Tercera parte. La ciudad de México y el descrecimiento El Distrito Federal en los años 90

A finales de los años 80, el viejo sistema político mexicano priista enfrentaba ya una gran inconformidad de los vecinos del DF, con la designación presidencial de sus gobiernos locales: Regente del DF y delegados de las demarcaciones; con su mala gestión de las nuevas calamidades ambientales, como la contaminación del aire y el pésimo manejo de la atención a las víctimas del gran sismo del 19 de septiembre de 1985.
Las frecuentes crisis económicas de los años 80 empobrecían mucho a los trabajadores del DF y crecía la inseguridad, sin embargo, hacia el final de la década las organizaciones sociales ahora se movilizaban con fuerza y creatividad.
En 1988 entra Manuel Camacho Solís como nuevo Regente del DF mostrando alguna voluntad de propiciar la democratización del DF e introducir ciertas medidas ambientalistas en su gobierno, para enfrentar la escandalosa contaminación del aire del Valle de México. Además, en este mismo año se eligen a los integrantes de la Primera Asamblea de Representantes del DF, prometidos un año antes.
En pocos meses, Camacho introduce el Hoy No Circula, crea la secretaria de Ecología de DF y designa a Ramon Ojeda Mestre como su titular. La Primera Asamblea se muestra muy abierta a escuchar las demandas de las organizaciones ecologistas y democratizadoras.
La carta de felicitación que me envía en 1989 el gran urbanista Mario Pani, por mi propuesta “Un sabio equilibrio en el transporte”, publicada en el diario EXCELSIOR, me da confianza para presentar ocasionalmente en los años 90 algunas propuestas ambientalistas, para reducir el uso del auto y el tiempo de transporte en esta ciudad; para modificar calles, avenidas y “vías rápidas”, con propuestas, como “el carril verde”, “el camellón verde en ejes viales”, “el transporte de baja velocidad, pocos pasajeros y ruta corta” y promover “la despavimentación del territorio”
En 1990, después de 4 meses de reuniones semanales, más de 20 grupos ecologistas y de la sociedad civil suscriben el gran consenso Revivir el Anáhuac para el Bien del País y Salvar a Nuestra Ciudad: contiene propuestas diversas para enfrentar los predicamentos del DF y el Valle de México, sobre el agua, el transporte, bosques y áreas verdes, los residuos y la basura. Responde a la pregunta ¿Qué quieren los ecologistas del DF? del asambleísta René Torres Bejarano.
Este gran consenso fue una iniciativa de la comisión del Valle de México del Pacto de Grupos Ecologistas, al igual que la declaratoria Ciudad de México: Zona de Desastre Ecológico de Categoría Mundial: una de las diez zonas del mundo con mayor deterioro ecológico; se trata de un documento que se discutió meses después, con fundamento en la información científica aportada por investigadores mexicanos en Alemania; estos mismos grupos la suscriben durante un foro en la Asamblea del DF.
A causa de la escandalosa contaminación del aire de la “zona metropolitana de la ciudad de México”, Salinas de Gortari establece en 1990 el Programa Integral contra la Contaminación Atmosférica en el Valle de México (PICCA) y decreta en 1991 el cierre de la vieja refinería de PEMEX en Azcapotzalco. En 1993 introduce la verificación obligatoria de autos en el Valle de México.
En 1990, mi iniciativa de 1987, de recuperar el viejo tranvía de la calzada de Tlalpan a San Ángel- rechazada por Miguel de la Madrid quien residía junto a esta ruta- tiene en Veracruz un resultado inesperado: esta ciudad adopta nuestra propuesta, pero, con un gran cambio: el “tranvía” turístico sobre el chasis de un camión, con ruedas de hule que años después es adoptado por muchas ciudades del país.
