Propósito para el año 2023: Mejorar la educación especial en Aguascalientes

Propósito para el año 2023: Mejorar la educación especial en Aguascalientes

Para Lupita, con cariño y admiración.
Para Reyna, a quien tanto queremos.
“La igualdad no significa que todos obtengan lo mismo,
sino que todos obtengan lo que necesitan”.
“Un niño con necesidades especiales
te inspirará a ser una persona especial”.

¡Feliz año nuevo!

“¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!” es la frase que pronunciamos, escuchamos, escribimos y leemos cientos de veces durante la última semana del mes de diciembre de cada año. Y ya para iniciar el año nuevo algunos solemos fijarnos propósitos y compartirlos con la familia y los amigos: “Alimentarme mejor”, “Hacer ejercicio”, “Dejar de fumar”, “Acercarme más a la familia”, “Visitar a un amiga que vive en Estambul”, “Subir el Cerro del Picacho cada mes”, “Prepararme para competir en los próximos torneos de Karate”, “Retomar mis clases de Inglés”, “Mejorar mis calificaciones en la escuela”, “Aprender a bailar salsa”, “Escribir un libro de poemas”, “Conseguir novio y casarme”…

Cada año que inicia propicia la reflexión de lo que hicimos el año que termina y, a veces, hacemos una evaluación de lo que nos gustó y lo que no, de lo que hicimos y que ya no volveremos a hacer, para luego proponernos nuevas metas y mejores tareas. Parece que el tiempo es cíclico y cada año nos da la oportunidad de renovarnos, de ser mejores, de asumir una sana convivencia con nuestro prójimo. Que realmente ocurra, es otra cosa. La capacidad de las personas para imaginar y soñar es grande y no hay obstáculo que lo impida, que lo detenga, y tal vez sea esta capacidad la que nos alimenta cada año, cada día, el ánimo de vivir. Y es que, como dice la canción “Sapo cancionero”: “La vida es triste sino la vivimos con una ilusión”.

Todo esto viene a colación porque así como en lo individual nos fijamos propósitos de años nuevo, tendiente a mejorar nuestra persona, en cuanto a salud, diversión, estudio, trabajo, relaciones familiares y sociales, etc., también podemos hacer propósitos nuevos como sociedad, como una colectividad que comparte un tiempo y un espacio con preocupaciones. Con esta convicción, podemos convenir juntos en: evitar la inseguridad y generar un ambiente de paz, proteger el medio ambiente, respetar las reglas básica de convivencia, mantener limpia la ciudad y los lugares donde nos desenvolvemos, propiciar una mejor educación para las nuevas generaciones, etc., etc.

El título de este texto es un propósito que me ha surgido una vez que he explorado con cierto detenimiento las condiciones en que se realiza la educación especial en Aguascalientes; también porque como educador tengo colegas que admiro y trabajan en esta modalidad educativa y, especialmente, porque tengo personas entrañables, muy cercanas a mi vida, que son personas con capacidades diferentes.

Un poco de historia

Jesús Adolfo Trujillo Holguín, un colega de la Universidad Autónoma de Chihuahua, escribió un artículo titulado: “La educación especial en México, un recorrido histórico desde el ámbito normativo”, en el que señala que esta educación ha tenido diferentes significado e interpretaciones en la historia de nuestro país y que se ha fundamentado a partir de maneras distintas de conocer y comprender a las personas con necesidades especiales y al tipo de educación que se les debe ofrecer. Textualmente señala: “Las ideas sociales que sobre la educación especial han prevalecido en cada momento histórico son producto de su propio tiempo y circunstancias. México tiene antecedentes muy ricos que llevaron a la transición de un sistema educativo que segregaba la diferencia a uno que busca la equidad y la justicia, que solamente se logra a través de la cultura de inclusión”.

Las primeras ideas que hicieron referencia a la necesidad de atender de una manera más sistematizada a las personas con limitaciones físicas visibles -nos comenta Jesús Trujillo- llegaron de Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Los sordomudos, en particular, comenzaron a recibir educación escolarizada a partir del establecimiento de la Escuela Nacional de Sordomudos en 1867. Para las personas con ceguera, en 1870 se estableció la Escuela Nacional de Ciegos de la Ciudad de México, que además fue la primera en su tipo en América Latina.

Con el avance de la corriente positivista en la que daba importancia a las explicaciones científicas de la conducta humana, comenzaron a eliminarse los prejuicios de la época que atribuían las dificultades físicas y psicológicas a castigos divinos, como había ocurrido en la antigüedad y durante la Edad Media. A partir de estas nuevas interpretaciones, también se tuvo mayor conciencia de contar con una educación para estas personas, desde la infancia a la edad adulta.

