“LA TRAGEDIA DE MACBETH” (“THE TRAGEDY OF MACBETH”) – APPLE TV+

“LA TRAGEDIA DE MACBETH” (“THE TRAGEDY OF MACBETH”) – APPLE TV+

A diferencia de lo que el mismo Macbeth enuncia en la inmortal obra de William Shakespeare, aquí no hay actores que se pavonean y agitan por horas en el escenario sin saberse de ellos después. Tampoco es un cuento contado por un idiota y ciertamente el ruido y la furia que presenciamos en esta formidable adaptación cortesía del hermano mayor de los Coen, Joel (Ethan ha decidido alejarse del mundo del cine para enfocarse al teatro), tiene mucho significado, sin que algún ápice del que fraguara el Bardo hace más de 400 años se pierda. Esta iteración de “La Tragedia de Macbeth” realizada para Apple TV+, se suma a los esfuerzos de cineastas consagrados como Orson Wells o Roman Polanski por traducir al lenguaje cinematográfico la epopeya sobre ambición y ruina que Shakespeare diseñara para montarse en los escenarios isabelinos con la frescura que le dota su propuesta plástica monocromática a escala de grises y un reparto majestuoso que se mete de lleno en los legendarios roles asignados sin que jamás cruce por la mente por qué se requiere otra adaptación a este texto. Sin importar la identidad étnica del personaje es Denzel Washington quien encarna al escocés Macbeth, un talentoso guerrero y avezado general en las tropas del Rey Duncan (Brendan Gleeson) que al regreso de una batalla se topa junto a su gran amigo Banquo (Bertie Cravel) a tres brujas (todas ellas interpretadas maravillosamente por Kathryn Hunter) que le profetizan su ascenso al trono de Escocia, así como que el linaje de Banquo será uno de reyes. Al comunicarle esto a su esposa (la insuperable Frances McDormand), ella prontamente conjura el asesinato del Rey Duncan para garantizar la coronación de Macbeth. Éste, para mantener el poder, se engarza en una gesta para eliminar a quienes considera enemigos a costa de su cordura y la de su esposa, quien gradualmente pierde la razón ante la postura megalómana y homicida de Macbeth.

Narrativamente, la traducción que hace Coen al material original no encuentra muchas variantes, constriñendo algunos capítulos y alterando un poco algunos roles de personajes secundarios como Ross (Alex Hassell), quien adquiere mayor preponderancia aquí, por lo que la lectura sobre los temas de codicia y locura que plantea Shakespeare en su obra se aprecian aún mejor en la rica propuesta visual que subraya la amoralidad y decadente antropocentrismo de los personajes ante los hermosos cuadros que exhibe el fotógrafo Bruno Delbonell reminiscentes a las ominosas atmósferas expresionistas y los mustios encuadres de Ingmar Bergman para “La Hora del Lobo”, sobre todo cuando las Brujas hacen su aparición. Todo en el diseño visual, desde los altos contrastes en la iluminación hasta las anguladas tomas en interiores nos hablan de la rígida contextura moral en que estos personajes viven, tratando de apegarse a un código maniqueo a pesar de sus acciones malignas o ingenuas. Todo matiz brota de las emociones de Macbeth y su esposa, pero son sus acciones autoindulgentes y despiadadas lo que hace de la arquitectura que les rodea se mimetice y ponga al servicio de su conducta. Esta nueva lectura sobre “La Tragedia de Macbeth” demuestra que sus temas continúan vigentes y que sólo requiere un soberbio cuadro de actores y a un director capaz de comprender el trasfondo en este texto para que los exquisitos y líricos diálogos de Shakespeare continúen su marcha atemporal ante los ojos de cualquier espectador. Además ¿Una historia donde la traición, el crimen y la fatalidad marcan a sus protagonistas y al ritmo de la trama? Pues sí, suena a una película de los Coen.

Juan Pablo Martínez Zúñiga
Juan Pablo Martínez Zúñiga

Juan Pablo Martínez Zúñiga

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