CELEBRACIÓN POR AGUASCALIENTES I/III

CELEBRACIÓN POR AGUASCALIENTES I/III

PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE

CELEBRACIÓN POR AGUASCALIENTES I/III

Permítame compartir con usted mi celebración por el acta de nacimiento de la ciudad; por mi Suave Matria, que es la suya, si usted gusta y quiere, y que es más bien literaria, sin baile ni ruido. Lo haré cediendo este espacio a Mario Mora Barba y Agustín Yáñez, de los que traeré del olvido y la oscuridad textos escritos por ellos; textos que desde luego cantan las glorias de la ciudad, y lo hago no sin perder de vista los graves problemas que lastiman a la urbe, ni la alegre ausencia de una discusión seria, reflexiva a propósito de la ciudad que tenemos, y la ciudad que queremos.

[bctt tweet=»Curiosamente, en más de un caso quienes han contribuido a esta invención de Aguascalientes no han sido originarias de esta ciudad.» username=»crisolhoy»]

Por esta ocasión, por tratarse del Mes Matrio, me quedaré con las visiones de estos personajes, cuajadas de romanticismo e inocencia, y de ojos amorosos que sólo ven las cosas buenas de la ciudad amada.

O quizá ocurra que aquel Aguascalientes al que se refirieron era una ciudad más amable y limpia que la que nos tocó a nosotros; más propicia para la convivencia, dado su tamaño y población; su paisaje urbano enmarcado en un cielo menos contaminado. 

Como sea que haya sido, se trata de textos a los que regreso de cuando en cuando, tan solo porque convocan a mis fantasmas y por unos instantes me ofrecen la sensación de estar completo. Si me permite la imagen, es como si mis ancestros vinieran a acompañarme. Están de pie, a mi espalda, viendo como la página en blanco de la computadora se puebla con estos signos, o la manera en que mis dedeos se mueven por el teclado. 

En fin. Imaginaciones mías aparte, también estoy convencido de que escritos como estos contribuyen a la invención de Aguascalientes, visto este invento desde una perspectiva intelectual y emocional, a los que se suman otros como la exedra y la catedral, los murales de Oswaldo Barra, los reyes aztecas de Jesús F. Contreras, las pinturas de Saturnino Herrán, los grabados de Posada, los edificios de Refugio Reyes, de Luis Ortega Douglas, y muchas otras obras que conforman el corpus de la cultura de Aguascalientes, aquello que nos arraiga a esta tierra, y no a otra; lo que creemos, o de lo que sólo tenemos una idea.

Curiosamente, en más de un caso quienes han contribuido a esta invención de Aguascalientes no han sido originarias de esta ciudad. Es el caso, usted lo sabe muy bien, de los autores de La pelea de gallos y los murales del Palacio de Gobierno, y lo será para esta celebración de la palabra con el jaliciense Agustín Yáñez. 

Así que corre y se va. Comenzaré con Mario Mora Barba y dejaré a Yáñez para las siguientes entregas. De Mora Barba le presento su texto Discurso por mi provincia, publicado en El Sol del Centro hace casi 74 años, el 8 de noviembre de 1946. Y dice:

Aguascalientes/la ciudad febril/que tiene para toda la vida/el silbido de un ferrocarril/Ciudad pequeña, semejante a una niña/que después de ensuciarse la cara,/ajarse el vestido,/se lava,/se viste con vestido nuevo//y contemplándose en el espejo/de su cielo se queda muda y asombrada/Ciudad donde el sol juega/en las ventanas de todas las casas/y sus rayos relucen en los vidrios/como las lágrimas/que derraman las madres por sus hijos.

Las Madres.

Mi madre era muy buena/y por eso sigo siendo niño./Un niño grande que contempla/el estado más pequeño de la República./En mis manos caben el jardín de San Marcos,/San Diego y el Encino./Y los mudo de sitio cada vez que quiero/Porque los llevo en el corazón.

El Parián, Plaza de Armas./La Estación y su tren/que llega jadeante a descansar/entre sus casas que parecen muñecas./Cuando estoy enfermo/y creo que voy a morir/hago de cuenta que voy a realizar/un lindo viaje/y digo siempre/Aguascalientes, Aguascalientes, Aguascalientes.

Aguascalientes,/Ciudad de sol,/tierra clemente/-¿Cómo pudo ella darme eterno olvido?-/en tus calles estrechas/y en tus banquetas/ha de sonar el verso que nunca ha caído:/“tiene el andar serio de un muñeca/con sus zapatos rojos y tus calcetas”/Ciudad de mi mamá/y de abuelita./Ella me despreció por infantil

Por la avenida Madero correrán mis lágrimas/convertidas en poemas/de la Ruta de Abril./Mi vida se ha vuelto triste,/ciudad pequeña,/más triste que “Héroes olvidados”/un drama representado/en el Teatro Morelos./Por eso/hoy rezo en Catedral/frente a frente/de mi último crepúsculo./Pero no atino a orar/y sólo digo/con voz que, si viviera,/sería de Enrique Fernández Ledesma:/Aguascalientes, Aguascalientes, Aguascalientes.

Aguascalientes/ciudad de sol,/tierra clemente./Atardecer silente/en nubes de arrebol/Incendio en El Picacho/y luto en la Estación./Por las noches tus hijos duermen como niños/para despertar en las mañanas como hombres./Y moviendo maquinas enormes/ganan el pan nuestro de cada día./Trabajan mucho y a ninguno le queda para un chicle./Pero ellos son muy buenos/y ella es como una niña:/todas las mañanas se lava/se viste con un vestido nuevo/y al contemplarse en el espejo de su cielo/se queda muda y asombrada. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).

Carlos Reyes Sahagún
Carlos Reyes Sahagún

Profesor investigador del departamento de Historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Cronista del municipio de Aguascalientes.

Carlos Reyes Sahagún

Profesor investigador del departamento de Historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Cronista del municipio de Aguascalientes.

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