La lucha es colectiva: “Mucha Muchacha”: por una ciudad segura y amigable
Carta de presentación
El pasado viernes 24 de mayo, un grupo de mujeres jóvenes presentaron un trabajo sobre la importancia y necesidad de que las personas, en especial las mujeres, transiten por la ciudad con libertad y seguridad. Este grupo se llama “Mucha Muchacha”. En entrevista virtual, una de sus fundadoras nos cuenta: “El grupo se crea en 2020 por el interés de mujeres jóvenes de dialogar y reflexionar sobre distintas problemáticas que observamos, percibimos y vivimos en la ciudad de Aguascalientes”. Desde entonces, han establecido vínculos con mujeres que también tienen las mismas preocupaciones e intereses.
Su objetivo general, nos cuenta, es: “Trazar mapas colectivos a través de diferentes expresiones artísticas (dibujo, fotografía, video y escritura creativa) en los cuales se identifiquen problemáticas socioespaciales que viven las mujeres jóvenes…”. Para ello se procura reconocer “factores emocionales, sensoriales y estructurales, a fin de identificar estrategias cotidianas para la reapropiación de los espacios públicos y ejercer nuestro derecho a la ciudad”.
A partir de este gran objetivo, han realizado talleres, encuentros, presentaciones de libro, conversaciones streaming con personas activistas y/o académicas. En estas tareas, también apoyan iniciativas artísticas y favorecen la diversión, porque ellas son alegres y tienen una visión optimista de la vida, a pesar de la violencia en la que vivimos. Ese viernes 24, después del trabajo y el diálogo con el público, se presentó un trío de muchachas de nombre Polilla Pocket, que tocaron rock alternativo y dieron otro color al evento.
El trabajo de ese día consistió en dar a conocer parte de los resultados de un taller que fue patrocinado por el Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC). Presentación de un fanzine, en el que se expone información de la organización y de sus actividades, especialmente, de estos resultados del taller.
Habitar la ciudad
Para sus integrantes, según sus propias palabras, las ciudades son más que “laberintos de asfalto de color gris, automóviles, edificios, movimiento, estrés, caos, contaminación”. Su visión va más allá: las ciudades son habitadas por una diversidad de personas en su naturaleza, con expresiones culturales y con sus posibilidades de vivir, de luchar y resistir los embates de un conjunto de males sociales, como la violencia hacia las mujeres. Por eso, su interés de analizar, dialogar y proponer alternativas para una apropiación de los espacios públicos de la ciudad y para una mejor convivencia entre las personas que la habitan.
A quienes integran “Mucha Muchacha” les interesa comprender las dinámicas que se viven en las ciudades, especialmente la ciudad de Aguascalientes, en donde ellas habitan y ven crecer los problemas. Su diagnóstico es profesional y claro: “la expansión urbana acelerada y contradictoria, que ha dado prioridad a los desarrollos de cotos cerrados, lo cual produce una morfología urbana fragmentada; la segregación socioespacial a partir del ordenamiento deliberado, según clases sociales diferenciadas, que provocan desigualdades, exclusiones y violencias; la ineficiencia del sistema de transporte, público y vías de movilidad seguras, asequibles y eficaces para quienes no tienen acceso a transporte privado; el desabasto de agua y la deforestación; y la violencia sexual que viven las mujeres en los espacios públicos”.
Como es fácil entender, a partir de esta grave problemática, se impide tener una convivencia madura, amigable. En concreto, en Aguascalientes detectan “múltiples barreras: las físicas: bardas, vallas y rejas; las económicas: costo de vida elevado, acceso limitado a la vivienda asequible, acceso limitado a los servicios públicos; las sociales: discriminación y prejuicio de ciertos grupos de la población, así como la falta de representación y participación de estos grupos en la vida cívica; y las barreras simbólicas: poca representatividad de las mujeres, comunidad LGBTQ+, indígenas, activistas, entre otros en la iconografía, la arquitectura y en el diseño urbano de la ciudad”.
