El compromiso social

El compromiso social

Cuando Marc Bloch escribió desde la cárcel nazi el libro sobre el que trataría de explicar La extraña derrota, se refirió claramente a la falta de compromiso de los hombres de ideas para intervenir en el debate cívico particularmente en momentos críticos de la república. El rechazo de buena parte de su generación a debatir sobre la política del presente, fue uno de los aspectos que más lamentó en lo que podrían ser sus cuadernos desde la cárcel. Su otro gran libro fue Apología por la historia o mejor ¿para qué sirve la historia? como empieza su texto a partir de la pregunta de uno de sus hijos.

Después de participar como funcionario público a nivel estatal y federal durante cerca de 15 años, decidí enfocarme en la historia del periodo novohispano, mi formación tanto en la Maestría del Inst. Mora como en el Doctorado en Tulane University fue sobre ese periodo, como una manera de alejarme de la degradación de la política y de la burocracia lo cual había vivido personalmente en un momento que se reconocía de transición democrática. Pude observar directamente cómo el Servicio Civil de Carrera, que tenía como objetivo lograr una burocracia profesional, se frustró por las pugnas y oportunismos partidistas, de tal manera que el esfuerzo por lograr políticas públicas de mediano y largo plazo se interrumpió en aras de la nueva partidocracia y del ascenso de políticas populistas de diferentes signos que se vislumbraban desde entonces.

El interés por entender nuestra historia y nuestros traumas, como lo observara Edmundo O’Gorman, me llevó a reconstruir por ejemplo el papel central de figuras como la de Jerónimo de Orozco, la dinámica del mestizaje y la relevancia de los afrodescendientes en la conformación social de la región, la lucha de mujeres esclavas por su libertad, en fin, reflexionar sobre el significado de las Pinturas de castas, en un esfuerzo por comprender un periodo desde la historia social.

No obstante, la crisis actual del Estado mexicano y de la vieja utopía republicana y democrática en el país, me impulsan a incursionar en el debate cívico del estado y del país. Lo veo en la actualidad como un compromiso que, desde la academia, podemos asumir no desde posturas ideológicas o dogmáticas, sino a partir de una necesaria participación con experiencia y conocimiento acumulado y desde luego con el interés de hacer más comprensivo nuestro presente.

No pretendo tener una participación neutra ya que eso no existe ni en la teoría del conocimiento ni mucho menos en la arena pública. Sin embargo, relativizar o peor aún descalificar toda opinión en función de una idea que trajo la posmodernidad radical, es decir descalificar cualquier participación a partir de posturas sociologizantes o esencialistas del tipo de: como pertenece a tal estrato social piensa como tal…, o como es hombre blanco y heterosexual no entiende las problemáticas sociales de los otros (as)…. Por el contrario, estoy convencido que es importante en los actuales momentos de polarización y desconfianza reivindicar la posibilidad de argumentar racionalmente y de manera sistemática frente a posturas ideológicas y relativistas, para tratar de entender una realidad compleja que exige respuestas creativas y comprensivas. Quizá ello nos permita recuperar la esperanza en términos sociales que hemos perdido.

Víctor González
Víctor M. González Esparza

Historiador, académico

Víctor M. González Esparza

Historiador, académico

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