De las oportunidades que dejamos ir en nuestras vidas

El día de hoy, platicando con una persona que quiero mucho, me he dado cuenta, que el ser humano no es consciente de que la vida se va en un segundo…
La vida pasa tan rápido, que vivimos esperando cosas y eventos; y dejamos pasar oportunidades grandiosas, por estar buscando y esperando aquello a lo que nos aferramos.
Recuerdo como si fuera ayer cuando salí de la universidad… En la Universidad soñábamos con retirarnos a los 35 años; y resulta ser que no me retiré a los 35 años, y aunque así hubiera podido hacerlo, no lo habría hecho, porque me encanta mi trabajo y sobre todo las experiencias que vivo a diario y que resultan de todo ese ambiente derivado de mi trabajo.
¿Porque le cuento todo esto amable lector?
Por el simple hecho de que yo también infinidad de veces, dejé de hacer mil cosas, por creer que tenía todo el tiempo del mundo… y un día despiertas y te das cuenta que has llegado quizás a la mitad de tu vida… y haces un alto para reflexionar y pensar si de verdad estás haciendo lo que quieres y te gusta.
Después de que entendí esta premisa, empecé a sentir más y pensar menos…
Curiosamente hace 25 años, mi padre que en paz descanse me decía: Eduardo; piensa bien las cosas antes de hacerlas para que no tengas nada de que arrepentirte.
Y a partir de ahí, me hice totalmente analítico… aunado a mi trastorno obsesivo compulsivo, era una máquina de pensar, que aunque pensaba demasiado, simplemente las cosas no me salían como yo esperaba.
Cuando adquieres experiencia y edad, sigues creyendo que al buscarle explicación a todo y ser analítico, es una bendición que te permite ser más mesurado, y equivocarte menos, cuando la verdadera realidad, es que un buen día, te das cuenta, que de verdad deberías de pensar menos y sentir más.
Porque al sentir más, le dejas de dar el poder al ego y a los miedos, y empiezas a vivir una etapa de tu vida en la cual solamente haces las cosas por el gusto de hacerlas… sin remordimientos ni culpas.
Aprendes que a veces tienes que dejar patrones de conducta aprendidos, y empiezas a darte la oportunidad de hacer cosas y de conocer gente que se salían de tu estándar de vivencias que pudiéramos llamar normales.
Y es ahí cuando te das cuenta con mucho arrepentimiento del tiempo que dejaste pasar, por pensar ingenuamente que tenías todo el tiempo del mundo.
Y volteas para atrás y ves que tienes 42 años y que hace 18 años saliste de la universidad, y en este preciso momento estás viviendo cosas realmente increíbles que jamás pensaste qué harías, porque jamás te imaginaste que tu evolución de consciencia te llevaría al momento en que estás viviendo ahora.
Por otra parte, ese arrepentimiento de no haber hecho más cosas cuando eras joven, desaparece cuando te das cuenta que en el pasado los hechos y acontecimientos que pasaron y no pasaron, son resultado de tus decisiones, y que no podrías haber hecho otra cosa, porque lo que hiciste era perfecto en cuanto al nivel de conciencia que tenías en ese momento, y no podía haber sido de otra forma, porque si “hubiera” sido de otra forma, (el hubiera no existe) no habría usted evolucionado… o involucionado (todo depende de cómo usted haya tomado la experiencia… si como aprendizaje o como castigo)
Todos estamos aquí, en la misma Universidad de la vida, solo que estamos cursando materias diferentes.
No podemos esperar que las lecciones sean las mismas que la persona que tenemos a nuestro lado; todos estamos en nuestro justo momento.
La diferencia es que hay personas que viven llorando y lamentando lo que no tienen.
Pero la realidad es que muchas veces no tenemos las cosas que queremos porque no sabemos tomar decisiones, y analizamos el contexto muy diferente, y no somos capaces de ver las posibilidades de posibles actos y acontecimientos que se derivarían de una decisión que nos resistimos a tomar, y no las tomamos porque el miedo nos hizo imaginar un desenlace que nuestra complicada mente, dio por hecho que pasaría… y pasó… pero solo en nuestra mente.
Dicho de otra manera:
El 98 % de las cosas que imaginamos, jamás pasaron en realidad, solo pasaron en nuestra mente.
No le quiero con todo esto, cómo vivir su vida, pero si le diría que se arriesgue a ser capaz de juzgar menos a la gente…
He podido comprobar, que casi siempre, damos una apariencia errónea de lo que somos en realidad.
Hace unos días, un amigo con el cual fui a comer, me comentó que a él le costó bastantes años, entender mi manera de ser y de pensar…
Porque las personas que tenemos algún tipo de trastorno, procesamos la información de manera diferente a una persona “normal”
Pero curiosamente, la mayoría de las veces ignoramos que de por sí todos los seres humanos somos diferentes y actuamos diferente.
Pero todos tenemos el mismo patrón:
No queremos aventurarnos en cosas desconocidas porque siempre tenemos miedo de perder.
Con el paso del tiempo, he aprendido que también la gente más auténtica, es porque llegó un momento en el cual se dio cuenta que no tenía nada que perder… y el miedo se borró de su mente permanentemente; y al actuar sin miedo, lograron cosas realmente grandes.
Me resisto a seguir diciéndole a usted como vivir su vida, solo puedo decirle que si decide arriesgarse, pasaran cosas en su vida que jamás imaginó.
Yo por lo menos puedo decir que no me he quedado con las ganas de casi nada.
He conocido gente grandiosa, he conocido gente con costumbres y maneras de pensar muy diferentes a las mías. Gente que muchos tacharían de raros.
Curiosamente, cuando entras a esa espiral de aprendizaje y pensamiento, tu mente se hace tan adicta a esa realidad, que es casi imposible que regreses a donde estabas hace quizás dos años.
Gente que empieza a entrar y salir de tu vida más rápidamente que antes…
Y tu círculo empieza a cambiar… y ves que hay gente que se va quedando en el camino, que te habría encantado que caminaran junto a ti.
Pero eso ya no será posible.
Y no será posible porque la gente que empieza a entrar en tu vida, es diferente al promedio.
Y no sabes cómo pasó… No sabes en que momento empezaste a ver las cosas diferentes… solo recuerdas que un día tomaste una decisión que desvió la trayectoria de tu vida en tan solo .005 grados… lo suficiente para trazar un camino muy diferente a largo plazo a la línea recta que tenías en tu vida; Por que los grandes cambios empiezan con decisiones pequeñas.
Por lo tanto estimado lector:
Viva, arriésguese, tome decisiones, no permita que lo domine el miedo…
Equivóquese una, dos, cuatro, siete veces, quince veces… treinta veces…
Equivóquese las veces que sean necesarias, pero no deje de intentarlo.
Valiente no es aquel que no tiene miedo… Valiente es aquel que con todo y miedo toma decisiones que cambian el rumbo de su vida.
Recuerde usted, y es todo lo que pretendo enseñarle el día de hoy:
Solo por hoy…. Piense menos y sienta más.
Gracias RIMP, porque contigo sigo aprendiendo cada día más. No dejes de enseñarme por favor.
Y usted amable lector, no deje de aprender… que es lo único que no cuesta nada, y es lo que lo hace crecer a usted cada día más.
Namasté.
Nos leemos la próxima semana.