¿Aceptación o reprobación a las colecciones de animales silvestres en cautiverio?. Algunas reflexiones. Parte 1.

¿Aceptación o reprobación a las colecciones de animales silvestres en cautiverio?. Algunas reflexiones. Parte 1.

Los recintos para animales silvestres, son caricaturas de como los animales estuvieron en su habitar natural. Si se siguieran las políticas correctas hacia la naturaleza, no necesitaríamos ningún centro de rescate ni rehabilitación en absoluto.

Michael Fox

En 1898, Herbert George Wells creó su novela “La guerra de los mundos”, en donde la tierra es invadida por los marcianos, quienes gustan de la destrucción del hábitat humano y de la vida de los mismos al ser útiles para alimento de los extraterrestres. Destaco algunas reflexiones del personaje y narrador principal:

Tomaban la sangre fresca de otras criaturas, y se las inyectaban directamente. Obtener la sangre de un animal aun vivo es sin lugar a dudas repulsiva para los seres humanos, pero al mismo tiempo creo que deberíamos recordar cuan repulsivos podrían parecer nuestros hábitos carnívoros a un conejo que tuviera inteligencia.

Se apodero de mí de un sentimiento de despojo, la convicción de haber dejado de ser el amo para convertirme en un animal entre los animales, bajo el yugo de los marcianos. Para nosotros sería igual que para ellos, ocultarse y mirar, correr y esconderse por miedo. El miedo al hombre y su imperio había terminado, ahora los humanos somos los explotados.

Es muy probable que los marcianos conviertan a algunos en sus mascotas, los entrenarán para hacer trucos y quien sabe hasta quizá se pondrán sentimentales por el niño-mascota que tuvieron que matar, y quizá a algunos otros, los entrenaran para cazarnos.

Creada a finales del siglo XIX, se observa claramente el discurso antropocéntrico en donde la “falta de inteligencia” de los animales no humanos justifica su explotación, en lo personal considero que el autor era avanzado a su época y despreciaba el abuso y maltrato que los humanos hacen de los animales El miedo al hombre y su imperio había terminado, ahora los humanos somos los explotados…y uso su pluma para novela sensibilizar al lector contra el abuso, la violencia y el maltrato contra los animales, poniendo a los humamos en la misma situación que tienen los “inferiores”, a fin de crear empatía para con los animales para generar compasión como se destaca en este párrafo:

Yo que había hablado con Dios, salía de casa como una rata abandonando su escondite, un animal inferior, un objeto que, según el deseo de nuestros amos, bien podía ser cazado o destruido. Seguramente esta guerra nos ha enseñado la compasión, compasión de aquellos seres faltos de inteligencia que sufren bajo nuestro dominio.

Ciento veinticinco años después, las cosas no han cambiado mucho para los animales. El maltrato animal esta institucionalizado y como he indicado en mis anteriores participaciones, aunque ha habido esfuerzos por cambiar esto, poco se ha logrado y por ende, es necesario seguir haciendo evidente las muchas formas de maltrato que existen.

En este texto hablaremos de los recintos con animales silvestres en cautiverio. Siempre la historia ayuda a comprender los cambios sucedidos en el tiempo para corregir los rumbos en el presente.

Desde la antigüedad, diversos reyes tuvieron sus propias colecciones de animales para demostrar su poder exhibiendo las especies más raras y exóticas posibles. Egipto, China , Ashnurbanipal de Asiria, el rey Nebuchadnezzar de Babilonia, el rey Salomón y Alejandro Magno tuvieron colecciones de animales “exóticos” como símbolos de poder. En México la colección

de Moctezuma II sorprendido a Cortes. En la era medieval hasta el barroco se continua con las colecciones de reyes y monarcas, en ellas, las instalaciones fueron evolucionando, por ejemplo las menageries (casas de fieras) barrocas, fue el diseño circular, en cuyo centro se alzaba un hermoso pabellón. Alrededor del pabellón había un sendero para caminar que se dividía en diferentes caminos que llevaban a los recintos de los animales. Estos tenían tres lados de pared y los barrotes mirando en dirección al pabellón. En Inglaterra, las casas de fieras ambulantes aparecieron por primera vez en el siglo XVIII.

