontecimiento público recurrente y responsable que indique la transición y la renovación de las temporadas políticas”. Solo eso sería avanzar juntos, plantear soluciones alcanzables, construir acuerdos por encima de la mesa.

Sigue sin pausa siendo tiempo de reflexionar y trabajar, sumar, para salir bien librados de un reto mayúsculo del que, valga subrayar, o salimos juntos o más temprano que tarde no saldrá nadie. Todo eso se nos demanda y hay que estar a la altura.

A pesar de la tormenta mediática y de las legiones de opinadores, hoy convertidos en politólogos, expertos en economía, sociólogos, todólogos y supremacistas morales, a pesar de ellos que seguro continuarán creciendo, como la hiedra. Son tiempos para no equivocarse, o al menos para intentar en serio el no equivocarnos.

Publicado en «Hidrocálido». 19.01.2021

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

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