En 1991, con el propósito de presentar el caso del “desastre ecológico del Valle de México” en la Cumbre de la Tierra, Río 92, algunos ecologistas fundamos el Foro Regional Ecologista del Valle de México (FORE), con el apoyo de grupos vecinales en resistencia de varias demarcaciones y municipios. Llevamos al Foro Social de la Cumbre de la Tierra, Río 92, la “Declaratoria del Valle de México” consensuada en reuniones realizadas en algunas colonias o lugares de la ciudad de México donde había luchas vecinales ambientalistas, contra acciones gubernamentales.
En Río 92 entramos en contacto con luchas ecologistas de algunos países. Ecologistas españoles nos invitan a participar en el Encuentro Mundial de la Energía de Madrid 1992. En su Salón de Transporte, presentamos el caso del megaproyecto Tren Magnético o Elevado entre Bellas Artes y Santa Mónica, Estado de México- después de que una ambientalista mexicana presentara su defensa.
Los ecologistas españoles en la mesa nos dieron la razón; también, su apoyo en la movilización que habíamos iniciado contra su construcción, además, nos entregaron información muy interesante sobre la reconversión del transporte: a lo largo de muchos años nos han proporcionado excelentes estudios y manuales sobre el transporte urbano y el uso de la bicicleta y la movilidad peatonal.
Manuel Camacho anuncia en 1992 la intención de su gobierno de promover una gran reforma política, para democratizar el DF y convoca foros para la discusión de estos asuntos.
Convencidos de que la democratización de las ciudades, pueblos, ejidos, barrios y colonias es fundamental para la mitigación de los daños socio ambientales de los servicios y de los desquiciamientos políticos, económicos y sociales provocados por los crecimientos excesivos en algunas actividades económicas, el FORE registra inmediatamente varias participaciones en los foros que se realizaron entre 1992 y 1993, en torno a esta democratización.
El FORE presenta diversas propuestas para la democratización del DF, entre las cuales estaban, por supuesto, la elección del gobierno de la ciudad de México y de sus “delegados” o alcaldes, así como de sus diputados locales.
Sin embargo, fuimos más allá: propusimos la creación de un nuevo estado de la Cuenca de México o Cuenca del Valle de México, integrado no solo por el territorio del antiguo DF, también por los municipios de los estados de México, Hidalgo y Tlaxcala que se encuentran en la Cuenca de México. En nuestra opinión, la cuenca es el territorio ideal, para hacer una buena gestión del agua, el suelo y el aire (Declaratoria de Dublín 1992); el transporte, la salud y la educación.
Además, en esos foros propusimos:
- La reducción del territorio del DF a sólo algunas manzanas de su Centro Histórico, incluyendo el Zócalo, para reducir la centralización gubernamental.
- El otorgamiento del título de ciudades a las demarcaciones o municipios de la Cuenca de México con poblaciones mayores a 100,000 habitantes, para fortalecer la relocalización, la descentralización y la autonomía comunitaria.
- La aprobación de las asambleas de los pueblos, ejidos, barrios y colonias de la Cuenca de México, de las propuestas que se tengan, para la constitución del nuevo estado (ciudad de México o Estado de la Cuenca de México), sus modificaciones y las principales decisiones de este nuevo estado, en torno al agua, el transporte, la energía, los bosques, la vida silvestre, los suelos, los aires, la basura y los residuos, límites geográficos y sus denominaciones.
- la organización de plebiscitos, para aprobar o consultar los cambios democratizadores.
Varios asambleístas del DF adoptan nuestra propuesta de organizar plebiscitos: convocan el Primer Plebiscito Ciudadano en México, realizado en el DF el 21 de marzo de 1993, con el apoyo técnico de la Fundación Rosenblueth: Un plebiscito histórico por su gran trascendencia, en la elección de gobernantes, legisladores y la conversión del DF en un estado de la federación.
Hacia 1992, el FORE acuerda participar en las reuniones de la Red Mexicana de Acción contra el Libre Comercio(RMALC): las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte(TLCAN), realizadas por un gobierno nacido del fraude electoral (Salinas de Gortari), con una agenda neoliberal, no podrían sino conducir a un sometimiento del país a las peores condiciones económicas; además, el exceso de transporte que requiere el Libre Comercio tiene efectos devastadores sobre el equilibrio del clima y el medio ambiente.