En 1917, se redactó la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la fecha nos rige, pero su artículo tercero, que tanto debate provocó entre los diputados por el tema del laicismo, no consideró la educación especial, la cual apareció en la legislación mexicana hasta 1939. En esos años estaba en boga el enfoque clínico de la educación especial, caracterizado por catalogar a la diferencia no como una necesidad educativa especial sino como una condición biológica que ameritaba tratamiento médico. Con esta visión se crearon, por ejemplo, “escuelas de anormales físicos o mentales”, que al calificar a las personas como “anormales” los etiquetaba y segregaba no sólo del sistema educativo sino de la sociedad.

En 1946, con el cambio del artículo tercero, hubo pequeñas modificaciones en el tema de la educación especial y aparecieron las “Escuelas de Educación Especial”, que procuraron tratar a la diversidad en espacios exclusivos para cada tipo de necesidades. Durante los siguientes años se abrieron programas para formar maestros y especialistas. Además, se crearon escuelas a lo largo del país y muchos maestros se fueron a especializar a las instituciones profesionales de la Ciudad de México. Sin embargo, continuaron vigentes problemas de fondo que limitaron su desarrollo: ausencia de investigaciones educativas en el área, falta de información precisa sobre el número de personas que requerían apoyos, falta de estrategias de diagnóstico y tratamientos específicos para cada grupo de personas con capacidades diferentes, entre otras.

En 1973 hubo cambios sobresalientes, como la eliminación de la terminología, que resultaba despectiva, para referirse a los alumnos con discapacidad. También se creó una licenciatura en Educación Especial y se fortaleció la Dirección General de Educación Especial en la Secretaría de Educación Pública (SEP). En los años ochenta, la educación especial se fortaleció con las escuelas de educación normal que pasaban a ser instituciones de educación superior, por lo que los maestros de educación especial formados en estas normales tenían mejor preparación. Hubo licenciaturas en Educación Especial con diferentes especialidades: Audición y Lenguaje, Ceguera y Debilidad Visual, Deficiencia Mental, Problemas de Aprendizaje…

En la década de 1990 se dio el gran salto hacia la integración educativa, entendida como política pública que promovió la integración de los alumnos con necesidades educativas especiales en la escuela regular. La reforma del artículo tercero constitucional de 1993 asentó que “todo individuo tiene derecho a recibir educación”, todo esto en el marco de una cultura internacional a favor de los derechos humanos. Con esta reforma, se elaboró un importante documento: el Programa Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa.

Con la reforma al artículo tercero constitucional de 2019, finalmente se plasmó la educación especial de manera explícita: “corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por éste, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica”. Ahora, la concepción de “necesidades educativas especiales” se diluye con el enfoque de la educación inclusiva. Este artículo define que la educación será inclusiva en cuanto a que toma en cuenta “las diversas capacidades, circunstancias y necesidades de los educandos”. También señala que la educación asumirá “el principio de accesibilidad” y que “se realizarán ajustes razonables y se implementarán medidas específicas con el objetivo de eliminar las barreras para el aprendizaje y la participación”.

En la actualidad, estos pronunciamientos tienen que atenderse en los hechos y aquí es donde se detecta que hay todavía un camino largo por recorrer.

La educación incluyente

Por una educación inclusiva y de calidad
Por una educación inclusiva y de calidad

Es verdad que la expedición de leyes y reglamentos relacionados con la educación especial no necesariamente garantiza su aplicación, lo que se requiere son cambios radicales que lleguen a los maestros, especialistas y padres de familia y se concreten en procesos de enseñanza aprendizaje que beneficien la educación integral de las y los estudiantes. El propósito de dar educación a toda la población incluye a personas con discapacidad y de no cumplirse, el Estado mexicano desatiende el mandato constitucional, como tampoco favorece condiciones para contar con una sociedad con equidad y justicia.

La nueva visión de la educación especial se opone a la idea de que los grupos con necesidades especiales deben ser atendidos con programas sociales altruistas y asistenciales. La obligación legal es que el gobierno federal y los gobiernos estatales asuman la responsabilidad se asegurar programas eficaces para eliminar los viejos rezagos en esta educación.

El gobierno del estado, a través del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), está trabajando para cumplir con este propósito y lo está haciendo con la participación de diversos sectores: autoridades educativas, profesionales de la educación especial, personal docente y directivo de la educación básica, organizaciones civiles y padres de familia.

