Vuelo inevitable

A veces lo que encontramos en el camino no corresponde a lo que buscamos. Puede ser menos, puede ser distinto o incluso mucho mejor de lo que habíamos imaginado. La vida rara vez se ajusta a los planes trazados; su misterio consiste precisamente en sorprendernos con horizontes inesperados que amplían la mirada y transforman nuestras certezas.
La pequeña ave retratada en Huamantla, Tlaxcala, el 18 de marzo de 2022 descansa sobre una superficie marcada por el tiempo en la lámina oxidada, pintura despintada, bordes corroídos; sin embargo, nada de eso determina su destino. Sus alas, ajenas al deterioro del entorno, guardan la certeza del vuelo. Para el pequeño vertebrado no hay ataduras, pues la vida le otorgó la facultad de elevarse por cualquier circunstancia.
El ser humano comparte esa condición, aunque con frecuencia la complica. Entre deseos y temores, buscamos el placer o huimos del dolor, y en ese vaivén olvidamos que la esencia de la libertad no radica en evitar, sino en elegir.
Erich Fromm, en su libro El miedo a la libertad, advirtió que muchas personas renuncian a la autonomía por temor a la incertidumbre. La jaula de lo conocido resulta más cómoda que el vértigo de lo abierto, aunque en ocasiones ese encierro robe posibilidades.
El ave no se aferra al hierro ni a la pintura deslavada que le sirven de apoyo momentáneo. Sabe que ese espacio es apenas un instante en su trayecto. Del mismo modo, nosotros deberíamos comprender que lo que hoy luce definitivo puede ser solo una escala más. Cada pausa desgastada es, en realidad, una antesala del siguiente movimiento.
La lección está en fluir con la vida. La criatura emplumada no pide certezas, se confía a su fortaleza, al aire infinito, porque así fue diseñada. Nosotros, con toda nuestra complejidad, podemos aprender de esa simplicidad. La libertad auténtica no se conquista acumulando seguridades, sino aceptando el riesgo del vuelo. Quizás no encontremos exactamente aquello que buscamos, pero en la travesía descubriremos algo mucho mejor: una forma más plena de nosotros mismos.

Más allá de la mirada: Fromm enseñaba que la libertad no es solo librarse de lo externo, sino atreverse a elegir aun frente al miedo. Volar, como lo hace esta ave, implica confiar en que el aire sostendrá, incluso sin garantías.
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