Las hojas y los hombres

Las hojas y los hombres

[bctt tweet=»sus lágrimas son sus hojas amarillas, que ya no importan, se las lleva el viento como a los hombres se los lleva la muerte. » username=»crisolhoy»]

Cuando se acerca el final  y lo que imaginas es real, se desvanece en múltiples recuerdos y ensoñaciones, cuando contemplando el presente rutinario; se te aparecen  instantes : de otro tiempo, de otro espacio, de otra vida, de otra historia, cuando abrumado de silencio, visitas tu tenebroso pasado, cuando te das cuenta que  el presente instantáneamente se convierte en el abismal ayer. De inmensidad a inmensidad, transcurre la vida sin que la consciencia sepa porqué piensa, la consciencia no sabe si habla o es hablada. 

El devenir de los acontecimientos es la pulsión del ser, sus latidos me recuerdan la inconmensurable eternidad, la finitud, ¡la fugacidad y la brevedad de la existencia  lo que nos regala es el asombro por existir y el amor a la vida,  el incansable apego! Aquí  y ahora son conceptos imposibles de definir, también  el movimiento de la materia, de los astros, de la vida en un diminuto punto azul flotando en esta inmensidad. El presente es un movimiento continuo y un misterio.  Los días se hacen noches, el tiempo da la impresión de ser muy breve; la vida se marchita, la flor se deshoja, los esqueletos se hacen polvo, el polvo se hace tierra, y la vida surge como un capricho en la vegetación olvidada de las lápidas en los camposantos. 

Míranos a los hombres rezando, buscando evitar nuestra inmensa soledad a la hora mas obscura, la soledad de la muerte es una intuición  terrible, míranos necesitar compañía para enterrar a los que alguna vez amamos; mira el destino de cualquier ser humano. La peor tragedia y la verdad más cruda es un funeral sin personas, sin rezos, sin poemas, sin lágrimas, sin duelo.

La tierra es el infierno de otro planeta decía Huxley. Él sabía de William Blake, y de nuestros sentidos limitados; Blake intuía un ominoso infinito. Si  la vida fuera eterna, el infierno y la desesperación también lo serían, ¿quién se explica a la humanidad sin la necesidad de un infierno, terrenal o supra terreno? Los árboles pareciera son almas en pena, llorando en el otoño por las almas muertas que a nadie le importó que murieran, sus lágrimas son sus hojas amarillas, que ya no importan, se las lleva el viento como a los hombres se los lleva la muerte. 

La sangre que recorre mi alma son las palabras, no encuentro forma de hablar sin creer, necesito de mitos para no escuchar la horrenda verdad,  conocer la verdad es hundirse en el abismo de lo indeterminado, en el silencio, en la eternidad. 

Para mis sentidos la eternidad es cuando el sol anaranjado y cansado de brillar, se oculta detrás de las montañas; para mi razón, la eternidad es el la suma de todas las intuiciones desesperadas y angustias insoportables, la eternidad es el presente. 

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

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