En la era moderna (siglo XIX), las “casas de fieras aristocráticas” fueron desplazadas por los jardines zoológicos modernos, con su enfoque “científico y educativo”. En 1907 se fundó el Tierpark Hagenbeck en Stellingen, (hoy una parte de Hamburgo). Es conocido por ser el primer zoo que usó recintos abiertos rodeados por fosos en lugar de jaulas de barrotes, esto para que se aproximara mejor al ambiente natural de los animales.

Cuando la ecología emergió como una materia de interés público en los años setenta, algunos zoos empezaron a considerar el hecho de hacer los programas de conservación, su rol principal.

A pesar de esos avances, cabe mencionar que también seres humanos “exóticos”, fueron expuestos en jaulas durante 1906 en el Zoo del Bronx de Nueva York, el año 1931 en la Exposición Colonial de París y en 1958 en la Expo del 58 en Bruselas con la ‘Villa congolesa’. Esta exhibición fue vista por 41 millones de personas, pero el racismo estaba tan “normalizado”, que aparentemente ninguna mostró molestia alguna por lo que estaba sucediendo en un periodo de tiempo en el que la NASA se perfilaba como la agencia más importante de Estados Unidos y el microchip estaba por inventarse.

Por las mismas razones de “normalización”, (que no es otra cosa que educación y por ende los temas en lo que se quiere educar), la mayoría de la gente que visita un parque con colección de animales, no se molesta ni indigna al ver en un lugar estrecho e inadecuado, animales solitarios (siendo que en condiciones naturales viven en manadas o parvadas) o en contraste, a veces atestado de animales que deambulan con desesperación u otros completamente estáticos y aburridos en jaulas, perchas o corrales, siempre encerrados o amarrados, esclavizados por toda su vida en instalaciones completamente inadecuadas.

La creación de la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA) en 1988 realizó un cambio de paradigma y una nueva etapa para los zoos del mundo, con la reivindicación de los principios y las prácticas sobre el trato de los animales.

Así el cambio más importante que ha ocurrido en algunas colecciones de animales silvestres en cautiverio, (aparte de la evidente mejora de las instalaciones para los animales que sugiere y exige la remodelación constante según WAZA (World association of zoos and aquariums para certificar a sus miembros), es la propia definición de colecciones de animales silvestres en cautiverio (llámese zoológico, centro de rehabilitación y reinserción o santuario).

Ahora dependiendo de las personas, empresas o instituciones a cargo de los animales, estos lugares han pasado a ser “centros culturales, educativos y de rescate y rehabilitación” donde se resguardan las especies en peligro de extinción, se fomenta la investigación y supuestamente “la mejora del bienestar animal”, donde se cuida la biodiversidad y se conciencia al público sobre la importancia de preservar todas las especies del planeta. Así, cabe destacar, que hoy en día estos lugares deberían ser por lo tanto el fomento de la biodiversidad y la educación de la sociedad.

Pero decir es una cosa y llevarla a cabo es otra. Claro que no por ponerle un “nombre ad doc” al recinto (como por ejemplo el caso de black-jaguar-white-tiger que se ostentaba como santuario aunque fue un fraude), éste mágicamente va a transformarse en un centro con las características mencionadas, ya que además de un gran costo económico, conlleva un gran esfuerzo intelectual y de investigación a la hora de comprender y brindar las necesidades de cada especie animal albergada.

La información científica generada sobre los animales va aumentando, y se debe constantemente ir implementando los nuevos conocimientos.

Por ejemplo la World Animal Protection (Protección Animal Mundial) destaca que los zoológicos y acuarios tienen el potencial para desempeñar un papel vital en la “conservación de especies silvestres amenazadas”, si se administran correctamente y se aplican las mejores prácticas, incluyendo entre estas, la creación de un comité de ética animal con miembros externos y miembros del personal responsable de los animales en cautiverio.

Según la World Society for the Protection of Animals, recomienda que la decisión de rescatar, rehabilitar y mantener a un animal en cautiverio sólo debería tomarse si:

  • Las lesiones del animal, la enfermedad o el estado de salud en general son tratables, por lo que el animal puede tener una recuperación completa sin ver disminuidas sus posibilidades de sobrevivir.
  • El animal puede ser devuelto al hábitat original o uno similar.
  • Existen recursos suficientes, conocimientos especializados e instalaciones adecuadas para el cuidado del animal.
  • Si el animal es de una especie en peligro de extinción y no está en condiciones de ser devuelto a la naturaleza se puede poner en un programa de cría en cautiverio donde su descendencia sea reintroducida en el medio silvestre.

