El Villancico (Segunda parte)

El Villancico (Segunda parte)

[bctt tweet=»Aunque de origen incierto, musicalmente hablando, los distintos cantos propios de las Posadas, desde los versos para pedir posada, hasta los festivos cantos para romper la piñata, se han convertido en algo muy mexicano.» username=»crisolhoy»]

 

El Villancico tradicion mexicana en las posadas

 

El año pasado advertimos que no toda la música navideña es villancico; de hecho en la actualidad menos de la mitad de las piezas musicales de esta época lo es. Recapitulando en ello, el villancico como tal es una canción de cuna al Niño Dios, y por tanto el texto debe hablarnos del Nacimiento, no de regalos, ni santa clauses, ni esferas, ni paisajes nevados, etc.

En cuanto a la música, ahí entramos en un terreno mucho más complejo y a la vez muy simple. Es complejo porque tendríamos que profundizar en temas muy técnicos como ritmos, melodías, folclor incluso, instrumentación, etc. Es simple porque en realidad la música como tal, no representa nada; no significa nada. Si reconocemos una melodía cómo navideña, es debido a que el texto es
navideño, o bien porque alguien nos dijo que es navideño.

Imaginemos una historia hipotética:

Un compositor ruso de apellido Tchaikovski llega con su editor y le presenta una nueva obra musical al que el compositor sólo la ha bautizado como suite fantástica op. 71. El editor, que algo sabe de música y más de cómo venderla, le dice:

–Me parece que en vez de suite orquestal, tendría buen futuro como ballet.

–Bueno, entonces ponle… ¿Ballet fantástico?

–No, no, no. De hecho me gusta para adaptar esta música a un cuento que leí hace tiempo y que me imaginé precisamente como ballet… aquí lo tengo, mira,  es El Cascanueces.

–Ah, bueno, entonces ponle “El Cascanueces” Op. 71

La historia es más falsa que un billete de $ 7.50, desde luego, pero nos ayuda a entender que si hoy pensamos en la música de esta obra como navideña, es porque la historia, el cuento de E. T. A. Hoffmann “El cascanueces y el rey de los ratones” sucede en una navidad.

Hoy día a cualquier melodía de cualquier género musical le agregamos campanitas, ya nos da una idea de navidad. Ojalá fuera así de simple…

Hermosas canciones navideñas han perdurado por generaciones como Noche de paz, Adeste Fideles, El árbol de la Navidad (O Tannenbaum), Cantique de Noël (Minuit, chrétiens), Noël, Fum, fum, fum, El tamborilero, Blanca navidad, etc.

¿Por qué este año no voltear nuestros oídos a los villancicos mexicanos? Miguel Bernal Jiménez nos regaló “Por el valle de rosas”, uno de los villancicos más tiernos del S. XX.

Por el valle de rosas
de tus mejillas,
corren dos arroyitos
de lagrimitas.
Déjame, deja; déjame deja,
que ellas mi sed apaguen
que me atormenta.

“Duerme, no llores” del Pbro. José Guadalupe Treviño, el villancico mexicano más conocido, pero poco difundido.

Os anunciamos
un gozo inmenso:
hoy ha nacido
el Salvador.

En un pesebre
sobre las pajas
y entre pañales
lo encontraréis.

Duerme no llores,
Jesús del alma;
Duerme no llores,
mi dulce Amor.

Duerme no llores
que esas tus lágrimas
parten el alma
de compasión.

“México, ángel y pastor” de Silvino Jaramillo.

Los ángeles y pastores
hicieron una coral;
dizque pa’ cantarle al Niño
que ha nacido en un portal.
Y cuando el ensayo ya va a comenzar,
y toda la gente reunida ha de estar,
uno se pega un remiendo,
otro e pega un botón,
se le reventó el huarache
al solita, y no llegó,
y de aquel ensayo nada resultó…

“Caminito de Belén”, de Julián Zúñiga

Caminito de Belén
cruza la virgen el monte
dando gozo a las estrellas
dando perfume a las flores.
Un fiel esposo hace guardia
al Niño Dios que ella esconde
y un ángel quita a su paso
las asperezas del bosque.

“Villancico michoacano”, también de Silvino Jaramillo, y hasta José Ángel Espinoza “Ferrusquilla” nos legó un villancico llamado: “Navidad mexicana”. Y  existen muchos otros, como “Alegres pastorcillos”, “Como la paja”, “Venid pastorcitos”, “Pastores venid”, además de cientos de villancicos más recientes de compositores contemporáneos.

Aunque de origen incierto, musicalmente hablando, los distintos cantos propios de las Posadas, desde los versos para pedir posada, hasta los festivos cantos para romper la piñata, se han convertido en algo muy mexicano.

Entren Santos Peregrinos, Pase la escogida, Pastorcita Virgen, Oh peregrina agraciada, Humildes peregrinos, Dale, dale, dale, Echen confites… etc.

Muchas de las letras de los villancicos no resistiría un análisis literario y en un caso específico, ni científico. Es el caso del villancico ese de: “brincan y bailan los peces en el río, brincan y bailan por ver nacida el alba. Beben y beben, y vuelven a beber los peces en el río por ver a Dios nacer”

[amazon_link asins=’B0077UEBF6,B00VG3OA0Q’ template=’ProductCarousel’ store=’200992-20′ marketplace=’MX’ link_id=’834dc9d0-fffa-11e8-a268-05357488c7c6′]

Los peces de río absorben el agua con su piel para hidratarse por un proceso llamado osmorregulación; no la beben ni la vuelven a beber. Los peces de agua salada sí beben agua por la boca, pero nunca lo harían en un río por razones obvias y definitivamente no lo harían por ver a Dios nacer.

Textos relacionados

https://dialogosenpluralidad.com/2017/12/22/el-villancico/

 

 

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!