Todo tiempo pasado…fue anterior
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Les Luthier’s: su ayer y su hoy
Me atrevo a usar la afirmación que da título a este artículo, aunque parezca una verdad de Perogrullo, porque en efecto es una perogrullada, porque así lo afirma la RAE y, sobre todo, porque lo asegura Les Luthier’s, y eso ya es incuestionable.
¿Y quién o quiénes son Les Luthier’s (pronúnciese Le Lythié)? ¡Ah! En el remoto caso de que usted no haya oído hablar de ellos, le diré que es el grupo humorístico-musical más exitoso de todos los tiempos en el mundo; es argentino y tiene más de 50 años de existencia. Pero no solamente hacen humor y música, sino que para ello fabrican sus propios y estrambóticos instrumentos, de ahí su nombre (Lutiher, en español laudero, es quien fabrica instrumentos, principalmente de cuerda). Así que desprovisto del original francés, el grupo se llamaría: Los Lauderos.
Hagamos historia. A mediados de los años 60’ del siglo pasado, se hicieron populares los coros de las facultades de las distintas universidades argentinas, que luego se presentaban en eventos intercorales, con la particularidad de que las bromas musicales eran bastante comunes. Así, un estudiante de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, Gerardo Masana, fundó un grupo llamado I Musicisti (que al pronunciarlo en el idioma italiano, formaba un juego de palabras en español: El musichisti; el musi chiste), y para ese grupo construyó los primeros instrumentos que llamaría “informales”, con la complicidad de otro ingeniero: Carlos Iraldi, que sería el luthier durante muchos años, hasta su muerte, de Les Luthier’s. Para el concierto de presentación, tomó el prospecto de un purgante llamado Modatón, (existió el medicamento) y, al estilo de los oratorios y cantatas del S. XVIII, compuso la Cantata Modatón (Años después al grabarla Les Luthier’s, modificaron el nombre a “Cantata Laxatón” para evitar líos con la marca registrada).
Posteriores desavenencias con los integrantes de I Musicisti, se provocó la escisión del grupo en dos facciones, optando Masana por retirarse del mismo llevándose su material, tanto musical como instrumental, para formar otro grupo; así, el 4 de septiembre de 1967 debuta el grupo Les Luthier’s integrado por: Gerardo Masana, Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Jorge Maronna y Carlos Nuñez Cortez. En 1971, Mundstock abandona temporalmente el grupo y su lugar es tomado por Ernesto Acher y se integra también Carlos López Puccio; a la vuelta de Marcos Mundstock, Acher se queda ya como integrante fijo para sumar 7 integrantes. El septeto se reduciría cuando el 23 de noviembre de 1973, Gerardo Masana fallece a causa de leucemia, con 36 años de edad.
El grupo, ahora con 6 integrantes, permanece inalterable hasta que Ernesto Acher decide abandonar el grupo por diferencias en el grupo. Los motivos reales nunca se dieron a conocer. Esto fue en 1986, y desde entonces el grupo fue un quinteto. Quien es habitual consumidor del material de Les Luthier’s, no podrá olvidar a Ernesto Acher como el niño preguntón en “La gallinita dijo eureka”, o a Don Rodrigo, en la “Cantata del adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras”, el rey en “El rey enamorado”, además de ser el compositor de todos los blues univocales, 5 piezas cuyos títulos sólo emplean la vocal ‘A’ en el título de uno, ‘E’ en el de otro, ‘I’ en el tercero, etc.
Los instrumentos que todos conocemos, los habituales, los de siempre, serían instrumentos ‘formales’; piano, violín, guitarra, bajo, trompeta, etc. Y los que ellos fabrican, empleando para ello materiales no convencionales, serían los instrumentos ‘informales’. Al principio, los primeros instrumentos ‘informales’ eran de uso generalizado empleados en vez de los ‘formales’, pero con los años y buscando siempre la originalidad, los instrumentos más recientes son de uso particular para alguna pieza, como la ‘Desafinaducha’, que sólo es empleada en “Loas al cuarto de baño”, o el ‘Zapatófono’, únicamente empleado en “El asesino misterioso” El nombre de los instrumentos generalmente hace referencia al material, al mecanismo o a ambos, por ejemplo el “Tubófono parafínico cromático”, es una suerte de flauta de pan, pero empleando tubos de ensaye con ciertas cantidades de parafina para darles afinación. Como la parafina es muy sensible a los cambios de temperatura, la afinación era muy inestable, así que cambiaron la parafina por silicón, y entonces el instrumento se llama desde entonces: “Tubófono silicónico cromático”.
La “Máquina de tocar” o “Dactilófono”, es una máquina de escribir con las debidas modificaciones para que las barritas que imprimirían las letras en el papel, golpeen ahora unos tubos de diferente afinación, para provocar un sonido que recuerda al del metalófono (especie de marimba con barras de metal).
El “Nomeolbidet”, creado con un bidet de baño.
Los instrumentos ‘informales’ de cuerda son “Latín” o violín de lata”, que como su nombre lo indica, es una lata con brazo y cuerdas; la “Viola de lata” o “Violata”, similar al Latín, pero más grande; el “Contrachitarrone de gamba”, mezcla de guitarra y cello; “Cello legüero”, un bombo legüero como resonador, y un largo brazo con cuerdas; o la familia de los Pipe, alto (Alt pipe), bajo (Bass pipe), etc., que son grandes tupos de cartón uno dentro de otros, y que se mueven a la manera de un trombón, el Bass pipe está provisto de unas rueditas para su más cómoda ejecución; Los “Yerbomatófonos”, que son cocos usados para tomar el mate (de ahí la referencia a la yerba) modificados para que vibre una lengüeta al ser soplados; los Gon horn, que sólo son mangueras con un embudo, y tocados con boquilla de trompeta; la “Mandocleta”, un híbrido entre mandolina y bicicleta, a los que se han ido sumando infinidad de nuevos instrumentos, unos llegan para quedarse, y otros para ser empleados en una sola ocasión. Imposible reseñarlos todos, que suman ya alrededor de 100 instrumentos.