A nivel nacional se tiene la norma NMX-AA-165-SCFI-2014 53 donde se establece las especificaciones y los requisitos para obtener la certificación con respecto al bienestar animal, conservación de especies, investigación, educación y seguridad en los zoológicos. Aplica a todos los zoológicos ubicados en el territorio nacional, tanto públicos como particulares. Lamentablemente no es una norma oficial (NOM) de carácter obligatorio, sino pertenece a las Normas Mexicanas (NMX) de ámbito primordialmente voluntario, promovidas por la Secretaría de Economía y el sector privado.

Innegable que se han hecho esfuerzos internacionales y nacionales para mejorar la vida de los animales en cautiverio, al menos en la teoría, pero en la realidad, las cosas son diferentes, por ejemplo si la institución que conserva la colección animal no está certificada (ya que es voluntario), o la ley vigente no es clara, o cae en contradicciones, y no los defiende del maltrato sino que lo propicia, o solo exige el mínimo de bienestar animal y peor aún, si la institución que debe velar por su protección, carece de personal suficiente y capacitado para la atención o supervisión de estos lugares, ocasiona que muchos recintos estén bajo notables condiciones de negligencia y crueldad animal.

Por otro lado, estos lugares donde existe el cautiverio animal, se justifica en base a cuatro objetivos principales: educación, investigación, conservación y entretenimiento.

En cuanto a educación al día de hoy, no hay nada ni nadie que demuestre que la existencia de los parques con animales en cautiverio refuerce una actitud positiva del público hacia los animales, ni tampoco que estos parques se encarguen de “formar” a sus asistentes. La mayoría de los visitantes pasan sólo unos minutos en cada lugar de cautiverio, más que nada en busca de entretenimiento que de formación. Ante el argumento de que es la única experiencia de estar en contacto con animales y con ello promover la comprensión o respeto por los animales, la realidad es que estos lugares no ofrecen información alguna o lo que hay es un poco de información sobre su alimentación, las distintas especies existentes y su entorno natural y peor aún, es común que la mayoría de las personas no lo lean y salgan del recinto prácticamente con los mismos conocimientos y educación, puesto que nadie se ha parado a explicárselo. En definitiva, se aprende mucho más viendo documentales de los animales.

Estos encierros no promueven la comprensión o respeto por los animales, y sólo enseñan al público que es aceptable interferir y mantener en cautiverio a los animales, a pesar de su aburrimiento, hacinamiento, soledad y privación de las más elementales maneras naturales de su especie, ya que los recintos les impide realizar la mayoría de los comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, escalar, cazar o acompañarse de otros compañeros de especie. Enjaular a un animal es en sí, una absoluta falta de respeto hacia su integridad física y emocional.

Ciertamente urge trabajo de educación, pues sin educación ambiental, no podemos tener resultados reales y tangibles en la conservación de la biodiversidad, esta debe incluir el fomentar acciones concretas para impedir la extracción de animales de la naturaleza, para el comercio de estas especies. Pero esta no se va a lograr por tener un recinto de animales cautivos usados como objetos o “herramientas didácticas” y mucho menos si no se prioriza el bienestar animal y una vida digna, lo que implica instalaciones y manejo adecuados, lo que evidentemente involucra muchos recursos humanos y financieros que evidentemente nadie quiere proporcionar pues en la escala de valores humanos antropocéntricos, los animales simplemente no cuentan.

En lo que respecta a investigación, se sabe que el encierro, en condiciones negativas, provoca conductas anómalas en los animales. En cautiverio, los animales están muy limitados, carecen de privacidad, y tienen pocas oportunidades de estimulación mental o de ejercicio físico. Estas condiciones suelen dar lugar a un comportamiento destructivo y anormal. Investigar sobre animales “alterados” solo brindara información sobre una población cautiva.

