LOS 101 AÑOS DE OSWALDO BARRA CUNNINGHAM…

El 20 de agosto de 2022 se inauguró en el Salón de la Plástica Nacional, en la ciudad de México, una exposición de la obra del pintor chileno Oswaldo Barra Cunningham, para conmemorar el centenario de su natalicio. La muestra, integrada por una serie de pinturas, bocetos y dibujos que ocuparon la totalidad del edificio, estuvo abierta al público hasta noviembre en esta galería de la Colonia Roma.

Asistimos a la ceremonia de apertura la titular de Artes Visuales del INBAL, una funcionaria de la embajada de Chile en México, la directora de esa galería y este servidor de la palabra que intento ser, en mi calidad de titular de cultura de Aguascalientes, y con la representación del Gobierno de Aguascalientes.

Por otra parte, por mi conducto, la Universidad Autónoma de Aguascalientes obsequió a estas personas ejemplares del espléndido texto del doctor Luciano Ramírez Hurtado “Pinturas murales del Palacio de Gobierno de Aguascalientes, imágenes y arquitectura del poder”, un estudio a profundidad sobre lo que el tema anuncia.

Desde luego también estuvieron presentes la viuda del artista y varios de sus hijos. En nombre de la familia habló su hija Fresia Barra, cuyo discurso me permito incluir a continuación, aprovechando el hecho de que el sábado anterior se cumplieron 101 años del nacimiento del pintor. Indudablemente el texto de Fresia Barra aporta datos interesantes sobre este personaje, que indudablemente gracias a su obra se ganó un lugar en la Historia Matria y en la memoria de Aguascalientes.

DEL GRIS PROFUNDO AL COLOR.

PALABRAS SOBRE MI PADRE..

Fresia Barra

Osvaldo Barra Cunningham; mi padre, tuvo una profunda e inagotable
pasión por el arte desde los primeros años de vida. No muchos descubren
desde la infancia su esencia. Mi padre lo hizo. Desde niño amo
profundamente la vida, la naturaleza, el conocimiento, la ciencia,
biología, astronomía, las humanidades, historia, filosofía, arquitectura, en
fin, por supuesto el Arte.

La inquietud nació desde muy pequeño dibujando, coloreando e incluso
copiando retratos de Manet y Degas. En su juventud modelando
porcelana y después esculpiendo. Comienza a ser reconocido en su
ciudad natal, Concepción. Sus pinturas son llamadas “Los Grises de
Barra”, a razón de los intensos tonos ocres propios del sur chileno.
Entre pingüinos, ríos insondables, paisajes con hermosas pinceladas;
pasó su juventud. Construyó con troncos del mismo bosque de Colcura
su propio refugio, un estudio de artista sobre peñascos frente al mar; mar
helado por las corrientes de la Antártida.

Aprendiendo la técnica del mural al fresco junto con el Maestro Gregorio
de la Fuente; viaja a Santiago rindiendo homenaje a los Mineros del
Carbón del sur chileno. Su Mural titulado “A los Mineros de Lota”, ganó
primer premio en la Academia de las Artes de Santiago.

Con un anhelo por acercarse al corazón del gran movimiento cultural
muralista de la década de los cincuenta decidió partir continuando un
viaje onírico que se transformó en realidad uniendo dos culturas, la
chilena y la mexicana; con esto, la transformación de los Grises de Barra
adquirió el colorido de los pigmentos de tierras mexicanas.
Al llegar a México, quiso encontrarse con Diego Rivera,
coincidentemente le dieron la noticia de que éste se encontraba en Chile,
en Concepción. A su regreso de Chile buscó a mi padre y le mencionó
que tuvo el placer de conocer los murales sobre los Mineros de Lota y
otros trabajos, y le confesó que estaba gustoso de recibirlo pues encontró
gran maestría y potencial en toda su obra. Inmerso en el mundo cultural
e intelectual en México, realizó murales y obra plástica tanto en nuestro
país como en Europa y medio Oriente.

Mi madre, restauradora de arte del CNCOA lo conoció en el Centro de restauración de obras de Arte del INBA, ahora SECROPAM cuando realizaba mi padre la restauración de los murales de Diego Rivera pues
el Maestro Rivera le pidió a mi padre se hiciera cargo de la restauración
de sus murales que se encontraban en el Palacio Nacional los cuales
fueron desprendidos para ser llevados a la Secretaría de Educación
Pública.

En 1996 el Gobierno de Chile lo hizo merecedor del premio Gabriela
Mistral, con el grado de “Comendador de la cultura de Chile en el
Mundo” y yo agrego: “y de México”. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).