Aguascalientes no es una ínsula y forma parte de un gran reto nacional, incluso mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que alrededor de 10% de la población presenta algún tipo de discapacidad. Quizás este porcentaje sea el mismo en el país y nuestro estado; sin embargo, se desconoce con precisión el número de personas por edad que requieren ser incluidos en programas sociales y educativos. Tampoco se sabe con precisión el tipo de necesidades especiales que tiene dicha población. Tener información confiable respecto a la dimensión de la población con estas condiciones, es la base para diseñar una política de expansión y mejora sustantiva de los servicios.

Un problema concurrente en este sentido es la confusión de términos que dificulta el conocimiento, la planeación y su instrumentación eficaz. Afortunadamente, han desaparecido concepciones erróneas alrededor de conceptos como “anormales” y “minusválidos”, entre otros, pero todavía es ambiguo referirnos a “necesidades educativas especiales”. Al ser un concepto más incluyente que el de discapacidad, hay confusión en cuanto a la población que debe ser atendida por las escuelas de educación especial.

Con un sentido práctico, pero no del todo adecuado, en la SEP y el IEA retoman la definición del Glosario de términos utilizados en la Dirección General de Planeación Programación y Estadística Educativa de la SEP: la educación especial es el “servicios educativo destinado a personas con discapacidad, transitoria o definitiva, así como a aquellas con aptitudes sobresalientes, que busca atender a los educandos de manera adecuada a sus propias condiciones, con equidad social incluyente y con perspectiva de género”.

Los servicios de educación especial tienen un carácter público, gratuito y laico, y en ellos converge la opinión de ver la educación como el motor de superación personal y de incorporación de los niños y jóvenes con necesidades especiales a la vida social y, en algunos casos, a la vida productiva.

Un antecedente importante, como ya se dijo, fue asumir los objetivos del Programa Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa, que propició la reorganización de escuelas: se atendieron los Centros de Atención Múltiple (CAM), definidos como instituciones que ofrecen educación básica para alumnos que presentan necesidades educativas especiales, y se apoyó la creación de Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER), con el propósito de promover la integración de las niñas y niños con estas necesidades a las escuelas de educación inicial y básica regular. Una tercera iniciativa fue la creación de las Unidades de Orientación al Público (UOP), para brindar información y orientación a padres de familia y maestros. Esta reorientación toma como base tendencias internacionales, lo cual ha impactado en varios aspectos.

CIFRAS DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL

Los servicios educativos que tiene el estado de Aguascalientes para satisfacer las necesidades en este campo son tres: de apoyo, escolarizados y de orientación. Los servicios de apoyo son aquellos encargados de respaldar el proceso de integración educativa de los alumnos a las escuelas de educación regular. Por su parte, los servicios escolarizados son aquellos que atienden a niñas, niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad múltiple o trastornos generalizados en su desarrollo, que por su discapacidad no pueden integrarse a escuelas regulares. Finalmente, los servicios de orientación ofrecen información, asesoría y capacitación al personal del sistema educativo, a las familias y a la comunidad sobre las opciones educativas y estrategias de atención para las personas que presentan necesidades educativas especiales, prioritariamente asociadas con discapacidad y/o aptitudes sobresalientes.

Según las cifras de la educación que publica el IEA, en todo el estado de Aguascalientes existen 90 escuelas públicas de educación especial, en ellas hay 149 grupos atendidos por 1,130 personas, aunque casi la mitad son docentes (610). Este personal atiende a 8,509 alumnos, de los cuales 5,624 son hombres y tan sólo 2,885 mujeres. Esta diferencia notoria merece atención porque no se trata de que las niñas y las adolescentes tengan menos necesidades especiales, sino que los niños y adolescentes, por diversas razones, están dentro de un programa de esta modalidad educativa y las mujeres no.

De estas 91 escuelas, 72 son Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular y 19 son Centros de Atención Múltiple. La distribución de 91 servicios de educación por municipios es la siguiente: Aguascalientes 60, Asientos 4, Calvillo 6, Cosío 2, El Llano 2, Jesús María 1, Pabellón de Arteaga 4, Rincón de Romos 5, San Francisco de los Romo 3, San José de Gracia 2 y Tepezalá 2. En algunos municipios se acentúa la diferencia de atención entre hombres y mujeres. Por ejemplo, en San Francisco de los Romo se atiende a 212 hombres y a 94 mujeres.