Por otra parte, acepto la invitación que me hacen vecinos de mi manzana de contender como jefe de Manzana, en una elección de la colonia Ampliación Nápoles en la que participan destacados priistas, como Sebastián Lerdo de Tejada y Alejandro Ordorica. Después de resultar electo, entro en fuerte choque con un gran equipo del PRI; dos años después, Lerdo de Tejada consigue expulsarme de la “asociación de residentes” de esta colonia, por denunciar a una priista (Laura Elena Herrejón).
Con la participación de vecinos inconformes de unas 50 colonias de las demarcaciones Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc y de los municipios de Naucalpan y Tlanepantla, el apoyo de la recién creada Unión Vecinal Independiente, UVI, con grupos de lucha vecinal de varias demarcaciones del DF y el FORE, a principios de 1994 logramos la cancelación del megaproyecto de Tren Elevado de Bellas Artes a Santa Mónica, Estado de México.
La UVI y el FORE apoyaron también las luchas ecologistas contra otros megaproyectos, como el Proyecto Alameda, la línea B del Metro de la colonia Santa María la Ribera a Ciudad Azteca; el club de golf Santa Cecilia en Xochimilco; la carretera de La Venta, Cuajimalpa Colegio Militar en Tlalpan; el conjunto urbanístico del WTC, en la colonia Nápoles; el Estadio Cruz Azul en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca y la Cuarta Etapa del Sistema Cutzamala. Además, en 1994, con el apoyo de “Amigos del parque España y el parque México”, la UVI convoca la primera reunión La Ciudad que Queremos.
Por otra parte, con el apoyo de estos “Amigos”, en 1994 el FORE empieza las celebraciones del Día de la Tierra (22 de abril) las que continuaron en 1996 y hasta fin del siglo en los Baños de Moctezuma del Bosque de Chapultepec. Además, plantea de necesidad de defender el arraigo de los vecinos de los pueblos, barrios y colonias y los cultivos de alimentos en las zonas urbanas. Propone una nueva forma de organización vecinal por calles, para los asuntos básicos.
La lucha contra la línea B del Metro de Santa María la Ribera a Ciudad Azteca, me permitió profundizar el debate sobre el Metro, como supuesta gran solución al transporte urbano del DF. Ante cerca de mil vecinos reunidos en la Alameda del Kiosko Morisco de esta vieja colonia, el urbanista Jorge Legorreta del Colegio de México defendió los alegatos gubernamentales sobre las ventajas del Metro: “no contamina el aire”, “reduce los tiempos del transporte” “es muy económico” “transporta diariamente a bajo costo a millones de personas”.
Ante estos mismos vecinos, presenté mis objeciones sobre el funcionamiento del Metro: el consumo de electricidad del Metro requería un gran consumo de carbón para generar esta electricidad; el Metro induce cada día la expulsión de los vecinos más pobres de los barrios y colonias de sus zonas centrales a las colonias de la periferia de la ciudad; induce cada mes el continuo aumento en el tiempo y las distancias recorridas diariamente por sus usuarios.
Este aumento en los tiempos y las distancias tiene un excesivo costo humano, económico, ambiental, climático y político. Por sus efectos erosivos sobre el uso del suelo, em mi opinión el Metro ha resultado ser calamitoso social y ambientalmente.
En su mayoría, los vecinos de esa colonia aceptan mi tesis. No obstante, en 1997 Legorreta se volvió delegado de la Cuauhtémoc y la línea se construyó en los años siguientes, pero, en esta colonia no se construyó una entrada a esta línea del Metro. Ecatepec se convirtió en unos años en el municipio más poblado de México.
