Toros en la Feria: una pachanga

Hace algunos años durante el gobierno del Ing. Carlos Lozano de la Torre, gran taurino, se emtió un decreto declarando la Fiesta de Toros como Patrimonio Cultural Intangible de Aguascalientes, con fundamento en los lineamientos de la UNESCO que precisan qué debe entenderse por patrimonio cultural intangible, que puede comprender usos y costumbres, ceremonias, celebraciones, fiestas, comidas, etc., que participen, preserven o difundan, modos de ser o de actuar que reflejen la idiosincracia de una región.
La fiesta de Toros tiene un acendrado arraigo en Aguascalientes, aquí enraizó bien la fiesta española, quizás por los antecedentes de las “corridas” de bisontes que practicaban los chichimecas, según ha investigado el Dr. Víctor Manuel Solís. También embona en una visión peculiar de la vida y la muerte, qué decía Federico García Lorca sólo dos pueblos en el mundo compartían: México y España. No sólo es un espectáculo, sino que es un ritual en el que el público no sólo presencia, sino participa. Ninguna fiesta más democrática ni más simbólica, cargada de referentes míticos, artísticos y en no pocas ocasiones heróicos.
La corrida de toros no es un fenómeno que se pueda apreciar en crudo, requiere una preparación, un aprendizaje y un conocimiento. Aunque el espectáculo en sí es vistoso y es alegre y por lo mismo se presta para degenerar en pachanga. El verdadero aficionado requirió de una pedagogía que ahora es dificil de lograr, por lo que muchos espectadores y muchos asistentes se quedan en la superficie.
Por sus características peculiares existe una regulación por parte de la autoridad que debería garantizar al menos una cosa: Que se cumpla lo que se ofrece. Ni más ni menos. Dentro de lo que se ofrece hay aspectos que coinciden con los de cualquier otro espectáculo: seguridad, comodidad, higiene, etc., pero también precios correctos y no engaños, como en este año que la empresa taurina cobra un sobreprecio del que no da recibo, canceló apartados de más de veinte años y la autoridad contesta que no le compete regular eso.
El otro aspecto del cumplimiento de lo ofrecido es que el ritual responda a la tradición cultural y que se respeten los elementos que lo componen. Que los toros sean toros, que no se les manipulen los cuernos, que se cumplan todos y cada uno de los aspectos reglamentarios.
Esta feria el Ayuntamiento ha renunciado a su obligación de garantizar un espectáculo taurino de acuerdo con la tradición, el decreto y el reglamento.
Es todo por hoy, hasta una próxima, si la hay.