A partir de estas barreras, es un hecho que se van reduciendo las posibilidades de colectivizar los espacios públicos y de potencializar las relaciones de cuidado y de proximidad entre las personas que habitamos la ciudad. Es así como durante los cuatro años del colectivo, las integrantes de “Mucha Muchacha” han procurado responder a preguntas como las siguientes: ¿Cómo la planeación urbana, los mecanismos políticos y el mercado inmobiliario afectan la manera en la que vivimos las personas día con día? ¿Cómo se expresan las diferencias entre diversos grupos sociales en las formas de habitar los espacios? ¿Cómo es que se habitan los espacios a través del papel de la feminidad y la masculinidad, el género y la sexualidad? Pero, en particular: ¿qué agencia tienen las mujeres, especialmente las muchachas, para transformar la ciudad que habitamos?
Estas preguntas son guías que detonan reflexiones y acciones, porque, como se dijo antes, los espacios no son neutros y se reconfiguran a través de nuestras experiencias espaciales, además de estar relacionadas con características identitarias que nos conforman tanto de manera individual como colectiva. Para las integrantes del grupo, “como mujeres, siempre diversas, hemos vivido violencia sexual en distintos espacios de la ciudad, como el espacio público; calles, banquetas, parques, plazas, mercado, transporte, etc.” Además, enfatizan que desde niñas aprendieron que los espacios públicos no eran seguros para ellas. Lo advirtieron sus mamás “no salgas sola, es muy peligroso”. Y, sin duda, lo es. Así lo muestra los datos duros y los testimonios.
Las mujeres violentadas
En el año de fundación de “Mucha Muchacha”, Aguascalientes ocupaba el tercer estado de todo el país donde había más violencia (física, psicológica, sexual, patrimonial…) en las mujeres, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, del INEGI. Si profundizamos en los datos que ofrece la última encuesta (2021) que aplica este instituto, podemos señalar que el 72.8 por ciento de las mujeres de 15 años o más, experimentaron algún tipo de violencia a lo largo de la vida. Desde 2006 hasta la última encuesta (2021) nuestro estado siempre ha tenido un porcentaje mayor al promedio nacional. En otras palabras, Aguascalientes no es la ciudad de la “gente buena”. Detallemos.
En el ámbito comunitario, el 47 por ciento de las mujeres en este rango de edad experimentaron con mayor frecuencia algún tipo de violencia a lo largo de la vida. De manera particular, llama la atención que el 73 por ciento de las mujeres vivieron violencia en la escuela y el 31 en el trabajo. También, en Aguascalientes, un 45 por cierto de la población de mujeres de 15 años y más ha vivido situaciones de violencia sexual en el ámbito comunitario a lo largo de la vida. El 61 por ciento de ellas señaló que la principal persona agresora fue un desconocido y el 67 declaró que ocurrió en la calle o algún parque.
En otra encuesta elaborada por el mismo INEGI, (Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública) se estima una cifra muy preocupante sobre los delitos no denunciados que ocurren a lo largo y ancho del territorio nacional. El extremo es el feminicidio, porque los gobiernos (de todos los colores partidistas) no han podido o no han querido enfrentar esta tragedia. Y junto a este problema, está la impunidad: esta misma encuesta identifica en Aguascalientes las escasas “Ordenes de aprehensión registradas en las averiguaciones previas y/o investigaciones iniciadas y carpetas de investigación abiertas”.
En el fanzine de “Mucha Muchacha” sus integrantes denuncian la violencia mortal, pero también aquella violencia cotidiana que impide ya no la convivencia, sino únicamente la seguridad mínima: “en nuestros trayectos por la ciudad, ya sea caminando, en el transporte público y/o en bicicleta habrá hombres que nos chiflan, nos gritan piropos, nos hacen tocamientos y nos observan de manera lasciva como si fuéramos de su pertenencia y como si fuéramos cuerpos que existen únicamente para satisfacer su placer, nos hace sentir expuestas y vulnerables. Es así como con el tiempo incorporamos la incomodidad y el miedo como parte de nuestra cotidianidad y nuestra experiencia urbana”.
