Los subsidios a la gasolina: bajar la inflación y el impulso al crecimiento económico
Los defensores de las posiciones neoliberales se oponen a que el gobierno elimine el impuesto a las gasolinas, debido a que implicará menor recaudación tributaria, mayor déficit fiscal y deuda pública. Señalan que ello aumenta la carga del servicio de la deuda, lo que terminará reduciendo el gasto e inversión pública para pagar la deuda, por lo que termina frenando la actividad económica. Lo que tal planteamiento teórico no considera es el impacto que sobre la actividad económica tiene la reducción de impuestos en el impulso a la actividad económica.
La eliminación de la totalidad del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) que se aplica a los combustibles, por parte de la SHCP, aunado al estímulo complementario otorgado a gasolinas y diésel, a través del ISR y el IVA, es una buena decisión para frenar el alza de precios. Ello beneficiará a empresas e individuos, dada la importancia que tienen tales insumos en los costos del proceso productivo, comercial y de distribución. Al reducir el crecimiento de precios, se evitará fuerte deterioro del poder adquisitivo de la población, así como fuertes caídas del consumo, como de la demanda. Asimismo, al reducir la inflación, disminuye a su vez el alza de la tasa de interés y el impacto negativo que ésta tiene sobre la actividad económica. Al evitar mayores costos al proceso productivo, como mayores caídas de la demanda, se evitarán mayores pérdidas en la dinámica de acumulación de las empresas y mayores frenos a la inversión y caídas de la producción y de la generación de empleos.
Hay que recordar que la disminución de impuestos y los subsidios siempre son esenciales para proteger la inversión y el consumo y frenar la caída de la actividad económica. Al mantenerse ésta, la recaudación tributaria no cae, lo que permite subsanar el pago de la deuda pública en que caiga el gobierno para hacer frente a la disminución de impuestos a las gasolinas, como a los subsidios a ésta.
Por lo tanto, el mayor déficit público y la deuda, no es problema, debido a que tal política va encaminada a frenar el alza de precios generalizada, como el alza de la tasa de interés, así como los costos de producción, para proteger el poder adquisitivo de la población para frenar la caída de la demanda, lo que contribuirá a evitar reducción de la actividad económica y mayor desempleo. Todo déficit público y deuda que impulsen el crecimiento económico, se traducirá en mayores ingresos de empresas e individuos y en mayor recaudación tributaria, que reducirá el déficit público y el monto de la deuda.
El gobierno no tendrá que aumentar impuestos, ni reducir gastos para hacer frente al déficit público, ni al pago de la deuda, debido a que, al impulsar el crecimiento económico, terminará recaudando más, pues la recaudación depende del ingreso nacional. Al aumentar éste, el gobierno recauda más y reduce el déficit fiscal impulsor del crecimiento económico.
Lo que debe hacer Banxico es no seguir aumentando la tasa de interés, pues ello aumenta el costo de la deuda pública y privada, lo que implica transferencia de recursos a los acreedores, a costa de disminuir consumo e inversión, lo cual frena la actividad económica e incrementa la escasez de producción y seguirá la inflación.
El solo subsidio a la gasolina no resuelve el problema, si el gobierno federal no incrementa la inversión en las refinerías para lograr la autosuficiencia en gasolinas y no ser sujetos a los precios internacionales de ésta. Debe también invertir en la explotación del gas natural, para disminuir importaciones y así no estar importando caro dicho insumo, como ha venido aconteciendo.
La problemática actual exige dejar de lado las políticas de austeridad fiscal y las altas tasas de interés que han venido predominando, pues ello atenta sobre el crecimiento de la producción nacional y es causa de los problemas de escasez, de estancamiento, inflación desempleo, miseria y violencia que padece el país.