La investigación en los centros de animales cautivos supuestamente se lleva a cabo con el fin de comprender la biología y la ecología de los mismos. En ella se pueden reconocer dos aspectos importantes en las perturbaciones ocasionadas por los observadores. Primero, las perturbaciones pueden crear sesgos que afecten tanto la colecta como el análisis de datos. Segundo, las actividades de investigación afectan el estado y bienestar de los sujetos de investigación. Ambos efectos varían a lo largo de un continuo que va desde lo obvio hasta lo sutil.

Según la Estrategia de Investigación de EAZA (Asociación Europea de Zoos y Acuarios) en su pag 32, se hacen las siguientes reflexiones: ¿Qué nivel de estrés es «apropiado» y cuando el «estrés» se convierte en un “peligro»? Por ejemplo, la motivación en experimentos bien intencionados sobre el comportamiento, depende en cierto grado del hambre o la falta de confort, pero, ciertamente, éstos no deben ser excesivos. En muchos casos no estará claro cuando una opción es «correcta» o «equivocada» y los investigadores deben adoptar el «principio de precaución», tratando de reducir al mínimo los posibles daños que pudieran derivarse de la investigación o de una actividad determinada.

La ciencia correcta no se basa en el folklore, la anécdota, la intuición, la creencia personal, o los casos aislados estadísticamente insignificantes. Los estudios deben ser útiles, específicos, cuantificables, factibles, realistas y limitados en el tiempo, lamentablemente muchos estudios de “investigación” solo obedecen a los intereses de quien financia su realización. Los investigadores deben de sopesar el potencial incremento de conocimiento contra las consecuencias de la interferencia, también deben ser conscientes de la necesidad de evaluar las tecnologías que diseñan y aplican no solo en términos de eficiencia sino también en términos de las consecuencias sobre los animales que utilizan como medios para sus fines.

Por otro lado, las investigaciones son la herramienta más poderosa que se tiene para mostrar por ejemplo el trato cruel y abusivo que sufren los animales, al respecto comparto las conclusiones de un estudio de investigación en recintos con animales cautivos.

Tamaño del recinto en mamíferos silvestres en cautiverio: una comparación entre las colecciones zoológicas del Reino Unido y la naturaleza.

  1. En las colecciones zoológicas de Reino Unido durante el periodo de 2000-2001, la mayoría de mamíferos se mantiene en instalaciones con gran diferencia de tamaño respecto del tamaño de su área de distribución mínima.
  2. Los mamíferos conservados en colecciones zoológicas de Reino Unido durante el periodo 2000-2001 están en recintos que, en promedio, tienen un área 100 veces más pequeña que su ámbito natural mínimo
  3. Los mamíferos con una masa corporal superior a 100 kg (considerada Megafauna) conservados en las colecciones zoológicas al período de 2000-2001, se encuentran en recintos que tienen una superficie media 1000 veces más pequeña que su ámbito natural mínimo
  4. Los resultados de este estudio sugieren que si un ser humano en lugar de vivir la mayor parte de su vida en un pequeño pueblo de 1km, estuviera confinado en un espacio con las mismas restricciones espaciales que los mamíferos salvajes en cautividad en las colecciones zoológicas actuales del Reino Unido, estos humanos deberían vivir en un espacio aproximadamente del tamaño de una cabina telefónica.

En cuanto a conservación, la pérdida de hábitat, el comercio ilegal y la caza furtiva son las principales causas del declive de la población de muchos de los animales que está en peligro de desaparecer casi exclusivamente por causas andropogénicas, (por la acción del hombre). Así los depósitos de animales trabajan con reproducción para la conservación, de la cual dependen muchas especies críticamente amenazadas o extintas en la naturaleza, por lo que se requieren evidentemente parejas de animales y no sólo un espécimen aislado para después lograr la reintroducción de especies como el cóndor de california, oso panda, oryx, lobo mexicano. Sin embargo, a pesar de estos pocos éxitos, porque son muy pocos, no podemos ignorar el daño que se le está causando a los animales en estos recintos; además la mayoría de los animales cautivos no están en peligro de extinción, y aquellos que, si lo están, probablemente muy eventualmente serán dejados en libertad. Los recintos deberían ser lugares de protección de las especies verdaderamente amenazadas o extintas en estado salvaje, procurándoles la mejor y más cercana reproducción de sus hábitats, así como evitar la interacción obligada con los seres humanos.

