Aunque el barco tenga lugares privilegiados y zonas deprimidas…

Aunque el barco tenga lugares privilegiados y zonas deprimidas…

Cada vez que somos testigos de una injusticia y no actuamos somos más pasivos ante su presencia y con ello podemos llegar a perder toda habilidad para defendernos y para defender a quienes queremos”.

 Julian Assange. 

 

Han sido semanas de preguntas largas, y de pocas respuestas consistentes ahora que nos venimos preguntando como será el mañana, el nuestro y el del mundo, el de la vida,. Y es que  queriendo o no, cada vez más la marcha del mundo y sus consecuencias nos alcanzarán a todos. Aunque el barco tenga lugares privilegiados y zonas deprimidas, hoy y mañana será el mismo viaje, noche y día, a todas horas, porque o salimos de todo esto juntos o el naufragio será colectivo. Esa es la mayor coincidencia que me he encontrado en las reflexiones más serias y documentadas sobre esta pandemia de inicio de Siglo, y sobre los escenarios que están frente a nosotros y de los que somos parte inseparable.

[bctt tweet=»Una sola tierra, un barco y un solo mar para todos. » username=»crisolhoy»]

Sea como fuere, sabemos que las grandes crisis que ha enfrentado la humanida han provocado cambios significativos en el curso de la historia 

Coincido por lo pronto en que esta situación ha tenido la capacidad de poner en tela de juicio el sistema económico social imperante, el orden de las relaciones sociales  en un mundo globalizado, en el que lo que afecta a un país tiene repercusiones en otros y es, para algunos, una oportunidad de repensar la tendencia individualista y dar paso a un escenario más colaborativo. 

No dudo en que este tiempo nos ha permitido reflexionar y darnos cuenta respecto a la fragilidad de la vida. A su vez nos ha hecho dimensionar y poner en orden qué aspectos de nuestras vidas son importantes, entre ellas por supuesto, las relaciones con los demás. Ha sio tiempo valioso para identificar los cómo rehacer las relaciones qué nos hagan avanzar en una sociedad equitativa, y valorar aquellas, todas aquellas que vienen de lejos pero ahora co mayor fuerza,  precipitando el derrumbe de la civilización y de la especie humana, ni más ni menos. 

Sabemos, aunque parece que las lecciones no se aprendieron bien, que la epidemia de las pestes ded los siglos XIV llevó entre otras muchas cosas, a una reestructuración del sistema educativo bajo el control o la influencia de la iglesia, despertó el interés por las ciencias de la tierra y el pensamiento racional en lugar del concepto escolástico. Como resultado de todo esto, el capitalismo comenzó a tomar un lugar por encima del feudalismo en los siglos siguientes. Se produjo la civilización del Renacimiento, el movimiento de Reforma, la Ilustración y sus revoluciones,  y la revolución industrial. 

Ahora, la nueva pandemia de coronavirus se asemeja a las epidemias de peste de los siglos VI y mediados del XIV en Europa, a la epidemia de viruela del siglo XVI en América y a la pandemia de la Gripe Española de 1918. Solo que ahora el coronavirus llega junto con el momento más crítico para la humanidad, más allá de los cánceres de la espantosa desigualdad acumulada o la quiebra de un sistema económico de dictadura inmisericorde del mercado salvaje. Nuestra pandemia llega con el peor de los fantasmas conocidos, el Cambio Climático. Da escalofrío solo pensar que durante quipen sabe cuantos años o deécadas podamos vivir viendo en los cuerpos de los demás un peligro, o que dibujando posibles escenarios negros  nos enfrentemos a emergencias sanitarias de tono mayor, sangrientas revueltas sociales y desastrosas“guerras frías”

Mejor, como nunca antes, que los cuerpos de los otros sean también los nuestros.

Hay mucha tela de donde cortar e impensables lecturas en cada escenario. Así que anoto ahora lo deseable para después de la crisis, aferrándome a las reflexiones que tocando los abismos del razonado pesimismo, con mayor fuerza aún hunden raiz en el escenario de un mundo más justo y solidario. 

 

Que lo que sobreviva no sea tan solo la confianza en la proximidad de los cuerpos, lugo de esta hibernación puertas adentro; sino que salgamos de esto con urgencia por confiar, también, en muchos otros sentidos que habíamos perdido. Que la relación íntima entre autocuidado y cuidado de los demás se afinque ya no como medida epidemiológica, sino como la manera de vincularnos. 

Lo cierto es que desde hoy y después de esto, de alguna manera, todos y todas vamos a haber ido al mismo funeral

Aún con mayor razonada esperanza, esperemos y apoyemos en nuestra medida para que

los Estados se ven obligados a prepararse para escenarios de desastre o caos mundial en pandemias similares que es probable surjan en el futuro. 

Que con algunos ya lo han señalado las repecuciones de todo esto afecten para bien en la economía y la vida sociocultural, las relaciones humanas, de una vez por todas, al tiempo que el mundo, la vida, se transformen para bien

Y pensar que si de cualqier manera vamos ya cargando con un mismo muerto , en lugar de un mundo cada vez más lleno de fronteras y desigualdades, estemos a tiempo de construir un mundo para toda la humanidad. Una sola tierra y un solo mar para todos.

 Publicado en “Hidrocálido”.  08.08.2020

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

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