A partir del registro, el IEA conoce los tipos de discapacidades y aptitudes sobresalientes que tienen los niños de la entidad. En general, los tipos de discapacidad identificado fueron: Ceguera, Baja visión, Sordera, Hipoacusia, Sordoceguera, Discapacidad motriz, Discapacidad intelectual, Discapacidad psicosocial, Transtorno del espectro autista, Discapacidad múltiple, Dificultad severa de conducta, Dificultad severa de comunicación, Dificultad severa de aprendizaje, Trastorno por déficit de atención e hiperactividad. También se identificaron niñas y niños con “aptitudes sobresalientes” y en “otras condiciones” De cada una, se tienen la cantidad de personas atendidas. Sobre salen los casos de dificultad severa de aprendizaje y discapacidad intelectual.

RETOS IMPORTANTES

Saber leer el mundo con las yemas de los dedos
Saber leer el mundo con las yemas de los dedos

Hay avances; sin embargo, existen áreas que precisan de mayor atención, como sensibilizar a maestros de preescolar, primaria y secundaria para que acepten y se comprometan con estas niñas, niños y adolelscentes. El apoyo de personal especializado en temas de salud y psicología también es indispensable en este tipo de educación. Igualmente, se requiere revisar que las normales del estado estén recibiendo una preparación para atender a estudiantes con necesidades especiales y cumplan con el principio de la educación inclusiva. Las mismas normales junto con otras instituciones de educación superior también pueden crear programas de especialización y de posgrado para formar un cuerpo docente que esté al día en cuanto a conocimientos disciplinarios y en el manejo de nuevos métodos y técnicas pedagógicas y psicológicas.

Desde una perspectiva de derechos humanos, la educación es un medio para que las personas desarrollen todas sus capacidades y potencialidades y tengan acceso a la herencia cultural de la humanidad. La educación es un derecho universal que en México está garantizado en el artículo 3° Constitucional. Existen, empero, sectores de la población en Aguascalientes que no tiene asegurado este derecho, como las personas con necesidades especiales.

Un de los principales problemas es la falta de diagnóstico preciso del número de personas que requiere de esta educación. Lo que se sabe es que la capacidad institucional es insuficiente, en particular en zonas rurales y colonias marginales de la ciudad capital. La participación de la sociedad se está incrementando, pero aún existen las etiquetas y los prejuicios. La cultura de aceptación en Aguascalientes es baja si se compara con lo que se tiene en países desarrollados y modernos.

En entrevista, Lupita, mamá de Reyna, una joven con síndrome Down, me comenta que hay muchos rezagos y que los ha visto desde que su hija era niña. “En los hechos -afirma- faltan condiciones para que realmente las personas con necesidades especiales tengan una educación integral”. De los maestros y especialistas comenta que aún son insuficientes y también que no hay apoyo para las organizaciones civiles que quieren crear escuelas particulares. En ocasiones, con suerte, les dicen: “hay una casa vieja que quizás les puedan prestar, es cuestión de que ustedes la arreglen”. Falta mucho por hacer, concluye enfática.

NOTA FINAL: APRENDER DE ELLAS(OS)

Paradójicamente, las personas que presentan algunos problemas de aprendizaje y desarrollo mental y físico tienen mucho que enseñar al resto de la población. Algunas limitaciones de estas personas se compensan con el desarrollo de otras facultades de su personalidad, como pueden ser la honestidad, las expresiones maravillosas de entusiasmo y alegría, el compromiso con el grupo y la entereza para salir adelante en la vida. Experiencias de este tipo hay muchas en Aguascalientes y hay que aprender de ellas.

A la pregunta de qué enseñanza ha dejado Reyna en la familia, Lupita responde que su hija es muy intensa, que tiene bien definida su personalidad y que a la familia le ha traído alegría, una forma muy particular de ver la vida y, sobre todo, mucho amor.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

Salvador Camacho Sandoval

Licenciado en Educación por la UAA, Maestro en Ciencias, con especialidad en Educación, por el Departamento de Investigación del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago; es autor y coautor de varios libros, entre ellos: Controversia educativa: entre la ideología y la fe; Historias Latinoamericanas. Reflexiones desde la otra América; La modernización educativa en México; Educación y alternancia política; La vuelta a Aguascalientes en 80 textos; Vaivenes de Utopía. Historia de la educación en Aguascalientes en el siglo XX; Antenas vivas. Conversaciones con artistas de Aguascalientes, y Bugambilias. 100 años de cultura y arte en Aguascalientes. Es Premio John Nuveen en Chicago y Premio Aguascalientes en Humanidades en 2008. Fue profesor invitado en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1999-2010) e investigador en la Universidad de Barcelona, España. Trabajó tres años como Director de Educación Media y Superior en el Instituto de Educación de Aguascalientes y es articulista de temas sobre educación, historia, cultura y política. Actualmente trabaja en la UAA y es Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación.

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