Para las mujeres, especialmente las jóvenes, se violan sus derechos al estar y moverse libremente por la ciudad a cualquier hora, sin importar si van o no acompañadas, y sin que su aspecto y forma de vestir sea un factor que incite a que se les violente. Las integrantes de “Mucha Muchacha” comprenden que una de las razones por las que las mujeres viven este tipo de violencia en el espacio público, es porque históricamente se ha construido un imaginario social que seña que su lugar por excelencia es el ámbito privado, en el hogar.
La lucha colectiva y permanente
Una de las fortalezas de esta organización no sólo es la denuncia o la capacidad intelectual para comprender esta acuciante problemática, sino también el trabajo colaborativo y propositivo. Ellas están sumando a personas que también quieren hacer un cambio en la ciudad, donde desaparezca en definitiva todo tipo de violencia, especialmente en las mujeres.
Públicamente, dicen: “estamos en una constante negociación, buscamos autonomía, independencia y seguridad para transitar libremente en las calles, es por eso por lo que nuestra apuesta es pensar y accionar políticamente desde lo colectivo, desde los cuidados y tomando en cuenta nuestras vivencias, sentimientos y deseos como factores que afectan a la configuración de la ciudad”.
Ellas conocen los errores y contubernios de gobernantes y empresarios de inmobiliarias que han hecho de la ciudad lo que hoy padecemos todos, mujeres y hombres. Hay corrupción, incompetencia y las leyes no se cumplen. Todo esto aunado a la violencia que han traído los grupos criminales que, tristemente, ya están aquí.
En lo que a las integrantes de “Mucha Muchacha” les toca, ellas trabajan a partir de sus capacidades e intereses. Ellas han encontrado en “el urbanismo de cuidados y las geografías subversivas” un faro que ayuda a realizar cambios. Parten de un principio: “las ciudades deben ser planificadas tomando en cuenta la sostenibilidad ecológica, económica y social que fomenta la convivencia, que facilita enlazar distintas actividades cotidianas a través de la edificación y la movilidad, tomando como base la de proximidad, previendo espacios comunitarios y de trabajo, además de cuestionar el orden de habitabilidad en la distribución de lo público y lo privado”.
Ellas le apuestan al diálogo y saben que uno de los caminos para “reducir brechas y vivir vidas más libres y justas en espacios seguros, sin violencia, plurales y más inclusivos es a través de escucharnos, cuestionar lo que sucede en nuestro entorno y llegar a puestas en común”. “Mucha Muchacha” quiere entender las múltiples experiencias en la ciudad desde perspectivas individuales que viven en colectivo, por lo que se busca un trabajo de equipo en donde exista empatía y entendimiento.
Nota final: desde lo pequeño
En la reunión del viernes 24, comentaron a las y los asistentes que en el taller realizado, las participantes -algunas de las cuales volvieron a dar su voz- compartieron sus experiencias y señalaron específicamente de dónde viene el miedo, la incapacidad de acción colectiva, las limitaciones de movilidad por la ciudad. Ellas “mapearon” sus lugares que frecuentan y dijeron lo que viven y sienten allí.
También se reunieron para, desde el lugar en el que viven y trabajan, proyectar un futuro ambicioso y favorable para todas, todos y todes. Por eso, se reunieron para identificar, imaginar y crear espacios seguros, resignificando, reapropiando y creando estrategias para hacerles frente a las problemáticas que viven. Su consigna, que deberíamos aprender todos, es: “las calles también son nuestras y las defendemos”.
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*Se agradece el apoyo de Lupita Contreras y Pau Romo.
Diana Karina Rivera. Autora de los dibujos.