El colapso económico creado por el “error de diciembre de 1994” por la entrada de Zedillo a la presidencia de la República, provocó la quiebra de decenas de decenas de miles de pequeñas y medianas empresas y de muchísimas personas de todo el país, con préstamos bancarios. Se desató una gran pobreza y miseria; una gran inseguridad y una fuerte migración hacia muchos destinos fuera del DF y del país. En el país, miles de pequeños y medianos empresarios se suicidaron.
Con el apoyo de grupos vecinales en resistencia, el FORE organizó en los años 90 más de 10 foros regionales ecologistas del Valle de México en diversas colonias o parques, tales como el Bosque Nativitas de Xochimilco; el Desierto de los Leones, la colonia Lomas del Chamizal, la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, Santa María de la Ribera, Tecamachalco, Tepatlaxco, colonia Nápoles, y uno fuera del Valle de México, en Chapa de Mota, Estado de México, con el nombre “El Campo que Queremos”
Hacia 1995, Mario Molina, premio Nobel de Química, empieza a intervenir en los asuntos de la contaminación del aire del Valle de México cuya fama mundial empieza a perjudicar a las grandes armadoras de autos. Sentencia que la gasolina que se consumía en México era la gran responsable de la contaminación del aire: demanda se contrate un préstamo de 5,000 millones de dólares con el Banco Mundial, para mejorar la gasolina que producía PEMEX. Pocos años después, demanda otro préstamo por 10,000 millones de dólares, para la misma causa. Empieza a promover el convertidor catalítico. Ignora el papel del auto particular en la emergencia de esta calamidad. Me inconformé con sus diagnósticos ambientalistas.
Con la información que nos proporciona el libro Water is a commons, de nuestro amigo Jean Robert, HIC 1994, el 5 de junio de 1995, Día Mundial del Medio Ambiente, presentamos ante la PROFEPA, la Denuncia Popular de la construcción de la Cuarta Etapa del Sistema Cutzamala.
Desde ese año, nos ha parecido una gran aberración bombear agua al DF desde lugares a una distancia promedio de unos 350 km y elevarla unos 500 m en promedio, con un descomunal, gigantesco, costo ecológico, climático, energético, social, económico y político, mientras en el DF- Ciudad de México se fuga más del 40% del agua que se inyecta en la red de distribución de agua; se promueven consumos mayores a 350 litros diarios por persona en la mitad poniente de su territorio, se le permite a los grandes consumidores de agua extraerla del subsuelo del Valle de México, con tarifas insignificantes y se mezclan las aguas pluviales con las aguas negras y así se descargan, por medio de “emisores”, en los ríos, arroyos, presas y humedales de otros estados.
En 1996, debido a nuestra gran simpatía por el levantamiento del EZLN, varios ecologistas del DF fuimos invitados a un gran encuentro internacional del EZLN en la Realidad, Chiapas, en la selva Lacandona; tuvimos el privilegio de ser elegidos coordinadores de la tercera mesa del evento-la social -y de conocer de cerca a esta formidable movilización por la autonomía de los pueblos originarios, inspiradora de la autonomía comunitaria – ecomunidades- que nuestros grupos ecologistas han preconizado, para enfrentar el colapso ecológico y climático.
En este mismo año, después de que la nueva consejera ciudadana priista de las colonias Nápoles y Ciudad de los Deportes y Nochebuena, consiguiera la aprobación oficial del uso del suelo comercial a las propiedades de las calles más importantes de estas colonias, vecinos de estas colonias que habíamos participado destacadamente en las elecciones de consejeros ciudadanos -, logramos casi los mismos votos que los panistas, con el apoyo de vecinos integrantes de Alianza Cívica -, integramos el colectivo Calpulli Nápoles, con el propósito de promover un programa parcial de desarrollo urbano de alto contenido ambientalista- ecologista, que pudiera mitigar el gran despoblamiento de estas colonias y el gran impacto socio ambiental de tres grandes servicios o “equipamientos”: la torre del WTC y el conjunto de edificios ligados; el estadio Cruz Azul y la Plaza de Toros México, además de los predicamentos ambientales de la Cuenca de México: cambiar la ciudad desde el pueblo, el barrio o la colonia.
