Dos años de vacaciones de Jules Verne y la fe en el positivismo

Dos años de vacaciones de Jules Verne y la fe en el positivismo

Corriendo el año de 1888: en el siglo de la industrialización y el positivismo, Jules Verne escritor francés de vanguardia literaria y representante ampliamente conocido del movimiento literario del surrealismo, además de ciencia ficción y varias aventuras sobre la exploración y viajes que han deleitado y cautivado desde su edición y distribución a millones de lectores; publicó su novela “Dos años de vacaciones”.

En dicha novela Jules Verne presenta un escenario en el que un grupo integrado por niños, a los que hoy llamaríamos pre adolescentes, enfrentan, por la travesura de uno de sus integrantes más una mala jugada del clima, la desventura de naufragar y zozobrar en una isla desierta del pacífico sur.  

El grupo se encontraba en el barco que naufraga como parte de una actividad lúdica de su escuela, no pretendían partir del puerto, para navegar, simplemente en la noche una serie de eventos desafortunados para ellos los hizo adentrarse en el mar y sufrir por una tormenta torrencial el naufragio de su embarcación en una isla que nuestros jóvenes protagonistas nombraron la “Isla Chaimán”, en honor al colegio del que la expedición eran alumnos.

Los protagonistas en su mayoría ingleses, con un compañero norteamericano, un francés y un niño afro; conservan las estructuras y jerarquías de las relaciones sociales que en su escuela se habían establecido, donde los más grandes se ocupaban de los menores y estos obedecían por la estructura de poder previamente establecida en el colegio. Se reconocen  las habilidades intelectuales de cada uno de ellos y con poca resistencia logran llegar a acuerdos que les permitan su supervivencia

Por ser un grupo ya integrado y con relaciones sociales establecidas conservan la mayoría de las pautas de conducta, y al haber zozobrado en la mar con un barco provisto de herramientas, material bibliográfico e instrumentos de navegación y climatología, se permiten a ellos mismos generar un programa de supervivencia conservando tiempo para incluir sus estudios y así a juicio de ellos no rezagarse en sus estudios por la mala de fortuna que han sufrido.   

No requieren de un contrato social hasta que llegan al punto de nombrar su primer presidente de la colonia. Y, esté, que resultó ser el norteamericano establece una especie de constitución política para la colonia, donde se definen obligaciones y derechos de los integrantes de la isla. Todos los nuevos ciudadanos quedan conformes y establecen la democracia del ejecutivo con un cargo por un año con opción a reelección, por votación directa. Donde claramente queda excluido el compañero afro de los derechos electorales, por la naturaleza del color de piel, reflejando así una forma de racismo presente en el siglo XIX, en el que supuestamente el compañero de piel oscura aceptaba sin mucha resistencia como algo natural.  

La colonia autoproclamada <<estado libre>>, por la ausencia de influencia mayor y organizada ya en un gobierno <<“legítimo”>> electo de forma democrática, en la que sus electores tomaron en consideración las virtudes intelectuales de sus representantes, y como ya se mencionó, mantienen un programa de estudio, además de crear y seguir un programa de investigación sobre las condiciones de la isla con la finalidad de buscar recursos que nuestros expedicionarios puedan utilizar, al tiempo que realizan “arqueología”, “topografía”, “astrología”, “meteorología”, “domesticación de animales y plantas”, basados en “métodos científicos”. Se observa claramente en la novela de Jules Verne la influencia del “POSITIVISMO DEL SIGLO XIX”, para que nuestros protagonistas a pesar de su corta edad, ya se encontraban inmersos en la corriente principal de la ciencia de sus tiempos. Gran diferencia si se les compara con el grupo de niños relatados en El señor de las Moscasde William Golding, donde este último grupo mencionado por la naturaleza de su conformación de infantes en su mayoría desconocidos no contaban con relaciones establecidas con anterioridad que les permitiera conservar estructuras y solidaridades adquiridas anteriormente como los niños descritos por Jules Vernes, que si conservan sus <<solidaridades orgánicas>> acrecentando sus <<solidaridades mecánicas>> en base a la disciplina y estudio de la ciencia lo que permite que los niños de la “Isla Chaimán” tengan mejor suerte basados en su férreas solidaridades establecidas como grupo que les permite al mismo tiempo crear mejores <<estrategias de reproducción social>> que no atenten con la integración del grupo y les permite mejor adaptarse a las eventualidades.

Al inicio del segundo año de su extravío el grupo elige a su nuevo representante y no porque consideran que quien era su líder lo hubiera hecho mal, pero el puro desgaste del ejercicio del poder exigía renovar el liderazgo mediante el ejercicio democrático. Nuevamente los niños razonaron su voto y la decisión después de  sopesar los atributos de los candidatos eligió a quien consideraban que por su trabajo y labor hacía más de lo que se podía esperar de él para la conservación del grupo. Verdad que sería genial contar con una democracia en cualquier país con electores tan conscientes y decididos que no se dejan arrastrar por propagandas negras o candidatos populistas, si no que valoran y deciden en base a la capacidad intelectual y el deseo de servicio de sus candidatos, que pena que ese no sea mi país.

Aun y con que la elección fuera tan positiva para el grupo no dejó de producir resentidos, por lo que un pequeño grupo basados en pensamientos nacionalistas xenófobos tratan de crear una <<secesión>> en el grupo, para establecer una nueva colonia y dividir el territorio de la isla, aunque esta división no se veía como un rompimiento total, si era la aceptación de quienes la promovieron de que requerían tiempo a solas para valorar el papel y rol de ellos mismos dentro del grupo después de la derrota electoral. Esta separación se ve suspendida por la intromisión en la narrativa de un grupo foráneo, un nuevo grupo de náufragos que ante su llegada representan el peligro por lo desconocido de sus intenciones, lo cual generaría para el grupo de niños una coyuntura mayor que sus conflictos personales, por lo que los mismos se ven sustituidos y mitigados para buscar garantizar la unidad del grupo, nuevamente los lazos de <<solidaridad>>, son los mecanismos básicos para permitir la reunificación frente al <<Leviatán>> que representan los “extranjeros” que además son adultos.

Con el nuevo grupo de náufragos en la isla se establecen nuevas alianzas no sin un enfrentamiento sangriento, dos adultos se ven como apoyo de los menores y por su organización más el apoyo de los adultos logran repeler la amenaza, al tiempo de lograr escapar de la “Isla Chaimán” con el apoyo de sus nuevos amigos, y con ellos regresan a sus casas.

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Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

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