Las primeras grabaciones discográficas “Sonamos, pese a todo”, “Cantata Laxatón”, Y luego el simplemente llamado: Volumen 3, dejan sentir que algo falta, y es que el espectáculo de Les Luthier’s no es nada más sonoro; tiene mucho de visual, y es notorio que las pausas que siempre van seguidas de risas del público, tienen que deberse a algo que sólo se ve, pero que no se oye, así que en adelante, las grabaciones de sus espectáculos fueron lanzadas en formatos de video (VHS, luego DVD y BLU RAY).
El “compositor de cabecera” de Les Luthier’s, es Johann Sebastian Mastropiero, que por supuesto, es ficticio y su origen es el siguiente: En aquellos años de Universidad, Marcos Mundstock tenía un personaje que era un compositor llamado “Freddy Mastropiero”; cuando se formó Les Luthier’s, a Gerardo Masana esto de Freddy le sonaba como a gángster y Jorge Maronna, les recordó que a Masana en la universidad le decían Johann Sebastian Masana, en alusión a Juan Sebastián Bach; se juntaron ambas ideas, y nació Johann Sebastian Mastropiero, aunque hubo otros compositores, igualmente ficticios, que pecharon con la música del grupo, como Cantalicio Luna, Dorival Lampada (Lampiño) o Rudecindo Luis Santiago, entre otros. Lo cierto es que salvo algunos casos donde por comentarios se sabe quién de los integrantes reales compuso tal o cual pieza, la composición es colectiva, o si alguno llega con una idea ya formada, todos sugieren para su conformación final.
A partir de aquel lejano 1967, Les Luthier’s cambiaban por completo su espectáculo cada dos o tres años, con algunas repeticiones de piezas ya probadas metidas en contextos diferentes, dando vida a espectáculos nuevos, con piezas “viejas”, como en “Viejos fracasos”, de 1976, “Clásicos de Les Luthier’s”, de 1980, “Las obras de ayer”, de 2002, o “Viejos hazmerreíres”, de 2014, entre otros.
Salvo las ocasiones en que, por razones obvias, grabaron sus obras en estudio por requerir de un tenor profesional (Sergio Tulián), o de una orquesta sinfónica, además de sus instrumentos informales, (Teresa y el Oso, Voglio entrare per la finestra, o Gloria Hossana, that the question), ellos se bastan para hacer toda la música que necesitan en el escenario en sus espectáculos en vivo.
Al inicio, Les Luthier’s hacían música a semejanza “de”, es decir parecidas “a”, nunca la parodia de usar música ya existente y sólo cambiar letra o instrumentación; toda la música de Les Luthier’s, es completamente original.
Para algunas de sus composiciones tomaron como idea:
Pedro y el lobo, de Prokofiev, para Teresa y el oso.
La pasión según San Mateo, BWV 244, de Bach, para la Cantata Laxatón.
La ópera como género, para el aria: Voglio entrare perla finestra.
El lago de los cisnes, de Tchaikovsky, para su ballet El lago encantado.
El bolero en general, para varias piezas con este estilo, como Boleró, Op. 62.
Y así, han ‘burlado’ casi todos los géneros, incluyendo la música mexicana de mariachi, con su “Serenata mariachi”.
Para 1994, Daniel Rabinovich dio la primera señal de alerta en cuanto a que su corazón no estaba del todo bien. Para esa temporada el grupo recurrió a un reemplazante. Rabinovich se reintegró al año siguiente. Al inicio de la gira de 2015, Daniel Rabinovich no pudo ir con sus compañeros por orden médica, falleciendo el 21 de agosto de ese año por complicaciones cardíacas a los 71 años.
De los integrantes originales de Les Luthier’s, el único músico de profesión es Carlos López Puccio, que es Licenciado en Dirección de orquesta y coros. Los demás son excelentes músicos, pero su carrera universitaria es otra:
Gerardo Masana era ingeniero, lo que le facilitó la invención y construcción de los primeros ‘instrumentos informales’.
Jorge Maronna estudió la carrera de Medicina, aunque nunca terminó.
Carlos Nuñez Cortés tiene un doctorado en Química. Por cierto, se retiró de los escenarios en 2017, pero no del grupo; sigue colaborando en la elaboración de obras y programas, pero ya no sale a giras.
Marcos Mundstock, es, como se imaginará, locutor profesional y redactor publicitario.
Ernesto Acher es arquitecto.
Daniel Rabinovich era abogado, y de hecho hasta su infarto del ’94, atendía las cuestiones legales del grupo.
Los integrantes actuales son:
Jorge Maronna. (El que más tiempo ha estado con el grupo)
Marcos Mundstock. (A pesar de ser de los miembros fundadores, un año estuvo fuera)
Carlos López Puccio. (Se integró al grupo en 1970)
Y los nuevos, ellos sí músicos de profesión:
Horacio “Tato” Turano.
Martín O’Connor, y
Tomás Mayer-Wolf.
Gracias también a Les Luthier’s, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que de cada diez lectores de este artículo, 5… ¡son la mitad!