La revocación llegó para quedarse

Hablar de éxito o fracaso del primer ejercicio ciudadano de participación en la consulta de revocación o ratificación del mandato del Presidente de México tiene que ver con la manera en que entendemos los valores democráticos de nuestra sociedad en este tiempo.
El Presidente de México, cumpliendo una de sus promesas de campaña, impulsó y promovió una iniciativa para que se modificara la constitución y se creara la ley secundaria que le diera sustento a un derecho para la ciudadanía, que le da poder más allá de la elección para remover al Presidente después de valorar su desempeño, simple y llanamente por la pérdida de confianza, sea lo que sea que esto signifique para cada ciudadana y ciudadano de México.
Este es el instrumento ideal para cualquier oposición o grupo de ciudadanos inconformes con la manera de gobernar, en este caso, del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Además, con la posibilidad de removerlo legal y legítimamente, una vez cumplidos los tres primeros años de ejercicio de su encargo.
De acuerdo con el balance diario que escuchamos, desde que inició su mandato, sobre todo en la prensa escrita y en los programas noticiosos y de opinión de radio y televisión, incluidos los de Aguascalientes, cuando se habla del Gobierno Federal, escuchamos que estamos padeciendo un gobierno ineficiente, corrupto, dictatorial e irresponsable, que está llevando a México al caos y al desastre económico y social y que no solo no ha mejorado la economía de la ciudadanía de a pie sino que ha provocado el recrudecimiento de la violencia en México, el desabasto de medicinas, la huida de capitales, el encarecimiento de la vida y un largo etcétera.
¿No hablaría eso de condiciones ideales para solicitar y promover que la ciudadanía le revoque el mandato? ¿Por qué no lo hicieron? ¿Por qué se negaron a encabezar la petición por la revocación? Casi todos los opositores, todo el tiempo, se opusieron a la consulta que les daría la fujerza y, mejor aún, el recurso legal y legítimo para quitar del poder a un Presidente tan dañino para México y todos los mexicanos.
¿Por qué, por el contrario, la ciudadanía simpatizante del Presidente y los que lo apoyan e impulsan y creen en la Cuarta transformación del país habrían de “perder su tiempo” impulsando una consulta de revocación de mandato que no deseaban, sólo para complacer a un Presidente necesitado de satisfacer su ego, según palabras de la oposición de derecha?
El caso es que después de aprobada la Ley de Revocación de Mandato, poco más de 11 millones de personas simpatizantes del Presidente Andrés Manuel López Obrador, firmaron la solicitud de revocación de mandato en menos de tres meses y la entregaron en tiempo y forma al INE para que éste, a pesar suyo, tuviese que organizar la consulta nacional, forzado por el Poder Judicial.
Que se haya realizado la consulta el 10 de abril, no es un asunto desdeñable por muchas razones: se realizó en un día con dos conmemoraciones: una cívica (aniversario del asesinato del General Emiliano Zapata) y otra religiosa (domingo de ramos) que marcaba el inicio de la Semana Santa y un periodo vacacional que, a su vez, para muchos, fue un respiro para vacacionar después de dos años de intensa depresión de la convivencia social por la pandemia del Covid 19.
El que tan sólo con un tercio de las casillas técnicamente necesarias, con una raquítica promoción oficial del INE, único facultado para promoverla, y con una intensa “contra-campaña” para el boicot de la participación ciudadana promovida por la alianza aberrante PAN-PRI-PRD y otros grupos de derecha, así como de empresarios opositores al Presidente de la República. En suma, un conjunto de actos tolerados por el “árbitro” (INE).
El que a pesar de todo y siendo el primer ejercicio ciudadano revocatorio participaran casi 17 millones de votantes, de los cuales un millón votó por revocarle el mandato, ignorando la campaña de boicot de “sus líderes”; y 15 millones decidieron refrendar al Presidente en su encargo, no merece desprecio alguno, sino el reconocimiento por su responsabilidad cívica, sin importar el resultado.
En particular, para la ciudadanía de Aguascalientes, un reconocimiento:
- A los 43 mil ciudadanos y ciudadanas que con sus firmas no solo alcanzaron el 3% que exige la ley, sino que lo superaron en un 43%, dándole a Aguascalientes un lugar destacado de aportación de firmas para hacerlo posible a nivel nacional.
- A las 96,142 ciudadanas y ciudadanos que participaron en la consulta de revocación de mandato, sin importar que la entidad quedara en penúltimo lugar de participación con el 9.3%;
- A las 10,447 ciudadanas y ciudadanos que, con valor cívico, votaron por revocarle el mandato al Presidente, logrando el mayor porcentaje de rechazo (10.87%) de los seis estados donde hay elecciones para gobernador este año, y ubicándose en el tercer lugar nacional;
- A las 964 personas ciudadanas que ejercieron su derecho anulando el voto;
- Y para las 84,731 personas ciudadanas que le dieron su respaldo al Presidente para que concluya su mandato, (88.1% del total que votaron) y que figuraron en el escenario nacional como el tercer porcentaje más bajo de ratificación, pero que aún así fue claramente la mayoría de los votos válidos.
A esa ciudadanía que a pesar de todo salió a votar, dando ejemplo de madurez cívica y mostrando que es posible usar ese poder que por primera vez en México le da la ley, para ratificar o remover anticipadamente al Presidente de México, mi más profundo reconocimiento.
En hora buena, que la consulta de revocación de mandato llegó para quedarse.