García Luna, EL SEÑOR DE LA MUERTE
De la pluma del periodista Francisco Cruz, colaborador en diferentes momentos de varios medios de comunicación, así como autor de varios libros de investigación periodística, en colaboración con la editorial Planeta en el 2020 publicó el libro: García Luna, EL SEÑOR DE LA MUERTE. Investigación periodística que narra el origen del “Chango” y sus iniciales aventuras como agente infiltrado en secundaria, así como el inicio de sus actividades de espionaje en su colonia Romero Rubio, de la Ciudad de México para filtrarse en el crimen organizado de dicha zona de la ciudad.
Pasó de amedrentar compañeros en la escuela; donde ganó el apodo del “Chango”, porque por miedo sus compañeros no le decían el “Gorila”, a encumbrarse en lo más alto del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). Creando de paso una red de corrupción que infiltró las organizaciones de seguridad pública de todo el país, aduanas y aeropuertos, así como instancias internacionales (DEA), en donde la base científica para toda investigación parecía que la generalidad era la torutura.
Unos 4 mil 500 agentes investigadores de la AFI y poco más de 10 mil federales adscritos a la PGR fueron sometidos por una «hermandad», una mafia bien estructurada de jefes policiacos federales que había desplegado una red interna de espionaje y que ya encabezaba García Luna. Fueron obligados a aceptar nuevas reglas para incorporarse primero a la Policía Federal Ministerial (PFM) y luego a la Policía Federal (PF) «científica»; esta respondería en los hechos a las órdenes del mismo personaje, con la autorización ciega del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien se encargó de proponer y firmar la iniciativa de ley que se envió al Congreso de la Unión. Francisco: 2020
Proveniente de una familia que vivía en extrema pobreza y aparentemente por miedo migró de Michoacán a la ciudad de México, para instalarse en la colonia Romero Rubio. García Luna nunca quiso dar declaraciones sobre su pasado sin embargo por cercanía y familiaridad de Francisco Cruz, obtuvo informantes de esos años y otros que le narra las peripecias del personaje, hasta crear un alter ego de elegancia y espionaje a la mexicana.
Participó en las investigaciones del CISEN en Chiapas antes del estallido del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Francisco Cruz explica cómo la deficiencias de García Luna impidieron a los funcionarios de Salinas entender la magnitud del problema, pero de esta coyuntura aprendió la lección para ir moldeando un sistema de espionaje que permitiera tener la información de todas y todos los Mexicanos, base de lo que luego sería Plataforma México.
La Hermandad, luego llamados Los 12 Apóstoles. Se trataba de una sociedad tenebrosa o club secreto de policías corruptos ligados al narcotráfico, la cual había tomado forma en el Cisen, cuando Genaro empezó a trepar en la escalera del poder. Francisco: 2020
Se logra encumbrar en lo más alto del sexenio panista de Vicente Fox al darse cuenta que por la información que tenía Francisco Labastida no triunfaría en la elección por lo que busco acercarse al guanajuatense, encontrando en Marta Sahagún una pasión común: “la santería y el culto a la santa muerte”, lo que le permitió entrar al primer círculo del Foxismo, protegiendo a los hijos de la familia Fox-Sahagún. Aunque también se sospecha que las filtraciones a la prensa en contra de los hijos de Martha Sahagún fue el mismo García Luna quien entregó a la prensa la información de varios escándalos de corrupción que involucraron a la pareja presidencial y familia. Lo que le permitió un acercamiento con Felipe Calderon y Margariza Zavala, para convertirse en el hombre que dotaba de información especial a Calderón, tanto de temas políticos como de otros, gracias a su red de espionaje construida desde la muerte de Ramón Martín Huerta (2005), “en accidente aéreo”, que benefició a García Luna, quien aprovechó la oportunidad para encumbrarse. Francisco Cruz establece en estos hechos de la muerte de Ramón Martín Huerta y la de otros políticos federales en siete años (Ver: Tres secretarios federales han muerto en accidentes aéreos en siete años), un paralelismo con las posteriores muertes de Juan Camilo Mouriño (2008) y Francisco Blake Mora (2011), que permitieron acumular poder y autonomía a García Luna quien buscaba convertirse en un John Edgar Hoover (director de la CIA), tras sexenal hasta que en el sexenio de Erique Peña Nieto lo descanso del servicio público, pero no sin antes facilitarle contratos millonarios para continuar en la iniciativa privada dotando de información “privilegiada”, espiando a políticos, activistas, periodistas, criminales y cualquier otro ciudadano que pudiera considerarse un riesgo para el statu quo del sistema.
Francisco Cruz dice de García Luna respecto a sus colaboradores que: “Era una especie de «padre» proveedor. Sería el interlocutor. Negociaría por todos. Exigía lealtad ciega y ellos lo habían elevado a nivel de dios.” Lo cual tiene mucha relación con Aguascalientes y más cuando Porfirio Sánchez, ex secretario de Seguridad de Aguascalientes fue un cercano colaborador de García Luna en la cuestionada lucha contra el narcotráfico y por su actuación y relación en esos años en el juicio en contra de García Luna en New York el nombre de Porfirio Sánchez en varias ocasiones fue nombrado para relacionarlo con actividades delictivas del imputado.
Francisco Cruz también explica que el negocio principal del crimen organizado en territorio Mexicano no es el narcotráfico, narra con su investigación como las bandas inicialmente involucradas en el tráfico de estupefacientes se diversificaron encontrando su principal fuente de ingresos en la MINERÍA, hablando el mismo lenguaje de los magnates del sector a quienes les ofrecen “protección y soluciones laborales”. Para de ahí establecer nuevos mercados como el secuestro y la extorsión, tráfico de combustibles, prostitución y controlar los precios del aguacate.
El texto de Francisco Cruz no tiene desperdicio si lo que se quiere es enterarse de por donde se ha construido una de las redes de tráfico de influencias y corrupción que más han dañado al tejido social, poniendo al estado Méxicano al borde de ser un estado fallido, como también permite observar las relaciones del poder de las presidencias del panismo y cómo diversos grupos vigentes de la política mexicana podrían estar involucrados en más actividades en torno a García Luna.
Una historia que aún no nos cuentan todo. Ya que al final del libro inicia explicando la relación de García Luna con la Hermandad y “El Negro Durazo”, para de ahí establecer líneas de acción con Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrad. Este último no sería de extrañar que dentro de la 4 T antes de terminar el sexenio pudiera ser el excelente chivo expiatorio en la lucha contra la corrupción.