“KING´S MAN: EL ORIGEN” (“THE KING´S MAN”)
Después de las estrafalarias pero muy entretenidas aventuras sobre la agencia de espionaje más infalible y brutal conocida como Los Kingsman nos toca ahora conocer su origen.
Narrado por el director Matthew Vaughn, quien detenta cierta exclusividad al respecto al haber dirigido las dos cintas anteriores, la película es una curiosa capirotada de recursos narrativos que apela tanto a las formas ya conocidas con que Vaughn ejecuta su conocido gusto por la acción salvaje y desmedida como a una línea dramática mucho más seria que recurre a eventos históricos genuinos y a una recreación de época justo es decirlo muy lograda.
La película inicia en 1912 con el duque Oxford, Orlando (Ralph Fiennes), su esposa e hijo, Conrad, mientras visita al polémico Herbert Kitchener (Charles Dance) apostado en África durante una misión para la Cruz Roja mientras se efectúa la Segunda Guerra Bóer.
Las coas salen mal y la esposa de Orlando es asesinada no sin antes hacerle jurar al Duque que su hijo Conrad jamás deberá conocer la guerra o la violencia. Ante esto, Oxford llevará una vida pacifista hasta que algunos años después una misteriosa mente criminal congrega a algunas de las figuras históricas más adversas como la espía Mata Hari (Valerie Pachner), el mentalista Erik Hanussen (Daniel Brühl) y el legendario monje Grigori Rasputín (Rhys Ifans) para que desestabilicen el orden mundial mediante calculadas intrusiones en los reinos de Austria, Gran Bretaña y Alemania que genere lo que a la postre será la Primera Guerra Mundial, iniciando con el asesinato del Archiduque Fernando a manos de Gavrilo Princip (Joel Basman), lo que afecta directamente a Orlando cuando su hijo Conrad (Harris Dickinson), ahora todo un hombre, decide que quiere involucrarse en la batalla enlistándose en las fuerzas armadas y apoyado por Kitchener, quien termina solicitando la ayuda del Duque para resolver este conflicto.
La trama procura un sentido de ambición y lectura épica al conjuntar tanto escenas en el campo de batalla como aquellas donde se teje la intriga para el desgrane de la política y sociedad europeos que dará inicio a la creación de un servicio de inteligencia independiente que detenga esta amenaza sin descuidar la atmósfera y sentido de aventura propios de un relato que surge de los cómics como escenas de pelea (destaca la muy trabajada y ciertamente emocionante batalla entre Orlando y Conrad contra Rasputín en una gélida mansión rusa) y la forma con que Kingsman se conjura mediante los esfuerzos del Duque de Oxford y sus allegados, en particular el africano Shola (Djimon Honsou), diestro en el arte del combate y la guerra y su secretaria Polly (Gemma Atherton), mujer fuerte e inteligente que demuestra ser mucho más de lo que aparenta.
El único gran pecado de la cinta es no concatenar correctamente éstos disímbolos eslabones para lograr una historia cohesiva y fuerte, por lo que las piezas, por muy interesantes que sean separadas, no logran un conjunto fuerte, pues los brincos entre las dramáticas escenas de amor filial entre Orlando y Conrad, los conflictos entre ellos sobre las posturas pacifistas-patriotas de ambos y los momentos bélicos muy en la línea de “1917” de Sam Mendes colisionan con la jovialidad de tomas donde Rasputín da patadas por los aires o cabras atraviesan con su exagerada cornamenta a seres humanos, simplemente no sabemos cuándo reír y cuándo llorar.
Aun así, “King’s Man: El Origen” deja claro que Vaughn es un director con talento que aún debe localizar ese proyecto con suficiencia narrativa para que demuestre correctamente lo que puede hacer pero que de igual forma puede realizar un divertimento con pretensiones sin que el resultado sea una pedantería (toma nota, Neil Blomkamp).