INSTRUMENTOS DE CUERDA PRIMERA PARTE

INSTRUMENTOS DE CUERDA PRIMERA PARTE

Continuamos esta serie de artículos a propósito de los instrumentos musicales. Ahora es el turno de los instrumentos de cuerda. Si usted es de espíritu romántico, seguro de inmediato pensó en la guitarra; si es aficionado a la música orquestal, su mente le llevó a los violines; si de gustos más sofisticados se trata, quizá pensó en el arpa o el laúd; no faltará el nostálgico que aún recuerda al salterio…

Tomando en cuenta que los instrumentos de cuerda son apenas precedidos unos segundos en la historia del universo por los instrumentos de percusión, tomaría muchas páginas mencionarlos a todos los que ha pulsado la humanidad desde su invención y sucesiva transformación hasta los instrumentos modernos, sin olvidar que muchos quedaron en el camino. Y si añadimos aunque sea un mínimo de su historia se extendería el tema más y más y más.

Por ello en esta primera parte haremos un poco de historia de éstos en general.

Se cree con sobrada razón que el primer instrumento de cuerda como tal, fue el arco; sí, el arco ese de tirar flechas. Es bien sabido que para que lance una flecha con la fuerza necesaria, se debe estirar hasta lograr la tensión adecuada. No faltó el creativo que se percató de que el chasquido provocado al soltar esa tensión, variaba de tono (aún no se tenía tal concepto) según el tamaño del arco y en un proceso bastante largo, se añadió otra cuerda al arco, que desde luego ya no tenía la finalidad de usarse con saetas, y que por ser necesariamente de una longitud menor a la primera cuerda, tenía un sonido diferente, más agudo. Luego se añadió otra y otra, dando lugar a una especie de arpa primitiva.

¿Ha visto la representación gráfica de los ángeles tocando el arpa? Al menos así dice la gente: que los ángeles tocan el arpa. Pues bien, esas pinturas lo que en realidad ponen en manos de dichos seres, no es arpa, sino la rudimentaria lira, misma que al evolucionar dio origen a muchos nuevos instrumentos que nos harían pensar que nada tienen en común, como los citados salterio y la guitarra.

Luego de muchos siglos, recuerden que hablamos de miles de años de historia, alguien pensó que el sonido que se obtenía no tenía gran relevancia, y quizá por accidente se dio cuenta que si el instrumento estaba pegado a algo hueco, el sonido se hacía más fuerte; entonces se añadió a los instrumentos en lo sucesivo una cavidad que hiciera esta función de amplificar el sonido, es lo que se conoce como ‘caja de resonancia’.

Con menor o mayor eficacia, pero todos los instrumentos de cuerda recurren a la afinación, es decir, a que cada una de las cuerdas (o ésta sola, si es el caso) tenga una afinación específica. Las cuerdas vibran (se mueven de arriba hacia abajo) un determinado número de veces por segundo. Este número de vibraciones en un segundo (v/s) determina si el sonido es más grave (bajo) o agudo (alto). A mayor v/s sonido más agudo; a menor v/s, sonido más grave. Y las cuerdas cambian de tono por tres causas físicas:

a) Por su longitud. Una cuerda más larga sonará más grave que una cuerda más corta.

b) Por su tensión. Entre más tensa esté una cuerda su sonido será cada vez más agudo. El arpa de concierto está provista de 7 pedales que pueden modificar la altura de cada nota (Un pedal todos los Do; otro todos los Re, etc), al tensar levemente las cuerdas elevando uno y/o dos semitonos.

c) Por su grosor. Si vemos las cuerdas de una guitarra, veremos que aunque todas tienen la misma longitud, suenan en diferente tono. Esto se debe a que cada una es más gruesa que la anterior, y aún las tres últimas (primeras de arriba hacia abajo) están entorchadas, es decir, llevan un alambre enrollado que le confiere más peso a la cuerda, de ahí que también se infiere que a más masa, menos altura en el sonido.

Clasificar a los instrumentos de cuerda no es tarea sencilla. Si de cómo se hacen sonar se trata, hay instrumentos de cuerda punteada, de cuerda frotada y de cuerda percutida. Los hay con mástil, como la guitarra, la mandolina, la bandurria, etc., y los hay sin él, como el arpa, la cítara, el salterio, etc. De los instrumentos con mástil, los tenemos con divisiones, llamadas ‘trastes’, como la bandurria, el laúd, etc., y los hay sin ellas, como todos los de la familia de los violines.

Si usted gusta de tocar la guitarra y va a una tienda del ramo y pide que le vendan una “uña”, el vendedor le mostrará una amplia gama de ellas, pero quedaría usted mejor si en lugar de esa “uña”, pidiese un plectro, que tal es el nombre de ese artilugio. Y si a las distintas posiciones de la mano en la guitarra les llama usted acordes en vez de “pisadas”, se lo voy a agradecer.

Algunos de los instrumentos de cuerda en la historia de la música son: el arco, la lira, la cítara, la zanfoña, el arpa y el arpa de concierto, clavecín, piano, virginal, guitarra, mandolina, tricordio, bandurria, laúd, cello, viola da gamba, viola da braccio, viola d’amore, violín, viola, contrabajo, cuatro, charango, guitarrón, tololoche, requinto, bandolina, espineta, bandolón, ukelele, jarana, balalaika, etc. Y si además agregamos que muchos de estos instrumentos cuentan con su variedad eléctrica, la cantidad aumenta considerablemente, además de las posibilidades de nuevos sonidos que confiere la electrónica.

¿Cuál es su preferido?

Antonio Vivaldi «Concierto para cuerdas en RE Mayo.
Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

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