REGINA DÍAZ CERVANTES 2/2

REGINA DÍAZ CERVANTES 2/2

Regina Díaz Cervantes, bailarina aguascalentense de ballet clásico, de 16 años, ganó en el verano de 2019 una beca otorgada por la también bailarina aguascalentense Almendra Navarro, para un curso de verano en Francia durante tres meses, en la sureña ciudad de Montpellier. En ese momento Regina cursaba el sexto año de la licenciatura en danza clásica en la Universidad de las Artes. En Francia pudo participar en otros concursos, en los que obtuvo tres medallas de oro y una de plata. Cuando regresó de Europa, creyó que seguiría en su grupo normal en la Universidad de las Artes, pero no fue así. Por el contrario, los meses de ausencia propiciaron que la bajaron un año, con el desánimo consiguiente.

Entonces vino la pandemia coronavírica, y con ella la posibilidad de seguir estudiando, pero ahora en Córdoba, Veracruz, en el “ProVer, Programa Profesional de Ballet”. Ahí continuó estudios un año y medio. En ese tiempo hubo en Orizaba un concurso que reunió a unas 700 personas de todo el mundo, principalmente Europa y Estados Unidos, un concurso muy famoso en el ámbito del ballet, en el que participó: el “INTERNATIONAL Ballet Competition Youth America Grand Prix, al que van invitados directores de muchas escuelas. Ahí conoció al director de la Académie Princesse Grace, de Mónaco (Les ballets de Monte Carlo, anuncian en su página de Internet) Luca Masala.

Era aquella una convocatoria para mexicanos, para obtener una beca para estudiar en Europa. Regina pasó a la semifinal, la única mujer, más dos niños de Monterrey. Tuvo una entrevista con Masala, luego de la cual se decidió que tanto ella como uno de los niños obtuvieran la beca, que tuvo una duración de tres meses.

Regina viajó a Europa con otra niña, Natalia Arellano. Ella y su mamá. Allá estuvo viviendo en casa de la directora de la escuela, y tuvo la oportunidad de estar en Montpellier, Carcasona y Aviñón, aunque no hubo presentaciones públicas.

A los 12 años, tan lejos… La experiencia compensó la nostalgia. Llegó con otro panorama del ballet, tan rico y estimulante, que fue cuando en verdad quiso dedicarse a eso. Se olvidó de la Universidad de las Artes, aunque siguió estudiando la educación formal; ahora estudia la prepa abierta, desde allá.

De Montpellier pasó a Mónaco, en donde es posible alcanzar la meta que aquí se le negó. Monte Carlo tiene la mejor escuela de ballet del mundo, por encima de las rusas, etc. Ahora está cursando el segundo de cuatro años, pero la beca se renueva anualmente.

Con la pandemia tuvo que tramitar la visa para Mónaco, que llegó un poco tarde, por lo que no estuvo el año completo, sino a partir de noviembre, pero la beca fue de año completo. Al último tuvo su gala, sus exámenes, luego de lo cual el director le anunció que le renovaban la beca para un año más. No hay nada seguro, igual al término de este segundo año, o al final del tercero le dan las gracias, y adiós. La escuela monegasca es para 35 alumnos, todos son internos, y todos son extranjeros.

Como es de esperarse, transitar por el sendero de este arte obliga a grandes sacrificios, estudios en la mañana, dieta, ejercicio, universidad en la tarde. Digamos que tuvo una niñez muy distinta a la del promedio de las niñas, con un montón de cosas distintas por hacer, y privaciones, que han sido compensadas por sus logros; por la garra con la que ha asumido la realización de su sueño, y desde luego gracias también al apoyo familiar.

Y hablando de apoyos, en septiembre pasado resultó ganadora de una beca FONCA. Leo en la nota que da a conocer esta noticia: “Hoy –8 de septiembre– Regina Díaz recibe la noticia de ser ganadora de una beca otorgada por el FONCA, a la cual aplicó en la categoría de danza clásica: ya que nuestra alumna ahora se encuentra estudiando en el extranjero…“ Quien emite esta felicitación y se enorgullece por este logro es “ProVer. Programa Profesional de Ballet en Córdoba, Veracruz”. Ojalá hubiera sido la Universidad de las Artes, o alguna otra institución local, y no aquella otra a la que emigró cuando aquí no se le permitió regresar a su grupo, aun cuando en Europa había demostrado la competencia suficiente, y sólo había estado fuera un par de meses.

No tengo ninguna duda de que Regina seguirá ligada a Aguascalientes, dado que de entrada aquí está su familia, etc., pero, ¿por qué no es posible que sea alguna institución local la que se sienta orgullosa de este triunfo? Felicitarla así nomás, porque es una paisana a la que le va bien, no significa mucho. Es, digamos, algo que se da por supuesto. Total: nacimos en la misma tierra… El punto no es ese sino el hecho de que aquí no recibió prácticamente ningún apoyo para alcanzar estas metas -ni modo: tenemos el alma en el bolsillo-. Y no sólo eso, sino que quizá se le obstruyó; quizá, y por eso migró a Veracruz, en donde sí se apreció su talento, pero no con una palmada; no con una sonrisa, sino de manera efectiva.

¿Cuántos talentos habremos perdido? Personas a las que, dadas sus capacidades la ciudad, sus posibilidades y disponibilidades, termina quedándoles corta, y optan por buscar en otros lares; ambientes más propicios para su desarrollo. Ojalá y fuera posible apoyar a los artistas de manera equitativa a como se apoya a deportistas, etc.

En fin. Montecarlo es famoso por su ancestral disputa con Francia, su gran premio de automóviles fórmula 1 y sus casinos. Entonces le pregunto a Regina: ¿Ya entraste a los casinos? No, contesta, soy menor de edad… (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).

Carlos Reyes Sahagún
Carlos Reyes Sahagún

Profesor investigador del departamento de Historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Cronista del municipio de Aguascalientes.

Carlos Reyes Sahagún

Profesor investigador del departamento de Historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Cronista del municipio de Aguascalientes.

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