SER O PARECER

Espero que Morena no se me convierta en obsesión, pero me inquieta que el partido en el gobierno se vaya conduciendo hacia su priización, en un proceso mucho más rápido que lo hizo el hoy desaparecido nacionalmente PRD, ambos partidos reivindicados como de izquierda, pero sin actuar consecuentemente como tales.
Últimamente se ha hablado mucho de los dispendios de algunos de su cúpula por sus viajes de vacaciones al extranjero, entre ellos Andy López Beltrán, Ricardo Monreal. Mario Delgado y un diputado cuyo nombre no recuerdo. Esto me hizo dedicar mi colaboración en la Jornada de Oriente y Tribuna Comunista, con el título de La justa medianía. Abundo sobre el tema.
Morena cuando se refiere a la austeridad en sus documentos básicos, específicamente en su Declaración de Principios, alude exclusivamente a la gestión gubernamental, no a la calidad de sus afiliados y afiliadas. Al contrario, abre sus puertas para todos y todas (en el mismo documento) que cabe cualquiera (sin señalarlo peyorativamente). No hay sentido clasista, como cualquier agrupación que se reivindique como de izquierda socialista. En la primera línea del texto se reivindica como de izquierda, con base al humanismo mexicano.
De esta manera, estando de acuerdo con los planteamientos que al respecto ha hecho Claudia Sheinbaum, en sentido que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre o que el poder se ejerce con humildad, es una apreciación para las administraciones de la 4T, pero en sentido estricto (aunque debiera) no son aplicables a los afiliados y afiliadas a Morena.
Caben todos en dicho partido, incluso aquellos que no son ni se reivindican como de izquierda, menos aún como socialistas y comunistas, donde la austeridad, no a la manera franciscana, es una forma de vida, de cómo concebirla y qué proyecto de país impulsar y defender.
Contar con lo necesario, con aquellos que nos permita tener la indispensable para vivir con comodidad, en cuanto empleo, ingresos, vivienda, salud, uso del tiempo libre, pero sin aspectos suntuarios, lujos innecesarios, dispendios, que casi siempre caen en la frivolidad. Opera además la concepción del bien común, la colectividad y no el individualismo.
No implica sacrificar nada ni entregar lo propio, eso solo es invención de quienes no saben nada de nada, como aquellos que caían en el garlito de que había que votar por el PAN, para no perder su casa ni su coche, defendiendo incluso lo que no tienen en la realidad.
Está claro que muchos morenistas no caben en esta cuestión antes mencionada, sobre todo de su cúpula, que están ahí bajo la atracción de los beneficios personales o a los que puedan acceder, sean políticos o materiales. Un ejemplo claro de estos es el dirigente sindical Pedro Haces, hoy convertido en diputado federal morenista. Otra cosa son sus militantes de base, que no tienen mayor aspiración que aportar a un proyecto nacional en el que creen.
Para los primeros, son austeros en el discurso y en la plaza pública. Para los segundos, no tienen necesidad de aparentar lo que no son.