El arte como medio de rendención
Ars longa, vita brevis- El arte es mucho, la vida es cortra. / Hipócrates
A finales del siglo XIX Sigmund Freud y después Carl G. Jung ya en el siglo XX, marcan el inicio de una reflexión y análisis del evento artístico desde la realidad del inconsciente. El arte nos revela un camino hacia ese mundo desconocido reprimido o ignorado todavía que, pesé a todo, pugna por ser y mostrarse. El artista vive esa dualidad entre lo conocido como consciente y lo que todavía ignoto y descontenido emerge de su psique. El esfuerzo creador consistirá, pues, en darle forma, expresión y una posible contención para concienciarlo y hacerlo inteligible. Es evidente, que tratar del arte desde la perspectiva psicológica plantea una serie de interrogantes que muchas veces se consideran irresolubles objetivamente y que a menudo generan confusiones obstinadas cuya clarificación pasa por una necesaria demarcación cognitiva.
En este marco conceptual la relación arte-psicología surgen algunas preguntas interesantes:
- ¿Cómo abordar a Leonado Da Vinci para comprender su obra?
- ¿Qué escondía detrás la literatura de Romeo y Julieta?
- ¿Cómo ahondar la obra de Wagner? ¿Qué emoción poseía a Picasso a la ahora de romper sus propios paradigmas?
- ¿Cómo lidiaba el proceso creativo con el comercio del arte-comercio Salvador Dalí?
- ¿Qué espectro digital consultaba Eno para seguir siendo original su música?
- ¿Qué tipo de contenidos audiovisuales consumía Octavio Paz para su inspiración?
Es aquí, en el océano de estos interrogantes emergentes donde las tesis defendidas desde la perspectiva junguiana son de gran ayuda para establecer esa tan necesaria demarcación epistemológica de la psicología estudiosa del fenómeno artístico.
La obra como al artista deviene de sus pisque y contexto que le rodea, la cambiante personalidad al paso del tiempo, sus pasiones, sus amores y desamores, su inspiración espontánea y su creación inconsciente alojada en un mundo repleto de símbolos a espera de su desentrañamiento.
En esta reflexión debemos reconocer a la naturaleza del ser como inmanente de su cultura igualmente, y aunque ésta no es perpetua y se encuentra en constante cambio sí puede demostrar estados de una forma igual de clara que en el arte del hombre; el arte natural es, incluso, inspiración para el hombre.
A través del tiempo, el concepto del arte ha sufrido varias transformaciones; no obstante, el arte es la creación que surge de remover el alma y penetrar en las profundidades del corazón humano con el fin no sólo de representar lo bello y lo armonioso sino también las preocupaciones del alma, es una forma de sublimar nuestros dolores, de convertir algo que cotidianamente se considera grotesco en algo que nos represente una situación, una idea, una pasión y poco a poco se convierta en un escape, en una liberación y, quizás, esa liberación es la que necesitamos para seguir adelante.
Al final todo, la expresión del placer o displacer lo provoca el artista al público espectador, a sus detractores y sus seguidores, todos ellos tendrán la última palabra.