El calvario hacia la presidencia

Hace apenas dos días, Marcelo Ebrard nos confirmó lo que ya todos sabíamos; que va a contender para ser el abanderado presidencial de morena y aseguró que mantendrá la ventaja que hoy tiene en las encuestas.
Dos son los destapados por el Presidente, Ebrard y Sheinbaum, pero mientras este ha logrado destacar en su papel de canciller, Sheinbaum es la Jefa de Gobierno que vio perder la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México, en 2021. Si eso no fuera suficiente para poner en jaque su candidatura, la más reciente encuesta del El Financiero revela que, por primera vez, morena y sus aliados se encuentran por debajo de la alianza PAN-PRI-PRD, en intención de voto para jefe de Gobierno.
Aunque López Obrador ha dejado entrever su preferencia por Sheinbaum, el camino será más difícil para ella. Claudia tiene que administrar una de las urbes más complejas del mundo, en un momento histórico especialmente difícil, mientras que la actual posición de Ebrard le permitirá pasear tranquilamente por las 32 entidades con cualquier pretexto y, si llegado el momento, se vuelve evidente para AMLO que quien mejor posibilidad tiene para dar continuidad a la 4ª transformación, no es Claudia, la sagacidad política del tabasqueño lo llevará a impulsar a otra de sus corcholatas.
Otra cruz que debe cargar Sheinbaum es el tercer dictamen elaborado por la empresa DNV, acerca de las causas del desplome de la línea 12 del metro, mismo que el gobierno de la CDMX no ha dado a conocer, argumentando que es materia de un litigio con la misma empresa, pues la acusa de “haber convertido un informe técnico en algo político” y haber cambiado “completamente la visión del segundo al tercer reporte”.
Si Sheinbaum pretende continuar en la carrera presidencial, es imperioso que ella y sus abogados ganen ese litigio y que prevalezca en la opinión pública que la causa del desplome se debió a fallas estructurales, como mencionaba el segundo dictamen, y no a falta de mantenimiento, como se sugiere que menciona el último; así no solo quedaría exenta de responsabilidad, sino que le cargaría el muertito a Marcelo Ebrard. Dos pájaros de un tiro.
Una tercera vía es que se revelara, como ya se ha sugerido, que el desplome fue consecuencia no solo de una falla estructural, sino también de la falta de mantenimiento. Si este escenario se actualiza, tanto Sheinbaum como Ebrard quedarán marcados por la tragedia y será complicado sostener sus aspiraciones presidenciales. Quizá, no es casualidad que AMLO haya llevado a Adán Augusto López a Bucareli, solo 3 meses después del desplome de la línea 12.