Apuntes sobre la religión tardó moderna.
[bctt tweet=»El mismo sistema capitalista nos inculca lo contrario al amor en su forma compasiva, es lo opuesto al amor al prójimo, el capitalismo ama la lucha y la competitividad,» username=»crisolhoy»]
Apuntes sobre la religión tardó moderna.
《Bayle examina si la idolatría es más peligrosa que el ateísmo; si es un crimen más grande creer en la divinidad que el tener opiniones indignas acerca de ella. Ésta es la idea de Plutarco: cree que más vale tener ninguna creencia que tener una creencia mala. Pero, que no le parezca mal a Plutarco, es evidente que era más valioso para los griegos temer a Ceres, a Neptuno y a Júpiter que no temer nada. Está claro que la santidad de los sacramentos es necesaria, y que debe confiarse más en los que piensan que un falso juramento será castigado, que en los que piensan que pueden hacer falsos juramentos impunemente: si Dios no existiera sería necesario inventarlo. Es indudable que, en una sociedad civilizada, es infinitamente más útil el tener una religión, incluso mala, que el no tener ninguna. Parece, pues, que Bayle debería examinar mejor qué es más peligroso, el fanatismo o el ateísmo. El fanatismo es mil veces más funesto; porque el ateísmo no inspira ninguna pasión sanguinaria, y el fanatismo sí la inspira; el ateísmo no se opone al crimen, pero el fanatismo lo comete.》
Voltaire. Diccionario filosófico: ateo, ateísmo
Voltaire es lapidario al final de esta cita de apertura, los creyentes tienden a cometer las peores atrocidades, lo más probable es que estén inspirados por una pasión sanguinaria, al menos, una pasión muy enferma por el poder.
Los creyentes aman el poder, si este último confirma sus íntimas intuiciones, deseos, ideas, si su delirio es correspondido por un grupo de personas ideologizadas, es cuando la psicopatología de las masas se manifiesta. Pensar que Freud vio nacer al Nacional Socialismo, me causa vértigo, tenía razón respecto a las masas, pero la razón siempre tiene un precio, las masas no piensan sólo actúan, responsabilizan a los otros de sus actos, de sus odios, de sus pasiones, son uno solo con su inmaculado líder.
Estos sociópatas Nazis quisieron enviarle evidencias de su hermana que lograron atrapar, todo en el nombre de sus creencias, de su amor por la raza aria, por su podrida supuesta superioridad, por su siniestra ideología, nada es más peligroso que un conjunto de personas enfermas de ideología, años después, las atrocidades se repitieron durante el Gulag, el mundo jamás volvió a ser igual, parecía que el relato bíblico de Job era una metáfora de la humanidad entera.
Voltaire nos enseña: 《la ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.》Las personas estúpidas y necias están repletas de certezas, las personas sensatas están colmadas de dudas, de escepticismo.
La religión tardó moderna se llama: 《justicia social.》 Este obscuro tiempo sin creencias en los antiguos dioses, ni remanentes de metafísicas, pretendió trasladar el amor al prójimo inspirado por Cristo y su religión, a un nihilismo capitalista postmoderno, la justicia social es un supuesto amor por el prójimo pero sin Dios ni recompensas eternas.
Lo que nunca tomaron en cuenta los justicieros sociales del nuevo milenio, un error que cometen una y otra vez al no intuir el error de Marx, al no darse cuenta del consumista que llevan dentro, es que el ser humano, si es ambicioso y ama las utilidades, ni se diga las comodidades derivadas de su nivel de ingreso monetario.
El mismo sistema capitalista nos inculca lo contrario al amor en su forma compasiva, es lo opuesto al amor al prójimo, el capitalismo ama la lucha y la competitividad, es decir, el tardó moderno difícilmente puede hacer algo por su prójimo, antes de darle limosna le enseñará el valor del trabajo, antes de dar sin cuestionar, le tratará de hacer ver al mendigo que su pobreza es por su educación, es la ideología de la época.
El tardó moderno en algunos casos busca una supuesta justicia social, pero no se quiere dar cuenta que el mismo individuo en las ciudades, no puede escapar del siniestro capitalismo, de la explotación, del antiguo señorío y la servidumbre que lleva desde las monarquías gobernando, la dialéctica perpetua del amo y el esclavo.