En 1995, vecinos panistas de la Nápoles nos confirman que Vicente Fox sería en 2000 el presidente de la Republica. Por otra parte, en 1996 López Obrador asume la presidencia nacional del PRD y se prepara para el 2000 en el DF. En 1997 Cuauhtémoc Cárdenas gana abrumadoramente las primeras elecciones de jefe de gobierno del DF y el PRD gana 38 de los 40 distritos electorales; el PRI y el PAN quedan apabullados en esta ciudad. Por medio de algunas reuniones, acordamos darles nuestro pleno apoyo en sus campañas y gestiones. Cuauhtémoc, apoya la celebración de la primera asamblea autónoma de una colonia del DF: la asamblea de la colonia Nápoles.
En 1996 el FORE suscribe la Alliance for a Paving Moratorium (Alianza por la Moratoria de la Pavimentación), impulsada por diversos grupos de EU y el gran ecologista Jan Lundberg de Arcata, Ca., quien comparte con nosotros muchas inconformidades por los grandes subsidios al uso del auto y en general transporte motorizado. En 1998 nos unimos a la World Car Free Network (Red Mundial por las ciudades Libres de Autos.
El arquitecto y asambleísta del DF, David Cervantes consigue en 1998 la aprobación de nuestra demanda de Programa Parcial y meses después, Cuauhtémoc aprueba el presupuesto para la creación del Programa Parcial de las colonias Nápoles, Ampliación Nápoles, Ciudad de los Deportes y Nochebuena. Convocamos entonces el Foro Nápoles, para escuchar la opinión de varios destacados urbanistas, en torno a nuestras ideas para la reconversión ecológica de estas colonias.
A lo largo de 1997-1998 redactamos los “Cuadernos Nápoles”, como apoyo a la creación de este Programa Parcial. Proponíamos contener el uso del suelo mercantil-tercerización-, por medio de la redensificación de estas colonias; además, la separación de los drenajes, para rescatar el agua de lluvia y tratar las aguas grises. Cambios importantes en las calles y avenidas. Apoyo a la movilidad peatonal y ciclista. Limitaciones al tamaño de las edificaciones. Apoyo a los pequeños comercios y servicios. Los tecnócratas contratados por la SEDUVI echaron abajo nuestras propuestas, pero apoyaron la redensificación de estas colonias.
Hacia 1998 recibimos de los ecologistas españoles sus excelentes manuales para la “moderación del tráfico” y el uso de la bicicleta. Entregamos muchas copias de ellos a los bicicleteros y defensores de la “movilidad sustentable”. En diversos foros presentamos nuestras ideas sobre el papel determinante del transporte motorizado en el “desarrollo urbano” del DF.
Al terminar el siglo XX, las delegaciones centrales del DF: Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, habían perdido al menos la tercera parte de la población que tenían en 1970. En cambio, el DF no rebasaba los cerca de 9 millones de habitantes que ya tenía en 1980, sin embargo, casi duplicaba su pavimentación. Además, la población en el conurbado del Estado de México empezaba a superar a la población del DF.
En esta última década, en el DF la inseguridad había aumentado al mismo tiempo que la miseria y la pobreza. El tiempo diario promedio dedicado al transporte de los trabajadores, en días laborables- la pendularidad-, ya superaba las cuatro horas. La contaminación del aire se había vuelto menos visible, pero, no cedía en su letalidad. El DF, por sus crecimientos excesivos, se consolidaba como una zona urbana de Alto Riesgo de Accidentes, así como de catástrofe climática, ambiental, social, económica y política.
Tercera parte. La ciudad de México y el descrecimiento
El Distrito Federal en los años 90
¡Descrecimiento urbano o colapso!
Por Miguel Valencia Mulkay
20 de septiembre de 2025