2024 Un año clave para la democracia

2024 Un año clave para la democracia

(¡Ah que los tránsitos!.- Por más que los jefes tratan de poner orden los subordinados para lo único que se organizan es para hacer bolitas y chatear, juntarse a almorzar en alguna taquería o pararse en doble fila donde se les ocurra al cabo para eso traen la patrulla. El día 1° más o menos a las 11 a.m. en la esquina de Palacio Municipal dos bicicleteros sobre la banqueta pasaron por las narices de dos agentes y siguieron rodando por la plaza. Me detuve y les dije -Se prohibe circular vehículos, ¿Qué las bicicletas no cuentan como vehículos?- -No, jefe, no son vehículos- Ahora lo comprendo todo.)

El presidente de la república bien podría cambiar su apellido a unos meses de terminar su gestión. Lo que es claro es que su lema “no robar, no mentir, no traicionar” ha producido trozos de lengua como para alimentar de tacos a todos los mexicanos. No hay día que en su monólogo matutino sus declaraciones sean desmentidas, de los robos no hay que ser muy listo, con el sueldo que confiesa no alcanzaría para pagar la escuela y la manutención del más pequeño de sus hijos, al que llamaban el “chocoflán”, lo que desde luego repruebo, pero me dio frío irme a la plaza para verificar su nombre con el wifi gratuito, ya no digamos los negocios de los hijos, los de la no primera, que después de algunos meses reapareció, los de los hermanos, los de los primos, los de los compañeros de gabinete y por supuesto los socios buenos capitalistas como el favorito de Salinas, Slim y sus propios favoritos Chávez el de Vidanta y Larrea a quien compensará las afectaciones con su propio tren para sus minas (éste si será bueno, no como el trenecito del sureste. En cuanto a la lealtad tenemos muchos ejemplos, pero basta un botón, por no decir un botonazo del panzón Ebrard, al que traicionó cuando el “carnal” le ganó la contienda interna y pasó sobre él y luego rompió el pacto, traicionándolo para entregarle el bastón de ¿mande? a Claudia Shiquitibum.

Pero volvamos al apellido: “Obrador”. Es que en realidad debería apellidarse Malobrador, por una clara razón con dos vertientes: Obra mal y construye malas obras. Al que obra mal se le pudre el cutis, dice el refrán, ¡imagínense como lo tendrá!. AMLO es un mentiroso contumaz y es capaz de llevar la mentira hasta sus últimas consecuencias con tal de llevar agua a su molino. Es perverso, con total cinismo levanta infundios, calumnias, difamaciones y cuando le rebaten con la mayor cachaza, ignora la refutación y pasa adelante. Se queja de que los medios desinforman pero tiene cinco canales de alcance nacional que todos los días transmiten la mañanera. Tiene coptados al menos dos periódicos de circulación nacional. La presidencia controla granjas de boots que se dedican a inundar las llamadas redes sociales con publicidad gubernamental y a atacar a los que se manifiestan críticos al gobierno. El manejo político de la pandemia fue una clara muestra de su crueldad. El mismo se traicionó cuando dijo “la pandemia nos calló como anillo al dedo”. Su reacción fría ante los familiares de muertos y desaparecidos muestra que sólo le interesan en la medida que puedan significar incremento o disminución de votos. Los migrantes quizás, sean el más claro ejemplo de su traición a sus propias declaraciones, su indolencia para la condición de miles de hermanos centro y suramericanos, su complicidad con el jefe de la oficina de migración, solapándolo y garantizándole inmunidad por el asesinato de los migrantes en el incendio en Ciudad Juárez y la joya de la Corona, más grande que el Fobaproa, el fraude de Segalmex orquestado por su amigo Ignacio Ovalle, ex Secretario de la Presidencia de Luis Echeverría, y según AMLO una inocente paloma, honorabilísimo, integérrimo, engañado por las malas compañías que provocaron el desfalco más grande de la historia de México.

Las grandes obras: un aeropuerto de cuarta, una refinería que no refina, un trenecito de parque, lento y contaminante, un banco que no ha logrado operar, unos hospitales que no ha terminado de operar, un seguro del bienestar que tiene si cobertura a un importante sector de la población, que antes protegía el Seguro Popular, un almacén de medicinas insuficiente e inútil para disimular el desabasto, un sistema educativo reprobado mundialmente y la inseguridad que no ha logrado aminorar por más que disimule con la manipulación de las estadísticas.

Frente a este desastre que muestran los datos duros, las cifras y una realidad terca que se empeña en mostrar la ineptitud de López Obrador, el presidente tiene una alta aprobación según los sondeos que periódicamente se realizan, aunque su desempeño no goza de igual aprobación, su persona sí, cuenta con el apoyo de las fuerzas armadas a las que ha entregado todo: aeropuertos, aduanas, puertos, trenes, refinerías, etc.,, cuenta con el compromiso de un grupo de votantes incondicionales que justifican su lealtad en las limosnas que reciben, disfrazadas de becas, pensiones, apoyos, etc. que tienen a todas luces una finalidad electoral.

Es posible, sin embargo, que la motivación más fuerte del presidente para continuar su “proyecto” no sea ni política ni ideológica, sino de seguridad personal, de su famila, de sus cómplices y de sus socios. Su supervivencia y la de los suyos estará en juego en las elecciones. Todo el poder y el dinero del gobierno y sus cómplices estará al servicio de la campaña de Morena y los Morenistas, por lo tanto la democracia se pondrá en grave riesgo, las dádivas, las presiones, las mentiras, las promesas, etc. a favor del presidente y sus patrañas.

Será una prueba para la democracia y para los demócratas. Hay tiempo para evidenciar las falacias, las mentiras, los robos y las traiciones.

(Exacciones de año nuevo.- De un tiempo a esta parte los gobiernos se han transformado en promotores de espectáculos siguiendo la antiquísima máxima romana: pan y circo, aunque la verdad sea dicha, cada vez es menos pan y más circo. Personas que se dedican a la promoción como profesionales me han comentado con la discreción que amerita, que promoverlos desde los gobiernos tiene una doble ventaja: la propaganda política, porque la mayoría de la gente no alcanza a comprender que no es gratuito sino que se paga con los impuestos, y la otra, las comisiones que abierta o encubiertamente se cobran. Así es que, amables y desprevenidos lectores, prepárense a pagar en los impuestos todos los despilfarros de los gobiernos.)

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Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

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