El tardó moderno que busca justicia social, habla de repartir riquezas como si esto fuera un acto de magia, como si el tercer mundo fuera pobre porque quiere, como si la apariencia del tercer mundo no importará, se ve así porque es y está así, pobre, sin recursos, explotado, son oportunidades lo que no tiene el triste tercer mundo, tecnología, pequeño burgueses, ahorros, fábricas, inteligencia artificial, armas nucleares, satélites. El tercer mundo tiene subdesarrollo y mano de obra barata, está es una síntesis del progreso.
Como si no hubiéramos llegado a este punto de crisis porque precisamente durante milenios, las naciones oprimidas sufren atrocidades, la antigua dialéctica de la dominación, de la conquista, de la explotación. La educación llega lento al tercer mundo, la explotación acaba con sus recursos naturales, el agua escasea, el calor aumenta, y África, Latinoamérica, Asia, el perpetuo tercer mundo sigue sin igualdad de oportunidades.
El trabajo y el dinero son el centro de la ideología, a diferencia del medioevo , ya no existe un Dios que oferta recompensas y castigos eternos. Las recompensas son las ganancias de dinero, los castigos son las pérdidas de dinero , la herencia del capitalismo respecto a la Cristiandad su antecesor, es el manejo de la deuda por medio de la culpa ¿Culpable de que es el individuo en el Cristianismo? De la deuda del pecado, Cristo la paga por todos, la humanidad comete el pecado que nos coloca en perpetua deuda aunque yo no le clavara una lanza al divino Cristo.
Durante siglos de Cristianismo ideológico, la culpa del humano era tan inmensa, que era impagable, por su pecado, por su naturaleza, había ocasionado la muerte del mismo hijo de Dios, el hombre estaba endeudado por siempre, como siglos después cualquier individuo estaría endeudado en el mundo cotidiano con sus padres, con el Estado, con los bancos, los países tienen deudas impagables y los individuos también, en distintas escalas, en diferentes formas, pero todos deben algo a alguien, en especial los pobres al Estado, el Estado a los empresarios, los empresarios a corporaciones, las corporaciones se deben entre ellas, y otra institución dice cuanto debe cada quien.
Aquí siempre estaremos en deuda, el problema con las creencias, es que después de los dioses , vino la creencia en los políticos, en las cifras, en la economía, en los algoritmos, en el capital, en las corporaciones, en los burócratas, la creencia en las mismas cosas, Marx decía acertadamente que: 《las cosas creen por nosotros.》
Ya no tengo alma ahora soy polvo de estrellas, ya no existe Apolo ahora existe una bola de hidrógeno, ya no hay inmortalidad ahora sólo queda está inmensa insatisfacción del placer efervescente, ya no tengo imaginación tengo consolas de videojuegos, ya no importa el más allá sino este siniestro circo de trabajo y desigualdad, ya no importa el pasado, existen más escritores que lectores, existen más voceros que pensadores, existen más creyentes que pensantes .
Existen más creyentes que pensantes, 《si Dios está muerto debemos inventar uno》 y no faltó el idiota que pensó que el capital podía ser Dios, otro imbécil pensó que el Estado era Dios, y ambos idiotas volvieron a pelear por lo mismo como todos los siglos del supuesto progreso de los bípedos.
Cuidado con los optimistas, François-Marie Arouet nos enseña sobre esas personas peligrosamente alegres: 《el optimismo es la locura de insistir en que todo está bien cuando somos miserables.》
La sociedad no se transforma con buenos deseos, requiere de una estrategia, de sangre, sudor y lágrimas, la riqueza no está en manos de unos cuantos porque se pueda cambiar la realidad pidiéndolo de buena gana, la misma sociedad apesadumbrada es tan ideologizada que no estaría dispuesta a sacrificar nada por la igualdad, ni siquiera dejar de consumir los productos que las personas más millonarias del planeta venden, si esto afecta sus gustos o comodidades, las personas más millonarias del planeta, seguirán siendo mercaderes de la necesidad creada, pareciera somos tan consumistas que merecemos inclusive dejar de habitar este planeta.