Para el caso de los centros de rehabilitación, donde se resguardan animales decomisados, heridos, mal tratados, tenencia ilegal, después de realizar la labor de rehabilitación, existen dos panoramas posibles: la posibilidad de que sea viable la liberación a su hábitat natural o si no pudieron reintegrarse a su medio natural (superar todas las etapas clínicas, de comportamiento y nutrición, para regresar a la libertad), el proporcionarles una “vida digna”, siendo el recinto un sitio seguro donde pueden pasar el resto de sus vidas. Aquí el problema es contar con espacio suficiente, e infraestructura y personal adecuado y debidamente capacitado, excelente manejo que incluya enriquecimiento ambiental, así como contar con una planeación estratégica, y un plan de manejo constantemente actualizado de mejoras constantes, pues ninguna condición de cautiverio reemplaza la vida natural de las especies silvestres. A eso aunarle presupuesto suficiente y autoridades y encargados libres de corrupción ya que son grandes impedimentos para atender como es debido a estos seres vivos y sintientes.

Los derechos humanos presuponen que un mínimo de calidad es algo valioso, considerar que esto sea para toda la humanidad ha sido una larga conquista intelectual, social y política (situación que en muchos casos aún está pendiente). De igual forma es necesario entender que al igual que la vida humana, la vida animal también requiere un mínimo de calidad y mientras no se entienda, es necesario proponer un código ético al respeto de la conservación, experimentación, el cautiverio, el consumo, el entretenimiento, la compañía y un gran etcétera para con ellos.

En cuanto a entretenimiento, solo diré que la sociedad necesita comprender que los animales no existen para el hombre y que NO son atracciones.

El lugar de estos animales es en libertad, los esfuerzos deberían encaminarse hacia conservar estos, creando y manteniendo áreas protegidas, parques naturales o reservas de la biosfera, evitando la cacería (no normándola) y el tráfico ilegal de vida silvestre como hace la organización United for wildlife .En lugar de un espacio con animales silvestres cautivos “condescendiente, tolerante o benevolente” es mejor apoyar a grupos tales como International Primate Protection League, la Born Free Foundation, Earth Island Institute y otros grupos que trabajan para conservar los hábitats naturales de los animales en peligro. Sería ideal que los recintos actuales vayan hacia la transición de santuarios protegidos y regulados donde realmente los animales puedan liberarse del cautiverio de jaulas y recintos inadecuados para recuperar algo de su libertad.

Es urgente una campaña educativa permanente para evitar el comercio de especies salvajes, pues la asombrosa cantidad de animales salvajes peligrosos que se mantienen en privado es un riesgo real para la seguridad humana como se pudo constatar hace poco con los leones decomisados en la ciudad. Se necesita que la ciudadanía se abstenga de retener a las especies silvestres en condición de mascotas y que, por el contrario, se conviertan en agentes de cambio y denuncien estos casos, el tráfico ilegal y esto solo se logra con educación.

Quien se preocupa por los animales debe luchar para que las instituciones que los mantienen bajo cuidados humanos tengan excelencia en el manejo y prioricen el bienestar animal, lo cual se lograría certificándose, constatando así que existe planeación, normatividad, personal calificado, equipo y financiamiento para su adecuada manutención y un comité de biotética que observe y vigile el cumplimento de normas y recomendaciones, ya que el nombre sea zoológico, centro de rescate y rehabilitación o santuario, no garantiza la calidad de vida de ningún animal.

El problema real es ¿Cómo vamos a mejorar nuestras instituciones? Debemos intentar juntos (ciudadanía, instituciones encargadas y gobierno) construir soluciones eficientes y compasivas.

Dejó una buena noticia donde se constata que, sumando esfuerzos, se logran grandes sueños. Es una lástima que en Aguascalientes sigan cautivo los tigres en lugar de reintegrarlos a su lugar de origen. (EXCELSIOR: Zoológicos de México envían 200 tigres a la India; buscan salvarlos de la extinción)

Ana Romo jaulericavida1@outlook.es

Ana Romo G
Ana Romo G

Médica veterinaria y zootecnista, académica, escritora y bioeticista.

Ana Romo G

Médica veterinaria y zootecnista, académica, escritora y bioeticista.

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