Una forma de salvarse en un tiempo hostil
- Me resulta por demás interesante que en esta crítica temporada de pandemia, miedos, urgencia de cambios, incertidumbres y esperanzas, nos lleguen noticias del resurgimiento de un interes grande por esas historias contadas muy desde el interior de los autores, libros acerca de un género que parecía condenado a ser lectura de una minoría cada vez mas silenciosa. Estamos en una inusitada temporada de diarios, ese género literario que demanda simpre mirarse detenidamente al espejo, y contar otra vez desde el interior.
Es algo de lo mejor que dentro de las malas noticias y los grises presagios, nos ha traído el confinamiento impuesto por el coronavirus. El claustro vivido ha dado el impulso definitivo al género que mejor ilustra la normalización de las letras en español tras siglos de represión de la intimidad, y para ello, Andrés Trapiello, Elvira Lindo, Laura Freixas y Héctor Abad Faciolince han hablado recientemente sobre su experiencia como autores y lectores, en una entrevista con el diario español El país, que ha dedicado esta semana las páginas de Babelia, ese impresindible suplemento, a contarnos el porque de pronto los Diarios y la Red han encontrado un inusitado seguimiento de la escritura de diarios personales.
[bctt tweet=»Por lo pronto, sigamos tratando de encontrarnos y de reencontrar a los demás. » username=»crisolhoy»]
Resumo entonces en este breve espacio semanal algunas de las ideas y opiniones que me parecen las más destacables de estas entrevistas. que por otra parte no tienen desperdicio.
Frankenstein y la bicicleta
Hector Abad en la entevista para Babelia, dice que para él el diario como género literario es un género que parecía minoritario, y de repente mucha gente está publicando diarios en los periódicos y en la Red. “A lo que más se me parece esto -dice el autor-, es a 1816”, y recuerda como en 1815 hubo una erupción del volcán Tambora, en Indonesia, y al año siguiente en el hemisferio norte nevó en verano. La gente se tuvo que encerrar y Lord Byron se juntó con otros escritores en el lago de Ginebra: de allí sale la historia de Frankenstein. Mientras, en Alemania se inventa la bicicleta. Hay que comerse los caballos porque la gente se muere de hambre y un señor se inventa un palo con dos ruedas. De situaciones así, algo bueno habrá que sacar.
Para Andrés Trapielo, los diarios, dice, son la escritura de un tiempo excepcional. Si Ana Frank no hubiera estado confinada, dice, probablemente nunca habría escrito. Y si se hubiera salvado, es posible que no hubiera vuelto a escribir. Un diario es como una huella digital. Todas se parecen y todas son diferentes.
Sigo con las expresiones de Laura Freixas, quien nos dice que el criterio para juzgar un diario es la naturalidad. “Que pase mucho tiempo no va a hacer que un libro sea mejor. Los diarios están llenos de excepciones. Está Elias Canetti, que dice que no se abra hasta que pase un siglo -como si fuera un secreto de Fátima-, y está el que dice que no toca nada, pero lo toca, claro, porque es comprometedor para sus hijos o para su mujer”. Lo que tenemos que juzgar es lo que leemos. Si nos transmite una emoción, es suficiente. “Yo no le pido al lector que me crea, sino que encuentre por sí mismo una verdad”.
Una forma de salvarse en un tiempo hostil.
Otra vez Elvira Lindo, en cuanto a la pretensión de posteridad que buscan algunos autores, subraya que para ella esa pretensión le parece de una vanidad insoportable; “En mi caso, al diario se unía una voluntad de cronista. Fue el diario de unos meses en que se dieron las temperaturas más bajas en Nueva York desde que hay registros. “Lo escribí como manera de aferrarme a algo. No quería hablar sobre mí, sino sobre un tiempo”, dice en la conversación con Javier Rodríguez Marcos. “El diario es una forma de salvarse en un tiempo hostil”.
La intimidad correcta
Al hablar sobre la explicación de la ausencia de intimdad en la literatura en castellano, Elvira Lindo opina que eso se explica por la Contrarreforma. “Santa Teresa había empezado a explorar su vida interior, pero la Inquisición lo corta de raíz”. Mal puedes explorar tu intimidad cuando no hay libertad para dudar, insiste, cuando hay una ortodoxia revelada que impone una única intimidad correcta: la que te dice tu confesor. El diario se desarrolla sobre todo en países protestantes -donde no existe la confesión- o donde hay libertad religiosa, como en Francia.
Se trata de entrevistas amplias y fascinantes. Hay que buscarlas así como los libros de los autores citados, y abrevio con otra parte de las respuestas de Elvira Lindo para quien han sido las mujeres quienes la han tenido más más difícil a la hora de tratar de expresarse sin pudor: “A mi por eso me interesa más lo que cuentan las mujeres: es muy revelador. Por otro lado, percibo que hay géneros que están interesando cada vez más a los lectores: diarios, memorias, autoficción. ¿Por qué? Porque la literatura ha dejado de contar historias. La experimentación está muy bien, pero en un libro uno quiere encontrar a otros seres humanos”.
Y mucho queda para hablar de estas entrevistas, no se las pierda. Po lo pronto, sigamos tratando de encontrarnos y de reencontrar a los demás.
Publicado en “Hidrocálido”. / 20.05.2020